Dos semana, ese es el tiempo exacto que ha pasado desde que enterramos el gato, desde que le conté lo de mi padre y desde que le dije que me había besado con su mejor amigo. Sus palabras me habían decepcionado, pensé que reaccionaría de forma diferente ante lo que le había dicho, que me diría otra cosa o que mostrara algo de interés pero no, si no que todo lo contrario. Después de eso no volvimos a cruzar palabras, ni siquiera me miraba cuando nos veíamos en los pasillos.
Dejó de jugar con la funda de mi móvil e intento poner atención a lo que están diciendo Bastian y Penny.
—Hoy es la fiesta del apagón...—Comienza a decir pero el chillido agudo de la rubia lo interrumpe.
—¡Connor me invitó a ir con él!—dice y una punzada de culpa me inunda.
Aún no había juntado el valor para contarle lo que había ocurrido, me sentía la peor y llevar ese secreto a la espalda me estaba costando demasiado. Sobre todo al tener que oírla hablar todo el rato de lo genial que es el pelirrojo, de lo bien que la trataba y de lo atento que era con ella.
Levantó la vista por unos instantes y la observó, el hematoma que le habían hecho el día del secuestro aún persiste pero en un color gris claro por lo que ya casi ni se nota. Recuerdo cómo me abrazó cuando me vio entrar por la puerta del departamento y como había jurado matar a la chica que me había herido la espalda. Nadie le había hecho nada, Devon, el maldito Devon había llegado a su rescate.
Él impidió que un hombre abusara de ella, así que si por un lado agradezco que se fuera y me dejara sola en el bosque de esa forma pudo estar en el momento correcto para Penny.
—Ya tengo un vestido precioso—continúa hablando. — Encima es de su color favorito, tiene algunas perlas en la falda...
Me pongo en pie sin sentirme capaz de seguir escuchándola por más tiempo.
—Voy al baño, enseguida vuelvo—digo y salgo de la cafetería sin darles tiempo de que digan algo.
Debo contarle lo que ocurrió, solo había sido un estúpido beso, nada más, pero esa simple acción tenía el poder de arruinarlo todo con Penny. Así que con más razón debía ser sincera.
Camino por el pasillo del establecimiento y en cuanto veo la puerta que dice "baños" entro sin más. En el interior no hay nadie así que voy hasta las canillas y lavo mis rostros sin preocuparme de tener que actuar como si todo estuviera bien.
Me miró en el espejo, veo como unas grandes bolsas oscuras decoran la parte inferior de mis ojos, estos últimos días no había podido pegar el ojo. No se si era por que el hecho del secuestro aún me atormentaba o por que sabía que tenía a una asesina durmiendo en el cuarto de al lado.
Una de las puertas de los baños se abre y como si la pelinegra supiera que está pensando en ella hace presencia en mi campo de visión.
También luce cansada, la venda que le habían puesto en el hospital aún decora su cabeza y como de costumbre me observa con mala cara.
—¿Qué te pasa?
—Yo...
Después de lo que había ocurrido casi no la había visto, nunca hablamos de lo que había pasado y mucho menos me atreví a hacerle preguntas.
—¿Estabas llorando?—pregunta como si estuviera regañándome.
—No, estaba...—respondo con rapidez-Estaba pensando.
—¿En los labios de Devon o en los de Connor?—Dice haciendo un gesto burlón.
—¿Quién te lo dijo?
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...