Siento mi pecho subir y bajar con velocidad, estoy respirando tan rápido que duele. Doblo la hoja con las preguntas del trabajo tan pequeñita que me cabe en el bolsillo.
Observo a Devon que parece estar conteniendo la risa, él no parece alterado o molesto. Unos fuertes ladridos hacen que nos pongamos de pie y sin que digamos nada comenzamos a correr.
—¡El guardia de seguridad tiene perros!—mis piernas se mueven tan rápido que creo podrían salirse de mi cuerpo.
Nunca imaginé que mi muerte iba a ser así, devorada por los perros de un guardia de seguridad. ¡Que horrible! Siempre imagine algo muchísimo mejor, como morir en un naufragio o no lo sé algo con más clase.
Los ladridos suenan cada vez más cerca y yo tengo tanto miedo que no me atrevo a mirar atrás, Devon correr muchísimo más rápido por lo que en cuestión de segundos él está una cuadra delante de mi. Tomo una gran bocanada de aire y me dispongo a correr por mi vida.
Cuando lo estoy por alcanzarlo él se frena en seco delante de un edificio, pasa una tarjeta roja en el aparato que está en la entrada y las puertas se abren. Ambos entramos al edificio y en cuestión de milésimas de segundos vemos pasar a los perros corriendo.
Lo fulminó con la mirada y el señorito no hace más que ignorarme y entrar en el ascensor, sin decir una palabra entro también a la caja metálica llena de espejos.
¡Joder! Mis pelos no parecen más que un nido de pájaros, mis mejillas están rojas y...
—Eso fue intenso, pero lamento decirte que debes irte a tu casa—dice en cuanto el ascensor se detiene.
—Debes estar bromeando.— digo mientras intento acomodar mis cabellos para que se vean más prolijos.
—No lo hago.
Ignorando por completo lo que ha dicho salgo del ascensor y lo sigo por el estrecho pasillo de paredes blancas, él se frena delante del departamento N°44 y con gran agilidad saca unas llaves de su bolsillo, abre la puerta y entra en el interior.
—Puedes quedarte unos minutos, tomar agua, peinarte y luego te vas.
—Realmente no quiero molestarte pero no pienso irme.
No pienso salir afuera otra vez, ¿que tal si los perros aún seguían por ahí buscándonos y en cuanto mis pies tocara la acera se lanzan sobre mi para comerme viva? No, de ninguna forma iba a salir.
Él se recuesta sobre el sofá rojo que esta en la sala y entonces caigo en cuenta de la situación, ¡Que puto miedo!
Devon suspira y seguido de esto suelta una risita entre dientes, yo no hago más que observarlo con atención.
—Definitivamente tú tienes la mala racha.
—¿Yo tengo la mala racha?— pregunta incrédula.
—Si, he pasado horas de la madrugada vagando por los pasillos y nunca me topé con el guardia.
Me quedo esperando a que continúe pero él no hace más que terminar la conversación ahí, trago saliva lentamente al observar cómo comienza a quitarse el buzo negro que trae puesto para quedarse con la remera de mangas cortas. Dejándome una excelente vista de sus brazos tatuados, que para serles sincera jamás he visto a alguien que le quedará tan bien como a él.
Me concentro en su mirada que está puesta en los azulejos del piso y Oh, Dios.
¿¡Como es que alguien puede verse tan bien solo mirando el suelo!?
Como si se percatara de que lo estoy mirando Devon levanta la vista y ese es el momento exacto en el que me paralizó, su mirada es demasiado intimidante. No me extraña en lo absoluto que crean que ha a asesinado a alguien, con esa mirada tan fría da la sensación de que si quisiera podría sacarte el corazón del pecho para estrujarlo y volver a ponerlo en su lugar como si nada hubiera pasado.
¿Donde me estoy metiendo?
Devon se pone en pie—¿Sabes? Haz lo que quieras, yo voy a bañarme.
Pues entonces déjame ir contigo.
—Ya quisieras, bambi.
Joder. Lo he dicho en voz alta.
Siento arder mi mejillas y pienso en lo mucho que me gustaría ser una avestruz y esconder mi cabeza en la tierra.
Devon pasa por mi lado y yo me esfuerzo por no mirarlo, cosa que obviamente es imposible.
—Si vas a quedarte puedes dormir en el sofá—dice pasando ambas manos por su cabellos y entrando al baño.— Y si vas a quedarte...—vuelve a decir— Deja de pensar en cochinadas, pecadora.
En cuanto cierra la puerta detrás de él suelto todo el aire que había estado conteniendo, no quería quedarme aquí pero tampoco quería salir y correr el riesgo de que me atraparan.
Me quedo unos segundos parada en mi lugar y finalmente optó por sentarme en el sillón rojo donde antes había estado el demonio tatuado, observo mi entorno y por primera vez desde que llegue noto la estantería llena de libro enfrente de mi, también hay un enorme televisor con una consola de juegos abajo y un gran cajón con lo que creo que son dibujos.
Escucho sonar mi móvil y atiendo en cuanto leo el nombre.
Penny.
—Al fin atiendes.—dice chillando del otro lado de la línea—¿donde estas? Ya han pasado casi dos hora, nos tenías preocupadas... Yo quería salir a buscarte pero Victoria no quería dijo que si estabas con Devon estarías bien pero...
—Estoy bien—la interrumpo para calmarla—Gracias por llamar.
—Te llame un millón de veces, si no atendias ahora iría a buscarte aún que Victoria no quisiera.
—Te dije que estabas haciendo un espamento por algo que no iba.—dice Victoria.
—¿Donde estás, Chloë?—Penny aún suena preocupada.
—Estoy en... Casa de Devon—digo haciendo que la situación se vuelva aún más real.
Escucho unos cuantos chillidos del otro lado de la línea seguido de un millón de preguntas las cuales no puedo responde porque Penny habla tan deprisa que no hago tiempo de entender todo lo que dice, y luego finalmente ambas toman la decisión de que lo más seguro es que me quede en la casa del desconocido ya que si salgo quizás de trape el guardia y ese sea mi fin como periodista.
Hablamos unos minutos más y luego cortan la comunicación con la excusa de que deben dormir.
Observo el techo, al final mi primer día de clases en la universidad había sido un caos.
La puerta blanca del baño se abre he inconscientemente mi vista se desvía hacia ahí con la esperanza de que Devon salga con el torso descubierto y una toalla envuelta en su cintura pero para mi mala suerte sale completamente vestido.
¡Eso no es lo que ocurre en los libros!
—Que pervertida eres.—no, rayos que vergüenza—¿Esperabas verme desnudo?
—No—mascullo bajando la mirada para que no note lo nerviosa que me ha puesto con su pregunta.
—Lamento romper tu corazón pero aunque lo desearás con todas tus fuerzas no cualquiera tiene el placer de verme desnudo.—dice pasando una de sus manos por su húmedo cabello.
—Tienes el ego un poquito alto ¿no lo crees?
Como para no tenerlo.
—Quizás.
Él me dedica una sonrisa y siento un pequeño escalofríos al observar su entrepierna que me deja a la imaginación varias cosas.
Uow, uow. Alto ahí pequeña pervertida, ese es un terreno peligroso en el cual no quieres jugar ¿o si?
Devon va hacia su refrigerador que está del otro lado, saca una botella de agua y toma un largo trago, luego me ofrece un vaso con agua pero estoy tan avergonzada de mis propios pensamientos que le digo que no me apetece.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...