𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪

15

La cena fue de lo más incómoda para Kyojuro, mientras él y su hermano intentaban comer de lo más normal, su padre no dejaba de hablar con el padre de la chica y ella no dejaba de mirar a Kyojuro, su mirada lo tenía incómodo tanto a él como a Senjuro.

— hemos acordado que será una ceremonia grande, mi hija desea que sólo asistan personas de la alta sociedad — explica el hombre.

— estoy de acuerdo, es una oportunidad muy buena para que mi hijo madure de una vez — responde Shinjuro.

Kyojuro intentaba comer como habitualmente lo hacía, pero Sumi no dejaba de mirarle como si hubiera cometido un error imperdonable, aún así intentó ignorarla y continuó con su comida.

— umai, umai — saboreó cada bocado que llevaba a su boca — Senjuro, como siempre tu comida es la mejor — le dijo a su pequeño hermano.

— sabes que siempre es un placer cocinar para ti hermano — responde el menor un poco apenado por el halago.

— muy bien, los dejaremos solos un rato para que se conozcan un poco más, regresaremos en una hora y discutiremos la fecha de la boda — anuncia el mayor de los Rengoku.

Eso significaba que tenía que estar a solas con esta chica, la cual comía muy despacio y sólo tomaba trozos muy pequeños.
Shinjuro tomó su hijo menor del brazo y junto con el otro hombre salieron de la cocina dejando a ambos jóvenes a solas, fue entonces que Sumi hablar luego de un largo rato de silencio.

— Kyojuro-san, no pude evitar observar que sus modales a la hora de comer son terribles. Para comer lo ideal es comer trozos muy pequeños, masticar despacio, tener la espalda recta y guardar siempre silencio.
Cuando nos casemos me encargaré de corregir sus pésimos malos hábitos — explicó la chica sin cambiar esa expresión neutra en su rostro.

— no lo comprendo señorita, yo siempre he comido de la misma manera y nadie ha tenido problemas con eso — responde Kyojuro mientras sonreía amablemente.

— pero pronto será mi esposo y deseo que mi esposo se comporte la altura de mis expectativas — responde la chica restándole importancia a sus palabras.

Y como si no fuera suficiente, Sumi no se calló y continuó con su pequeña lista de quejas.

— también escuché por boca de su padre que usted se dedica a ser cazador de demonios ¿Es verdad eso? — pregunta la chica con tranquilidad.

— ¡Es verdad eso, soy el pilar de la llama! — dijo con mucho orgullo.

— muy bien, que bueno que estés orgulloso, porque después de casarnos renunciarás. Deseo que mi esposo tenga un trabajo realista, así que te irás a trabajar al extranjero donde ganarás suficiente dinero para sustentar una vida cómoda para ambos — aquello fue la gota que derramó el vaso.

— me rehúso, jamás renunciaré a mis ideales. No eres la primera persona que intenta apagar mi espíritu, pero así no lo conseguirás, yo deseo seguir con mi vida hasta ahora y continuaré siendo el pilar de la llama hasta el día de mi muerte — responde con una sonrisa en los labios y sin dejar de lado su entusiasmo y orgullo.

Pero no importó nada de eso, porque Sumi le miró de una forma indiferente y ella para sorpresa de Kyojuro rió, aunque su risa fue leve y muy breve.

— realmente no importa lo que los dos queramos, la decisión ya está tomada y pronto seremos marido y mujer, así que para asegurar una sana convivencia lo mejor es que me escuches, después de todo yo puedo decirle a mi papá y él puede hablar con tu padre y después presionarte a ti — dijo ella y luego esbozó una pequeña y apenas perceptible sonrisa.

Aunque por fuera ella se parecía mucho a su madre, realmente por dentro Sumi era tan fría como el hielo. Ella estaba más preocupada por encajar en la alta sociedad, que no le interesaba romper el espíritu del que sería su futuro esposo si así podía asegurar la vida cómoda y llena de lujos que tanto quería.
Kyojuro se quedó callado, pero no porque estuviera intimidado, sino porque no tenía nada más que decir. Quería levantarse e ir con su padre y exigirle cancelar el compromiso, no podía compartir su vida con alguien que no compartía su pasión, pero su padre no lo escucharía y le obligaría a seguir el compromiso; ni siquiera pidió su opinión con respecto al matrimonio, nada le aseguraba que lo escuche ahora. Todo lo que pedía era un milagro o que una buena razón que obligue a Sumi a cancelar la boda toque a la puerta.

Sus plegarias serían pronto escuchadas.

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Kibutsuji aún intentaba procesar la información que Daki le proporcionó, se negaba a creer que su mejor luna lo haya traicionado de está manera, tenía que comprobarlo con sus propios ojos.

— ¿Ha pedido verme otra vez? — preguntó Akaza mientras se inclinaba bajando la cabeza ante él.

A diferencia de otras ocasiones, Muzan se acercó demasiado a Akaza y le tomó de los cabellos para obligarlo a levantarse. Akaza no era de hielo, podía ser inmortal pero sentía dolor todavía.

— ¡Oiga, espere! — gritó Akaza quién pronto entró en pánico.

Muzan no lo escuchó y lo despojó de su yukata, dejando al descubierto la evidencia que necesitaba, Akaza trató de cubrirse para esconder su embarazo de cuatro meses, pero fue demasiado tarde porque él lo vió todo.

— ¡Puedo explicarlo todo! — dijo Akaza al temerse lo peor.

— ¿Y qué me vas a explicar? ¿Qué te metiste con alguno de las otras lunas superiores y te atreviste a engendrar un niño? — Muzan estaba cegado por la rabia.

— ¡No mi señor, esté niño ni siquiera es un demonio, es un niño humano! — grita Akaza con miedo.

Ante eso Muzan soltó a Akaza y esté aprovechó la oportunidad para volver a cubrirse, Kibutsuji ahora estaba mucho más enfurecido que antes y como era de esperarse le atacó enseguida, pero Akaza con sus pocas fuerzas logró esquivar sus ataques, cosa que lo molestó todavía más y entonces la tercera luna comprendió que no iba a ser capaz de esquivar los siguientes ataques, lo mejor era huir, huir lo más lejos posible dónde nadie lo pudiera encontrar.

— ¡No importa donde te escondas, voy a encontrarte y a esa cosa! — grita Muzan al ver a su mejor luna superior huir fuera de su alcance.

Akaza sabía que tenía razón, no importaba donde fuera porque él lo encontraría, además no tenía dónde ir. Eso pensó, aún había un lugar al que podía ir, tal parece que tendría que romper su promesa y volver a verlo a él, tan sólo esperaba que no lo haya olvidado e intente matarlo.