Observo como el rubio se aleja mientras pienso en sus últimas palabras.
Feliz catorce de febrero.
Niego con la cabeza mientras bajo la mirada y veo un trozo de papel pequeño con números escritos en él.<<Llámame si me necesitas.>>
Vuelvo a mirar a Evans pero ya ha desaparecido. ¿Será realmente su número o es simplemente un papel que ya estaba ahí?
Pienso por unos segundos en si guardarlo no pero finalmente lo meto dentro del bolsillo de mi campera y me pongo en marcha para ir a mi departamento. Había quedado con mi padre en que hoy saldría para su casa, tardaría tres horas en llegar ya que había escogido sacar un boleto en tren para poder salir esta misma noche.
Antes de abandonar por completo las gradas escucho como en los altavoces la voz del director hace presencia e invita a todos los estudiantes a asistir al acto que se llevará a cabo luego de finalizar las clases, suspiro y nuevamente el recuerdo de mi madre llega a mi mente. Siempre había adorado los actos escolares, decía que era una buena oportunidad para lucir sus diseños.
Tenía razón, si era una buena oportunidad. Ya que la mayoría de las veces las demás madres les preguntaban de dónde eran sus vestidos y cuando le habían costado.
— Con un poco de dedicación cualquier piedra puede convertirse en diamante— solía responder mientras reía.
Trago saliva para intentar aliviar el maldito nudo que se me ha hecho en la garganta, me gustaría gritar y hacer un escándalo como solía hacer cuando era niña y mi padre me castigaba. Me gustaría poner la voz en el cielo y llorar mientras siento pena de mi misma, pero exactamente ahora ni siquiera fuerzas para eso tengo.
Cuando llego a mi departamento abro la puerta y entonces lo veo sentado en el sillón jugando con una libreta, tan solo verlo hace que se me encoja el corazón.
— ¿Qué haces aquí?— cierro la puerta detrás de mí— ¿No se supone que deberías estar en clases?
— Lo mismo me pregunto— responde sin mirarme.
— Devon, lo siento pero no estoy para tener una conversación contigo ahora— le digo mientras camino hacia mi cuarto para armar la mochila.
Él me sigue y se queda parado en el marco de la puerta.
— ¿Te vas a lo de tu padre?— pregunta y me lo quedo mirando.
— Si— Guardo mi ropa en una mochila mientras pienso en lo rápido que había ido Evans a contarle— ¿Fue Evans quien te lo dijo?— En cuando el nombre de su mejor amigo sale de mi boca su mirada se vuelve dura.
—¿Qué mierda tiene que ver Evans?— pregunta mientras abandona el marco de la puerta y se para delante de mí.
Alto, imponente, peligroso y sumamente atractivo así es como se ve de cerca. Estoy mas que segura que si no le estuviera poniendo tanto empeño en culparlo por lo que ocurrió ahora mismo estaría besándolo y pidiéndole que me quitará la ropa.
— Nada, olvídalo.— Agarro un par de zapatillas y también las guardo en la mochila.
— Me estás cansado, Chloë— Dice llevando ambas manos a su cabello.
— ¡Y tú a mí!— le respondo perdiendo los nervios— ¿Qué es lo que mierda quieres, Devon?
Él entrecierra los ojos y termina de cortar la distancia que había entre nosotros pegandome a la pared, mi mirada se desvía a sus labios y siento la repentina necesidad de besarlo, de hacer que su boca me haga olvidar de la existencia del dolor. No quiero sentir nada más, porque al final él había tenido razón cuando dijo que el amor dolía.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...