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Las semanas transcurrían con normalidad, Kyojuro apenas había conseguido olvidar un poco de su pequeño error de esa noche, juró para si mismo que nunca más iba a volver a repetir algo como eso y volvería a retomar su entrenamiento de autocontrol, convenciéndose así mismo que lo que ocurrió fue un pequeño aviso para darse cuenta que aún era débil de mente y que había traicionado todos y cada uno de sus principios.

- te pido me perdones madre, he fallado a cada uno de los principios que me enseñaste, pero te prometo jamás volverá a pasar, yo prometo ser más fuerte para no volver a caer en el mismo error. A partir de ahora prometo que te llenaré de orgullo mamá - dijo delante del retrato de su difunta madre y acto seguido rezaba rogando por su perdón.

Se sentía como un mal hijo, prácticamente sentía que le faltó al respeto a la memoria de su propia madre al involucrarse con un demonio y no sólo eso, aprovechó una oportunidad en la que un omega estaba vulnerable, a pesar de que Akaza era un demonio no dejaba de ser un omega y él no dejaba de ser un alfa, lo que habían hecho estaba mal y no había día en que su mente no repitiera la misma escena una y otra vez, no había noche en la que conseguía conciliar el sueño sin que ese aroma a canela y cereza viniera de nuevo a su mente como un fantasma.

- hermano ¿Irás a la reunión de pilares? - preguntó el pequeño Rengoku, quien en sus manos tenía un bento.

- me iré en un par de minutos, sabes que me gusta llegar justo a tiempo - dijo en respuesta mientras se incorporaba, y después se colocaba su capa a sus espaldas.

- eres increíble hermano, te admiro mucho por eso - dice el menor con orgullo mientras le entregaba su almuerzo.

- gracias Senjuro, recuerda practicar como te enseñé ayer - el mayor sonrió y acarició los cabellos dorados de su pequeño hermano.

- ¡Lo prometo hermano, te sentirás muy orgulloso de mí! - dice el menor con el mismo entusiasmo y orgullo.

Kyojuro sonrió una última vez y salió de prisa de casa con su almuerzo en manos. No quería seguir mirando a su pequeño hermano a la cara, no después de tener aún presente parte de su crimen, si Senjuro se enteraba era seguro que esa sonrisa y ese orgullo se desvanecerían.

- ya no soy digno de tu administración Senjuro - dijo antes de alejarse completamente se su propia casa.

Entonces continuó con su camino, esperando que las cosas no pudieran empeorar.

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Pero al parecer sí podían empeorar, al menos para Akaza así era.

Varias semanas han pasado, Akaza había conseguido olvidar lo que sucedió y aparentar que nada pasaba, pero en realidad sí pasaba mucho.

- Ugh... Cof cof - exclamó Akaza con dolor.

Era ya la quinta vez que devolvía el estómago y ni siquiera había comido nada extraño, tampoco había olido las tan temidas glicinas, así que no había motivo por el cual podría haberse enfermado, y también ¿Dese cuando un demonio inmortal se enfermaba del estómago? No tenía sentido pero así era, Akaza había comenzado a desarrollar asco a la carne humana, el simple hecho de oler viseras o la sangre le hacía marearse y devolver el estómago.
Sus compañeros no ayudaban, todas las lunas superiores olían a carne podrida, excepto Daki y Gyutaro quienes mantenían una buena higiene debido a que ellos estaban más en contacto con humanos y tenían un perfil bajo en el distrito rojo, Douma olía siempre a inciensos de todo tipo y eso le hacía sentirse todavía peor, pero el resto de las lunas superiores olía terriblemente mal.

Un omega cuando estaba en la dulce espera llegaba a tener un olfato más agudo de lo normal, podía percibir con mayor intensidad olores que siempre estuvieron ahí pero le parecieron normales, es por eso que algunos omegas llegaban incluso a sentir asco de sus comidas preferidas, hacia el perfume o incluso hacia ciertas plantas de olores intensos.

No sólo su olfato estaba viéndose afectado, sino que su aroma se había vuelto más empalagoso y dulce, y todos lo notaron.

Pero por suerte nadie parecía tomarle importancia, además Akaza se había vuelto casi un experto en ocultar su asco hacia la carne, pero para poder compensar su falta de alimento dormía por largos periodos de tiempo, desde tres días a una semana completa sin interrupciones, de esa manera su cuerpo podía recargar energía sin consumir carne.

Por su mente no pasaba la idea de que quizá el producto del error de una noche ya comenzaba a gestarse.

Pero sí comenzaba a tener sospechas de que algo raro le estaba sucediendo, pero por desgracia no podía contarle a ninguno de sus compañeros y menos podía decirle a Muzan sobre sus preocupes, no después de escuchar encarecidamente que estaba prohibido tener relaciones.

- tendré que adentrarme en la ciudad - dijo en un suspiro, sólo un médico humano podría ayudarle.

𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora