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Akaza entonces había tomado una decisión, no sabía si estos deseos ya los tenía desde antes o todo era efecto de su celo, pero si había alguien calificado para ser su primera vez, ese tenía que ser Kyojuro. Sí, incluso teniendo más de mil años seguía siendo completamente virgen, nunca le interesó la idea de ser tomado por un alfa ni mucho menos pasar la eternidad junto a uno, para empezar odiaba su propia jerarquía, sentía que era una limitación para volverse el más fuerte y superar a la primera luna.

¿¡Qué!? ¡No! ¡I-imposible! — Rengoku retrocedió horrorizado por aquella petición.

A diferencia de Akaza, Rengoku aunque estaba a nada de perder los estribos todavía estaba lúcido y podía pensar y racionalizar con claridad; hace mucho, desde que comenzó la pubertad se había sometido a un arduo entrenamiento para mantener el control sobre sus instintos de alfa.
Además, estaba prohibido relacionarse, bajo cualquier circunstancia, con un demonio. Nunca se les tenía que escuchar, ni siquiera concederles favores, como pilares su único deber era exterminarlos sin dudar.

¡Ya lo sé! ¡Si tuviera otra opción no se lo pediría a un humano y menos a un cazador! Pero no quiero que alguien más me tome, estoy vulnerable y es la única manera — dijo en medio de toda su desesperación.

Está situación era penosa para ambos, realmente ninguno quería estar ahí pero no tenía la suficiente fuerza de voluntad para alejarse y ambos lo sabían perfectamente. Akaza estaba por perder los estribos y Rengoku sentía que estaba llegando a su límite de autocontrol, ninguno de los dos había sentido una sensación tan magnética como la que ahora ambos experimentaban; el cuerpo de Akaza se sentía tan caliente, incluso la poca ropa que llevaba le empezaba a sentir sofocado, sus instintos gritaban por un alfa con urgencia.

Rengoku estaba haciendo un gran esfuerzo para no perder la cabeza, mordía con mucha fuerza su propio labio inferior hasta hacerlo sangrar para poder contenerse, pero pronto sería inútil, sus instintos de alfa habían sentido el aroma de ese omega y reclamaban el tomarlo con extrema urgencia, todo su cuerpo se sentía acalorado y la ropa también lo empezaba a sofocar, sus propios dientes incluso ya estaban listos para marcar a ese omega.

Ambos se miraron el uno al otro, aunque sabían que tenían que alejarse realmente ninguno de los dos se atrevía a moverse, incluso Rengoku había olvidado completamente que tenía que extermiarlo y cumplir con su deber, Akaza no tenía ningún deseo de pelear contra él, ninguno de los dos quería estar ahí pero ninguno tenía deseos de alejarse realmente. La tensión era palpable, ambos comprendieron que ninguno de los dos iba a irse hasta que el otro diera el primer paso.
Había una gran atracción el uno al otro, Akaza sabía que Rengoku era fuerte, no sólo eso, también se veía que tenía un gran cuerpo y Kyojuro por su parte no podía dejar de mirar su rostro y su cuerpo, para ser un demonio tenía rasgos sumamente finos pero un cuerpo completamente atlético, cualquiera pensaría que él era un alfa de no ser por su aroma peculiar.

Rengoku... te lo pediré una vez más. Por favor, tómame y yo prometo que no volverás a saber de mí — suplicó una vez más entre suaves jadeos.

Kyojuro se llevó uno de sus dedos a la boca para moderlo, realmente no quería romper las reglas, esto iba en contra de todo lo que se le había inculcado desde muy pequeño y sería deshonroso que alguien lo llegue a saber.

lo haré, pero al terminar te daré una ventaja de cinco segundos para escapar. Si vuelvo a verte no dudaré en matarte — propuso Rengoku mirándole seriamente.

Akaza estuvo de acuerdo con esa decisión, ambos habían dado el consentimiento y estaban plenamente conscientes de lo grave que sería para ambos si alguien supiera; nadie tenía que saberlo, a ninguno de los dos le convendría hablar de esto y eso era un alivio ya que así ambos confiaban que el otro guardaría el secreto.

espera, no tengo protección conmigo — dijo preocupado mientras avanzaba hacia él.

los omegas demonio no podemos engendrar, no te preocupes — afirmó con seguridad, no tenía pruebas pero no era quien para cuestionar a su señor.

No podría conocimientos amplios de los demonios, todo lo que sabía era lo que siempre le habían dicho, poseían gran resistencia física, fuerza inhumana y regeneración rápida, pero si Akaza le decía que los demonios no eran capaces de engendrar vida nueva entonces tenía que ser verdad.

voy a confiar en tí solamente por está vez — dijo seriamente al ya estar prácticamente encima del cuerpo ajeno.

Esa noche olvidaron completamente que pertenecían a bandos distintos, por está ocasión no se mirarían como rivales sino por lo que realmente son, alfa y omega y solamente seguían un sentimiento en común, la pasión y la atracción que sentían el uno al otro.

𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora