Si hubiera una forma de calcular el momento exacto en el que mi vida se fue por la borda diría que cuando maté al hombre que había intentado abusar de mi, desde ese día nada volvió a aparentar ser normal en mi.
Creí que cuando logrará vengarme vendría la paz, pero fue todo lo contrario.
El caos me nublo la vista, había arruinado la única posibilidad que tenía de darle un giro a mi vida, ahora en lugar de tener evidencias de lo que hacías los cuatro tenía evidencia de un asesinato donde yo era la principal culpable.
Siento las fuertes manos de Devon sujetándome, había pensado que matar a mi abusador no solucionaría nada. Pero ver cómo su sangre mancha mis dedos y ropa no hace más que hacerme enloquecer.
Lo veo retorcerse y llorar,—Suéltame. —le pido al Cuervo.
—¡Debes calmarte!—espeta mientras sus manos sueltan mis brazos.
Respiró profundo y me giro para quedar cara a cara con él, su cabeza cae hacia adelante provocando que varios mechones de pelo negro se coloquen sobre sus ojos. Con una de mis manos rojas acaricio su rostro, su cuerpo se tensa ante mi repentino tacto y entonces inclino mi rostro hacia atrás para poder ver sus definidas facciones que aún me asombran, es tan perfecto que aún dudo que sea real.
—Déjame hacer esto.—murmuró.
Sus ojos grises me miran con fascinación, su boca se abre ligeramente y una mueca macabra aparece en su rostro. Jamás creyó que yo podría pedirle una cosa como aquella, no era ese tipo de personas que se dejaba llevar por el enojo siempre creí que el karma y el universo se encargaría de las personas como el hombre que estaba atado a la columna pero tenerlo frente a mí suplicando por su vida no hace más que hacerme arder en excitación y satisfacción.
—Salgan del cuarto. —ordena Devon en un tono de voz firme.
Victoria, Evans y Connor abandonaron el lugar sin decir nada.
Sin darme cuenta ya estoy caminando hacia el hombre quien súplica que no le haga daño.
—Hazlo sufrir—dice Devon y esa es la señal que esperaba para clavar el cuchillo que aún tengo en mano.
Empujé y tire del cuchillo haciendo que la punta de este choque algo duro en su interior, metí el arma blanca aún más adentro y entonces la retire para volver a introducirla con aún más fuerza. Los gritos ahogados de súplicas no hacen más que ser música inspiradora para que continúe con su ejecución.
El sudor comenzó a caer por mi frente cuando pierdo la noción de cuántas veces el cuchillo entro y salió de su pecho, intento limpiarlo con mi antebrazo pero lo único que logro es mancharme la cara de rojo sangre.
—Chloë...— logra murmurar mientras borbotones de sangre salen de sus labios.
—Dime.—le contestó mientras introduzco por última vez el cuchillo en su pecho.
—No me arrepiento de nada. —dijo y sus ojos se apagaron.
—Y yo tampoco.— le respondo al cadáver mientras junto saliva en mi boca y luego lo escupo.
Aparte mi cabello del rostro y gire sobre mis talones para ver a Devon, quien está cruzado de brazos mirándome con concentración, hay algo en la forma en la que sus ojos me miran que me hace creer que luce... ¿Orgulloso? ¿Sorprendido? Sea lo que sea esa chispa que desprenden su mirada me produce sentimientos raros en el pecho.
—Eso estuvo bien—Dice Devon con voz ronca.
Mire el cuerpo masacrado de José aún atado en la columna y sentí un repentino aumento en mi pulso. Acababa de matar a alguien y en lo único que podía pensar era en que se había sentido jodidamente bien ver al hijo de puta suplicar.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...