En cuanto pasamos el enorme puente con el cartel dorado que dice el nombre del pueblo todo comienza a tener una vibra distinta, por lo que me fue contando Devon en el camino es un pueblo con menos de dos mil habitantes, las casas son todas de un estilo victoriano muy particular y el lugar que rodea el pueblo lo es aún más ya que toda la ruta para llegar hasta aquí no fue mas que una carretera rodeada de pinos, pero cuando estábamos a unos pocos minutos de nuestro destino final el paisaje cambió por completo apareciendo en nuestro campo de visión unas enormes montaña y un acantilado gigante del lado derecho de la carretera con un mar abierto.
— Mierda.— murmuro mientras el vértigo me invade.
— Cuando éramos más pequeños lo que más nos gustaba de vivir aquí era el acantilado, una vez Victoria amenazó con tirarme y me empujó enserio— me cuenta Devon cuando giramos a la izquierda y nos metemos por una calle fina dejando de lado el acantilado— Creí que iba a morir.
Nos frenamos en un semáforo en rojo y esto me da lugar para observar algunas casas enormes con ventanales gigantes y torres sacadas de una película.
La camioneta de Evans y Victoria se estaciona delante de una casa o mejor dicho mansión color beige con grandes ventanales y puertas color madera, en la plata alta hay un balcón donde hay un chico de cabello marrón oscuro mirando hacia la casa de enfrente con atención. Devon sale del auto y entonces yo lo imito.
La mansión que está delante mío resulta ser tan inmensa que me siento pequeña, con cada paso que damos hacia la puerta mis nervios aumentan más.
Subimos unos cuantos escalones blancos que a los costados tienen incrustaciones de luces amarillas que rebotan en el techo pero se pierde con la gran iluminación que proporciona la lámpara que cuelga de este, Devon me toma de la mano justo en el momento en el que la puerta se abre y una mujer que creó trabaja allí nos recibe con una sonrisa encantadora.
— Evans, Victoria— saluda pero sus ojos se entrecierran en cuanto nota que están demasiado cerca uno del otro— Holgël los estaba esperando.
Los ojos de la mujer se dirigen a Devon y Connor a quiénes saluda con gran afecto, luego nos tiende la mano a Penny y a mí y finalmente nos hace pasar.
Dentro del lugar nos da la bienvenida una larga y ancha alfombra roja que a los costados la decoran bonitos triángulos dorados, en la paredes cuelgan grandes cuadros familiares donde aparecen Evans y Victoria junto a otros dos niños más. Mis ojos no saben a donde mirar, hay tantas cosas llamativas y lujosas que me disperso rápidamente queriendo verlo todo.
Al llegar al final de la alfombra pasamos por unas puertas altas color blanco y nos adentramos en un comedor que en el centro tiene una larga mesa de gristal con sillas grises, en una de las puntas esta sentado un hombre de pelo negro y ojos azules, viste una camisa blanca que combinan con las paredes del lugar. A su lado hay una mujer de pelo rojo fuego que pareciera estar contando números con los dedos.
El hombre se pone en pie y cuando su voz suena en el lugar me congelo ante la seriedad que esta maneja.
— Mindy, por favor esté atenta a la llegada de los Wells.— La señora que nos abrió la puerta asiente con la cabeza y se retira del lugar— Debían llegar más temprano.
Evans da unos pasos al frente y abraza al hombre haciendo que su rostro se suavice, cuando el rubio lo suelta Victoria toma su lugar para abrazarlo.
—¿Neils y Honey?— dice la mujer de cabellos rojos.
—No, cariño. Son Victoria y Evans— le responde el hombre.
La mujer se pone rápidamente de pie mientras toma con las manos el vestido rosa que lleva puesto para no pisarlo. Abraza con fuerza a Evans y luego a Victoria.
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Reina el amor duele (COMPLETA✔️)
Teen Fictionojos grises. pelo negro azabache. brazos con más tatuajes de los que puedes contar y una mirada escalofriantemente seductora. Sonaba perfecto, pero como el Jardín del Edén, alguien rompe las reglas y lo desmorona todo. No sabía que al entrar en la u...