Los velorios son deprimentes y más aún si es el de tú madre, hay muchas personas a mi alrededor todos murmuran y esperan a que de un paso adelante para decir unas palabras. Cosa que me parece ridículo.
¿Decir una palabras para quién?
Para el público, para la gente avariciosa que esta esperando la oportunidad para poder quedarse con algo del dinero que tanto le costó hacer a mi madre, decir unas palabras para el público y derramar algunas lágrimas para que sientan pena por mí.
Patético.
Respiro profundo y acepto el micrófono que el cura me tiende.
— ¿Que hacen aquí?— En cuanto mi voz suena por el cementerio todos se quedan en silencio— ¿Vinieron a lucir sus mejores vestidos negros? Por que la verdad que no lo entiendo, las únicas personas que realmente se preocuparon por lo que había ocurrido fueron los padres de Christopher— la mayoría de las personas solo me miran con asombro, claro, porque todo lo que sale de mi boca es verdad— Ninguno de ustedes eran cercanos a mi madre, nadie se preocupaba en si estaba bien o mal simplemente les importaba el dinero que podía generar con sus diseños.
Por unos segundos mis ojos se detienen en Devon quien me mira como si estuviera orgulloso de lo que estoy diciendo.
— Jodanse y dejen descansar a mi madre en paz.— suelto el micrófono y voy hasta donde esta el pelinegro que es mi acompañante.
Su mano se entrelaza con la mía, mi vestido y su traje están húmedos la llovizna no ha parado ni un segundo. Es como si incluso el día estuviera en duelo, como si el cielo quisiera cumplirle aquel último deseo de un día lluvioso como despedida.
Mientras pasamos las personas nos miran pero ninguna dice nada, siento un pequeño dolor en el corazón al dirigir mi mirada hacía atrás y ver cómo su cajón baja poco a poco para ser cubierto de tierra.
Adiós mamá.
Un fuerte trueno ruge cuando pasamos por los enormes portones del cementerio, la lluvia vuelve a hacerse más intensa por lo que nos vemos obligados a correr hacia su auto.
Devon enciende el motor pero antes de comenzar a conducir me da un beso en los labios haciéndome estremecer.
— Me vuelves loco y a veces no en el buen sentido— admite con una sonrisa malévola en sus labios, una de sus manos baja hasta mi clavícula y acaricia el tatuaje.
Mi piel arde ante su tacto, la zona se ha irritado un poco. No puedo evitar pensar en si su tatuaje también se ha inflamado y está sintiendo el mismo ardor que yo ahora.
Él aparta sus ojos de mi y los coloca en el camino lluvioso, ya ha anochecido y debemos descansar. Mañana por la mañana debíamos salir hasta el pueblo al que Victoria había llamado Butterfly, la verdad que estoy ansiosa sobre lo que pueda pasar pero intento controlarme y centrarme en las calles adornadas de luces por las que estamos pasando. Hay varios restaurantes, tiendas de ropa y zapatos y la gente deambula por las veredas con los paraguas en alto para protegerse de las gotas de agua.
— ¿No vamos a ir a tu departamento?— pregunto cuando veo que ha estacionado el auto delante de un local de vestidos elegantes.
— Los Wilson no se toman la celebración del diecinueve a la ligera, Chloë.— dice mientras dirige sus manos a la puerta para abrirla.
Hago lo mismo que él y salgo de vehículo, la llovizna moja mi vestido negro nuevamente pero corro hasta el techo de la tienda, Devon por el contrario camina con desinterés como si no le molestara en absoluto mojarse. Una vez está junto a mi me toma de la mano y entramos en el local, claramente desentonamos un montón en aquel lugar.
Los vestidos de colores claros, las paredes blancas y las chicas con vestidos casi tan elegantes como los de los maniquíes nos dan las bienvenida pasando por alto el hecho de que estamos mojados y vestidos completamente de negro.
— Hola, buenas noches— Saluda.
Devon saca su celular del bolsillo y da dos pasos hacia adelante para estar mas cerca de la chica de cabellos negro que lo observa embobada. Claro, luce demasiado atractivo con el pelo húmedo sobre el rostro, con el traje negro y ese tono de voz suave pero afilado con el que le habla.
—Buenas noches ¿Tendrán este vestido?
La chica dirige sus ojos hacia el celular y mira la imagen que Devon le está enseñando por unos segundos, luego le sonríe simpáticamente y esto me hace entrecerrar los ojos ¿Le esta coqueteando?
— Si, ven por aquí— responde y antes de darnos la espalda para comenzar a caminar le da una última mirada al Cuervo.— Creo que tenemos ese diseño.
Devon baja el celular y yo aprovecho para intentar ver cual es el vestido que le ha enseñado a la chica pero guarda el celular en su bolsillo demasiado rápido por lo que no logro ver nada más que un destello blanco.
La chica le dice que espere unos segundos y luego aparece nuevamente con un vestido blanco precioso colgado en una percha.
Devon observa el vestido y luego a la chica, sus ojos grises se posan mas tiempo del que me gustarían en el cuerpo de la pelinegra y esta parece percatarse de eso por lo que se para aún más derecha.
— ¿Lo vas a llevar?— pregunta.
— Si— afirma Devon volviendo sus ojos a mi.
— ¿Entonces lo guardo en una caja?— pregunta con dulzura haciendo que tenga que apretar los puños para no golpearla.
— Es para mi novia, me gustaría que se lo pruebe— Los ojos de la chica caen sobre mi y al fin parece notar mi presencia.
— Ah, sí por supuesto.— responde mientras me hace un gesto no muy amable para que la siga.
—Así que novia ¿Eh?— digo mientras su voz diciendo aquello suena en mi cabeza.
No lo dejo responder y sigo a la chica por un pasillo ancho cargado de espejos que me devuelven un reflejo deprimente de mi vestido mojado.
— Ten cuidado cuando te lo pruebes y trata de no estropear la alfombra con agua.— Cuelga el vestido en un elegante perchero que había en el vestidor y luego me deja el paso libre para que entre en el lugar
—Claro.— respondo.
Cuando veo que me da la espalda cierro la puerta y observo con detalle el vestido que está colgado delante mio.
Es casi tan blanco como unas nubes de verano, tiene un escote pronunciado hacia abajo llegando casi hasta el ombligo, las mangas son transparentes y de una tela diferente a la del corset. Siento un ligero cosquilleo en cuanto veo el tajo que tiene en una de las piernas.
Es un vestido precioso, elegante y fino.
Con lentitud me quito el vestido negro y me coloco el blanco que a diferencia del que llevaba puesto desprende sensualidad, fortaleza y seguridad. Se amolda perfectamente a mi figura, marca las caderas y cintura, mis pechos resaltan un poco y el tajo que tiene en la pierna se luce cuando me muevo.
La puerta del vestidor se abre y Devon se asoma por ella con una caja de lo que creo son zapatos que arriba tiene un antifaz blanco con brillos.
—Quiero que te pruebes esto también...— dice y en cuanto levanta la vista sus ojos se entrecierran mientras analiza mi escote.
— Mi cara está aquí arriba.— le digo.
— Lo sé.— apoya la caja en el suelo— Solo estaba analizando y creo que no vas a poder llevar ese vestido puesto.
Lo miro con confusión haciendo que él pase la lengua por el lado de adentro de su mejilla mientras me devora con la mirada.
— No quiero tener que asesinar a nadie porque se detuvo a mirarte dos segundos más de lo que debería.— acaba por decir.
— ¿En ese caso debería asesinar a la vendedora?— pregunto imaginando como sería eso, como se sentiría la sangre caliente de aquella chica sobre mi cuerpo.
Él sonríe y me hace un gesto para que abra la caja.
Hago lo que me indica y me quedo boquiabierta al ver lo hermosos que son los zapatos, los saco de la caja mientras paso mis dedos por cada una de las piedritas brillantes que lo adornan.
— No traje dinero para pagar todo esto ahora— le digo mientras coloco el pie dentro del zapato que me da cinco centímetros mas haciéndome quedar casi a la altura del Cuervo.
Él toma el antifaz y me lo tiende para que me lo pruebe.
— Corre por mi cuenta.
— Ni de broma, esto debe ser demasiado caro.— digo mientras ato el antifaz.
— ¿Y?— pregunta indiferente.
Dirijo mis ojos al espejo y... Wooww, los zapatos y el antifaz son los complementos perfecto para el vestido ya que ambas cosas mantienen la misma gama de colores pero en tonos distintos de blancos.
Devon da dos pasos adelante mientras me toma de la cintura para pegar mi trasero a su entrepierna, me dejo llevar por sus manos y siento lo duro que está.
Muevo un poco mi cintura para estimularlo y entonces sus agarré se vuelve mas fuerte haciendo que un grito de sorpresa salga de mi boca.
Me doy media vuelta para estar frente a frente y antes de poder tocar mis labios con los suyos un golpe en la puerta hace que me sobresalte.
— Estamos por cerrar.— dice la misma chica que no atendió.
Devon le dedica una última mirada a mi cuerpo y dice:— Será difícil no querer arrancarte ese vestido mañana.
Y dicho eso sale del vestidor para que pueda cambiarme.
(...)
Después de bañarnos nos acostamos para poder dormir, mañana al amanecer comenzaría el viaje hasta Butterfly que según lo había encontrado en Google queda a seis horas en auto de aquí.
Me pongo boca arriba y esto llama la atención de Devon quien acaricia con suavidad la cicatriz que decora mi pierna.
— ¿Qué clase de alucinaciones tenías?— susurra.
Me quedo callada por unos minutos intentando descifrar a que se refiere y finalmente llego a la misma conclusión.
— No tenía alucinaciones.— afirmo— Mi padre dijo eso después de que lo intentara asesinar dos veces, no quería tenerme en la casa porque a medida que fui creciendo ya no toleraba sus maltratos.
Él se queda callado mientras aún continúa acariciando mi pierna.
—Mi madre siempre había creído que sola no podría— le cuento— Pero cuando él se largo fue como si ella renaciera, al principio quedamos en la misma mierda. Incluso debíamos comer de la basura pero con el pasar del tiempo salimos a flote...
Trago saliva mientras me acurruco sobre su pecho, respiro hondo mientras dejo que el olor fresco del jabón me embriague.
— Mi padre también solía ser un bastardo—dice mientras comienza a acariciar mis cabellos— Pero era bueno, nos amaba y hacía lo posible por cuidarnos. Solía decir que nunca debía dejar que nadie me tocara.— se queda en silencio haciendo que en mi mente se formen los peores escenarios— No sabía a qué se refería hasta que estuve en el orfanato.
Se queda callado y esto me hace ponerme de costado para poder verlo, no luce enojado o triste simplemente tiene los ojos cerrados como si esto le permitiera volver a ese entonces.
— Los Wells tardaron meses en poder adoptarme y en ese tiempo vi demasiadas cosas que un niño no debería ver o experimentar—acaricio su cara con la yema de mis dedos— Tenía demasiado enojo,— dice pero se corrige al instante—
aún sigo teniéndolo pero lo puedo controlar, antes simplemente no podía y quería destruirlo todo. Creí que había algo malo en mí, que esas mujeres y hombres me habían dejado roto pero los padres de Connor me hicieron sentir bien, me entrenaron y me mostraron que había otra manera de frenar el enojo que no sea lastimando mi cuerpo.
Él me toma de la mano y la lleva hasta su abdomen desnudo
— Los tatuajes se transformaron en una coraza que esconden cicatrices.
Siento como él arrastra mis dedos por cada una de las cicatrices que se esconde detrás de la tinta.
Ninguno de los dos dice nada más y simplemente nos quedamos en silencio haciendo que el sonido de la lluvia nos envuelva y caigamos dormidos.
(...)
El sol aún no ha salido cuando emprendemos el viaje luego de desayunar, solo nubes blancas libres de lluvia invaden el cielo dándole un aspecto algo tenebroso a la carretera.
Devon había guardado nuestras maletas en el baúl, mientras hablaba con Victoria quién parecía estar feliz.
— ¿Que crees que pasará hoy?— me había preguntado Penny quién mas que feliz parecía nerviosa.
— No lo sé. — respondí mientras miraba a Victoria hablar con Devon.
— Tengo miedo de que todo se torne raro no estoy muy segura de ir...— había dicho Penny pero no había logrado terminar de decir la oración ya que Victoria la había llamado.
Ahora en el auto aún revolotea en mi mente el porqué dijo eso, estoy mas que segura de que sentía miedo y no se sentía apta para presenciar lo que sea que ocurra hoy en la noche.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...