Capítulo 31.

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HABÍA TOMADO MUCHAS MALAS DECISIONES EN MIS DIECISIETE AÑOS DE VIDA, PERO ESA NO ERA UNA.

No importaba cómo reaccionaran ciertas personas o que estaba arruinando mi plan tan cuidadosamente trazado, sabía que estaba haciendo lo correcto.

—Gracias por venir —dije, por primera vez sin una pizca de timidez o duda.

Julian me miró como si fuera una extraña. Asintió y se sentó a mi lado en el porche, sin importar que estuviera mojado de la noche anterior. Me abracé a mis rodillas para mantener el calor corporal. Al exhalar profundamente, se creó una nube con mi respiración en el aire. Cada día hacía más frío, y cada día sufría más. Prefería ese clima antes que el verano como cualquier persona inteligente, pero no a la hora de sentarme afuera para tener una conversación que podía salir de un millón de maneras distintas.

En mi mente todas esas maneras eran malas, claro.

—¿Esto es para disculparte? —preguntó.

Me tuve que tragar una carcajada. ¿Yo debía disculparme?

—¿Qué mierda —dije, directo al punto—, fue eso en la casa de Quinn?

—Eso debería preguntarte yo. Dormiste con Noah Tanner y Quinn Holt.

—También sabes que duermo con Dita cuando se queda aquí o yo en su casa, y nunca la has atacado como a Quinn.

Resopló irritado, como si estuviera diciendo algo sin sentido.

—Porque ella no es...así. Como Quinn.

No había tenido problemas en decir cómo era Quinn a la hora de usar el despectivo.

—¿Que a Quinn le gustan las mujeres, quieres decir? —fingí comprenderlo. Asintió, aliviado—. Lesbiana, Julian. Eso sí puedes decir, no es un insulto o algo vergonzoso. Quinn es lesbiana.

Giró a verme con ojos como el hielo y las comisuras de la boca algo elevadas en disgusto. ¿Cómo había estado tan ciega antes?

—Me da igual el nombre. No entiendo cómo a ti no te molesta dormir con ella.

Sonreí con falsa dulzura y palmeé su hombro ante su creciente confusión.

—Debe ser porque no soy homofóbica como tú. —Me encogí de hombros. Comenzó a sacudir la cabeza—. Piensa un poco, Julian. ¿Por qué reaccionaste así con Quinn y no con Noah, a pesar de que sabías que me había besado y me habías pedido que me apartara de él?

Porque se había enojado conmigo, no con Noah. En realidad, solo me había repetido que no me acercara a él, no lo había insultado o denigrado.

—¿Crees que no me enojé con él? Porque lo hice. —disparó. Su furia comenzaba a despertarse, lo podía ver—. Y con Quinn porque le gustan las mujeres y durmió junto a una. Tienes que ponerte en mi lugar.

—No me debería haber quedado estando Noah allí y sabiendo lo que tú me habías pedido, sí, pero no tienes razón en absolutamente nada más. ¿No ves las cosas que dices?

—¿Cómo te sentirías si durmiera en la misma cama que una chica con la que me he besado y un gay?

Este chico tenía un problema enorme si pensaba que era tan celosa como él. Imaginándome la situación, no sentí nada. Ni un tirón en mi corazón ni ganas de insultar a las personas con las que habría dormido hipotéticamente. Sabía que dormir en la misma cama que otra persona no significaba nada, menos si él me lo aseguraba.

—No hice nada con Quinn o Noah. Solo dormimos.

—Pero tienes que entender...

—Entiendo que seas un hombre celoso —lo interrumpí, rodando los ojos. Entendía que era un hombre y punto—. De allí a lo que dijiste sobre Quinn hay una gran distancia. Eso es lo que quiero comprender.

El Manuscrito (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora