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tienes una herida en el ojo, tus costillas están rotas y tus pulmones están un poco dañados, pero nada de ésto atenta contra tu vida, incluso podrás ver con tu ojo dañado en un par de semanas. Deberás quedarte aquí hasta que tus otras heridas sanen y luego tendremos que rehabilitarte, conoces la reglas Rengoku-san — explicó la pequeña pilar después de terminar de evaluar a su compañero.

es un alivio saberlo Kochou-san — agradeció el pilar de la llama, que ahora descansaba en la camilla de la finca mariposa.

tuviste mucha suerte, no cualquiera puede enfrentar a una luna superior y vivir para contarlo. Será mejor que descanses, veré tu progreso por la mañana — sin más la pilar se despidió y abrió la puerta para retirarse.

Pero en eso otra joven irrumpió en la habitación de heridos.

¡Maestro...! — chilló la pilar del amor con lágrimas en los ojos.

La chica de cabellos rosados corrió hacia la cama dónde el pilar de la llama descansaba, al verlo con vida ella no pudo evitar romper a llorar otra vez y darle un fuerte abrazo, el cual se sentía como un doloroso abrazo de oso.

Mi-Mitsuri por favor, no respiro — suplicó Rengoku al sentir el dolor de sus costillas y pulmones empeorar.

La chica inmediatamente se dió cuenta de lo que estaba haciendo y rápidamente lo soltó, Mitsuri ahora estaba completamente apenada por su comportamiento.

lo lamento mucho maestro, pero es que cuando escuché que estaba herido realmente pensé que algo muy horrible pudo haberle pasado — explicó la chica con mucha pena mientras limpiaba sus propias lágrimas.

no te preocupes Mitsuri-chan ¡Cumplí con mi deber y logré sobrevivir! — dijo con mucho orgullo.

Mitsuri estaba aliviada de que ninguna de sus heridas fuera grave, al menos ahora podía relajarse después de haber pasado toda la noche llorando por su maestro.
Después de una breve charla Mitsuri salió de la habitación para dejar descansar a su maestro, entonces Kyojuro aprovechó la soledad para poder dormir un rato.

Mientras lo hacia no dejaba de pensar en aquella pelea, aunque sobrevivió y ningún pasajero murió aún se sentía terrible por haber dejado que ese demonio se fuera. Miró sus propias manos y recordó como se aferró con todas sus fuerzas al brazo de ese demonio, pero para su desgracia Akaza escapó dejando atrás su brazo mutilado.

si hubiera hecho algo más seguramente habría ganado — dijo mientras observaba al techo.

Tan sólo esperaba que por su error ningún inocente tenga que pagar con su vida, se juró así mismo buscarlo tan pronto se recupere y termine su rehabilitación.

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Mientras que en otro lugar, bastante lejos de la sede de cazadores de demonios.

Muzan esperaba afuera de una habitación, caminaba en circulos y de vez en cuando se detenía para espiar dentro de una habitación, mientras sentada en una banca estaba una pequeña niña de cabellos negros y ojos color marrón, la cual estaba muy preocupada y se veía como si no hubiera descansado apropiadamente.

papi ¿Crees que mamá esté bien? — preguntó la pequeña con algo de sueño.

ella estará bien princesa, no tienes nada que temer — respondió el hombre de ojos rojos, quien sonreía de forma tranquila para no alterar a la niña.

La pequeña entonces presa del cansancio se levantó y caminó hacia la habitación contigua para poder dormir un rato, mientras Muzan se quedaba solo en la penumbra de ese pasillo.

¿Qué había adentro de la habitación?

Dentro estaba una mujer en plena labor de parto, la cual estaba siendo atendida por los mejores doctores de todo Japón. Muzan estaba tan ansioso por entrar que de vez en cuando perdía los estribos y abría la puerta para espiar, pero pronto era descubierto y los doctores lo echaban de la habitación.
Para Muzan era de vital importancia este acontecimiento, ya que se trataba del nacimiento de su primer hijo biológico.

Las horas pasaron y de pronto en toda la casa se escuchó el eco de un suave llanto, Muzan ni siquiera esperó que el doctor le diera la indicación de entrar, tan sólo lo hizo y corrió al lado de la que era su esposa. La mujer estaba pálida, su frente aperlada y húmeda por el sudor, además de que respiraba con dificultades.

señor Kibutsuji, no puede estar aquí, la señora necesita descansar y el bebé debe ser limpiado cuánto antes. Salga y nosotros le diremos cuando pueda entrar — ordenó una de las asistentes del doctor.

Pero Muzan hizo caso omiso y sólo tomó la mano de su esposa para después hablarle y sonreírle.

querida, por favor mírame — le pidió a la pálida mujer.

La mujer tan sólo abrió muy apenas sus ojos y miró con mucha dificultad a su amado esposo.

cariño... — habló la mujer con mucha dificultad — promete que vas a cuidar de nuestros hijos — dijo ella con sus únicas fuerzas.

¿Qué? No, querida por favor no digas eso, sólo guarda tus energías y no digas nada — Muzan comenzaba a entrar en pánico con cada palabra que salía de los agrietados labios de su esposa.

La mano que lo sostenía con firmeza pronto iba perdiendo fuerzas, el brillo en los ojos marrones de su esposa de iba apagando, hasta que ella cayó en los crueles brazos de la muerte y cerró los ojos para nunca más volver a despertar.

cariño ¡Te lo suplicaré si quieres pero no me dejes! — gritó con mucha desesperación.

Los médicos pronto apartaron a Muzan de la mujer que ahora yacía sin vida en la cama, nadie podía explicar porque la mujer de pronto sólo se desvaneció si hace un rato estaba en perfectas condiciones.
Muzan aún conmocionado caminó con lentitud a la pequeña cuna donde su recién nacido dormía, pero vaya sorpresa se llevó al ver el aspecto de su hijo, parecía desnutrido y en los huesos, el bebé apenas se movía y no parecía tener mucho tiempo de vida.

no vas a morir... — entonces tocó la frágil frentecita de su cachorro, esperaba que al menos con ésto pudiera tener una oportunidad de vivir.

Pero justamente cuando estaba por inyectarle algo de su sangre, los doctores y enfermeras rápidamente rodearon la cuna al ver que los labios del bebé se ponían azules a cada segundo, y pronto Muzan fue echado de la habitación otra vez.

𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora