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Habían pasado siglos desde la última vez que había regresado a su forma humana, realmente se consideraba débil teniendo esta forma, pero era la única manera que tenía para pasar desapercibido entre los humanos sin sembrar el pánico y sin llamar la atención de los cazadores.

Esa misma noche salió de la fortaleza con su forma humana, llevaba puesta una yukata color gris que Douma le había prestado con la excusa de que la usaría para ganarse la confianza de sus futuras presas antes de poder enfrentarse a ellos.
Por supuesto Douma quería acompañarlo de cacería, ya que la ciudad a la que iría estaba cerca del distrito rojo, para Douma sería una oportunidad buena para atraer mujeres beta, pero Akaza se opuso y consiguió ir solo.

sólo es un dolor estomacal, no es nada grave, sólo soy un demonio inmortal que tiene dolor estomacal — murmuraba mientras caminaba entre la gente.

Nadie le prestaba atención, a los ojos de la gente sólo es un chico que iba al médico como cualquier persona normal.

Al entrar al consultorio fue recibido por un hombre que amablemente le atendió.

¿En qué puedo ayudarle? — preguntó el doctor.

Akaza comenzó a contar absolutamente todos los malestares que había comenzado a sentir en las últimas semanas, terminando por decir que no sabía si se trataba de un dolor de estómago. El doctor lo escuchó atentamente, pero aún así tuvo que realizarle preguntas de rutina.

¿Cuál es tu jerarquía? — preguntó el doctor mientras comenzaba a apuntar unas cosas.

omega ¿Pero qué tiene que ver? — pregunta con extrañeza.

son preguntas de rutina, sea sincero y no esconda nada, cualquier detalle es importante — explica el doctor.

Tuvo que contar la verdad a medias, por supuesto omitiendo la parte de que era un demonio y la existencia de los cazadores. La versión que dió fue que tuvo relaciones con un alfa que conoció en una pelea de bar, unas semanas después los malestares empezaron.

pero debo dejar en claro que soy estéril, no puedo tener hijos — explicó Akaza luego de terminar de relatar.

solamente hay una manera de averiguarlo, necesito una muestra de orina para analizarla. Tendré los resultados en una hora así que no se aleje demasiado — explica el doctor.

muy bien, pero le aseguro que el resultado es negativo — entonces Akaza no tuvo más remedio que hacer caso a las instrucciones del médico.

Después de terminar como sugerencia decidió salir del consultorio y caminó por las calles, en una hora tendría sus resultados pero confiaba en que era una perdida de dinero ya que el resultado sería negativo, y eso eso pasaba entonces sólo quedaría la posibilidad de un dolor de estómago común.

Mientras caminaba por la calle no podía evitar sentir asco del olor de la comida callejera, su boca salivaba y su estómago dolía por la falta de alimento, pero no quería carne humana, aún le tenía mucho asco. Entonces su mirada se posó en un pequeño puesto de pan al vapor, veía como mujeres embarazadas y omegas en la dulce espera compraban y comían ese dulce postre, a pesar de que el olor era dulce para Akaza era una agonía, sus sentidos distorsionaban el olor haciendo parecer como si estuviera oliendo basura quemada y no el dulce aroma de pan recién hecho, pero tenía tantas ganas de comerlo que decidió ignorar sus ascos y se acercó para comprar uno.

Eligió un pan de fresa relleno de anko, Akaza no dudó en darle una mordida y pronto sintió todavía más asco, para él era como comer un trapo sucio pero no podía dejar de comerlo, sentía que su cuerpo exigía comida humana a toda costa a pesar de que su cuerpo ya no estaba habituado a consumirla.

¿Qué me está sucediendo? — Akaza entró en desesperación al darse cuenta que estaba comiendo comida humana.

Las ganas de vomitar no se hicieron esperar y botó el pan al suelo para salir corriendo a un callejón para devolver el estómago.
A este paso su cuerpo se debilitaría por la falta de los nutrientes que necesitaba, pero aún se negaba a reconocer que había vida dentro suyo, y así seguiría hasta que alguien le dijera lo contrario.

Después de una hora regresó al consultorio dónde el doctor ya le esperaba con una noticia que cambiaría su vida.

felicidades muchacho, estás embarazado — dijo el doctor con calma.

¿¡Qué!? ¡No, no puede ser posible! ¡Soy estéril! ¡Estéril! — gritó presa de la desesperación.

lo siento mucho muchacho, pero tienes la edad adecuada y tu cuerpo está en óptimas condiciones para llevar a cabo un embarazo — explicó el doctor.

tiene que haber un error, algo debió hacer mal — protestó la tercera luna.

no hay error, realicé la misma prueba durante años en diferentes mujeres y omegas, no existe un margen de error — explicó el doctor una vez más.

Entonces Akaza se tranquilizó, le entregó el dinero al doctor y salió de ahí con el rostro completamente pálido, como si le hubieran dicho que tenía una enfermedad terminal, pero aún quería creer que era una broma de mal gusto.

𝓑𝓮 𝓜𝔂 𝓐𝓵𝓹𝓱𝓪 - 𝓴𝓲𝓶𝓮𝓽𝓼𝓾 𝓷𝓸 𝔂𝓪𝓲𝓫𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora