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- busca el lirio azul, te prohíbo acercarte a cualquier cosa que tenga que ver con los cazadores - Akaza empezó a arremedar a Muzan, era una de las grandes ventajas de ser el favorito, podía haber lo que quisiera y él nunca le decía nada.

Aquella noche en el tren infinito fue la única vez en que Muzan se atrevió a castigarlo, para su mala suerte también fue la primera vez que fue sometido a uno de sus sádicos castigos, no entendía como Douma podía disfrutar ese nivel de daño físico de forma voluntaria. Era bien sabido que Douma solía hacer enfadar a Muzan tan sólo por el placer de recibir daño físico, ese tipo era el más raro de todos los que había conocido.

- al menos no debo preocuparme, probablemente yo sí sea estéril, no como esos debiluchos... - dijo para si mismo, mientras avanzaba entre la maleza.

Había estado paseando por dos horas completas y no había rastros de ningún lirio azul, ni ninguna clase de flor azul por ninguna parte, y eso que estaba rodeado de muchas florecitas de todos los colores y olores, pero ninguna se acercaba a lo que su señor buscaba con tanta desesperación.
Entre más buscaba más pensaba que está misión era una verdadera perdida de tiempo; durante cincuenta años había recorrido cada rincón de este bosque, pero nunca en todos sus años había conseguido encontrar al famoso lirio azul.

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Para éste punto habían pasado algunas semanas, la recuperación de Kyojuro fue bastante rápida y en poco tiempo se había recuperado de sus heridas y sus pulmones ahora estaban en perfectas condiciones, era como si nada le hubiera sucedido, excepto que ahora había una cicatriz en uno de sus ojos.

- estoy seguro que ese demonio estaba por aquí - decía mientras se abría camino entre la maleza.

Tan pronto se había recuperado había decidido regresar a incorporarse a sus actividades cotidianas. Como primera misión tenía que investigar acerca de los rumores de un demonio que deambulaba por el bosque, muchos hombres que se adentraban jamás salían y de ellos sólo quedaban los huesos.
Mientras se abría camino por los matorrales, sintió como el ambiente comenzó a cargarse de un olor muy peculiar, era bastante dulce como a canela y cerezas. Guiado por el instinto comenzó a seguir el aroma temiendo que un omega estuviera en peligro.

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- mierda, mierda, mierda - Akaza estaba paralizado al pie de un árbol de cerezos, mientras un calor intenso invadía su cuerpo - se... se supone que soy estéril ¿Po-por qué estoy entrando en celo? - miraba como su propio cuerpo lo traicionaba en el peor de los momentos.

Akaza estaba en una situación peligrosa, al entrar en celo los demonios omegas eran muy vulnerables, su fuerza se veía reducida al punto de igualar la de cualquier humano y eran menos racionales, además de guiarse de sus propios instintos de omega.

- re-relájate, que entres en celo no significa que seas fértil - dijo en un intento por calmarse y tratar de convencerse de que todo iba a estar bien.

Nadie lo molestaría en este bosque, él mismo se había encargado de darle mala fama para mantener a los alfas más aventurados a abstenerse de pisarlo, se supone que ahora mismo sólo estaba él y nadie más que su propia compañía. Pero justo cuando lo creyó sintió un penetrante olor invadiendo sus fosas nasales, era un olor bastante ardiente y penetrante, era como una mezcla de menta y eucalipto, sea quien sea tenía un olor tan fuerte que difícilmente iba a poder olvidar.
Pero en eso su memoria despierta, no era la primera vez que olía esa fuerte fragancia.

Flashback

En medio de la pelea contra un pilar, en cada ocasión que ambos se acercaban, Akaza no paraba de notar una fuerte fragancia emanar del pilar de la llama, un olor tan fuerte y digna de un rival fuerte como él.

- hueles tan bien Kyojuro ¡Definitivamente debes volverte un demonio! - gritó presa de la emoción y el éxtasis de tan gloriosa pelea.

Fin del flashback

Si podía olerlo con mucha claridad solamente significaba una cosa.

- maldición, de todos los momentos y lugares tenía que elegir el peor para aparecer - murmuró molesto.

Si no se daba prisa terminarían por encontrarse en una embarazosa situación y realmente odiaría verse tan débil ante un digno rival como Rengoku.
Pero justamente cuando estaba por caminar a gatas, escuchó como la maleza era retirada y pronto Kyojuro hizo finalmente acto de presencia ante un vulnerable Akaza.

- ¡Kyojuro! ¡No mires! - gritó un ruborizado Akaza.

Kyojuro ciertamente en un primer momento no comprendía que hacía una luna superior en un lugar como este, y peor aún, no comprendía porque el aroma estaba más concentrado en éste lugar y solamente estaba Akaza en lugar, hasta que su cerebro comenzó a conectar todo y cobró sentido.

- ¿¡Eres un omega!? - gritó sorprendido y conmocionado por el descubrimiento.

- ¿¡Podrías cerrar esa bocota!? ¡Realmente no tengo deseos de que todo Japón se entere! - gritó en respuesta un furioso Akaza.

La tercera luna pronto se puso de pie y trató de caminar para alejarse, y entonces Kyojuro recordó que tenía que matar a Akaza pronto, esté era el momento y no habría otra oportunidad.
A paso acelerado Kyojuro corrió tras un debilitado Akaza, pero esté último sintió sus piernas flaquear y cayó de rodillas al suelo.

- ¡Prepárate para morir! - gritó Kyojuro decidido.

Pero justo cuando estaba a punto de cercenar su cabeza, Akaza liberó sus feromonas dejando que fluyan con tanta intensidad que los instintos de Kyojuro pronto despertaron. El olor era tan dulce y penetrante, sentía que se ahogaba de tanto dulzor, peor aún, sus instintos de alfa gritaban que deseaban poseer a ese omega lo antes posible, por lo que dejó escapar sus feromonas con la misma intensidad; el olor de ambos se mezcló tanto que Akaza terminó mareado y sus instintos de omega pronto salieron a la luz.

- Kyojuro... por favor, se mío está noche... - musitó de forma sumisa la tercera luna.

𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora