HABÍA DÍAS EN LOS QUE TODO ESTABA DESTINADO A SALIR MAL.
Cuando me ocurría a mí, desde despertarme tenía un mal presentimiento—a veces incluso soñaba con algo malo y luego sucedía algo parecido. Mis presentimientos solían ser correctos; si, cuando abría los ojos a la mañana, pensaba "hoy será un mal día" no era por pesimismo, sino porque simplemente lo sabía.
Ese día empezó mal con cosas pequeñas, como haberme volcado el café encima en el desayuno, o haber perdido veinte minutos buscando mis llaves, que resultaron haber estado en la puerta todo ese tiempo.
Estaba por entrar a Biología cuando vi a Noah al inicio del corredor, acompañando a Quinn. Me quedé en la puerta hasta que ellos se acercaron.
—Olivia, hola —saludó Quinn.
Alcé las cejas, incrédula. ¿Desde cuándo me hablaba?
—Eh, hola. —Sonó más como una pregunta. Quinn sonrió y entró al laboratorio. Miré a Noah, serio como siempre—. ¿Qué fue eso? —le pregunté.
Dio media vuelta y se fue sin más. Me tomó unos segundos recuperarme de la sorpresa y poder despegarme de la puerta para ir a sentarme al lado de Quinn.
—¿Sabes qué estaba pensando? —dijo.
La miré como si le hubiera salido otra cabeza. Debía haber algo extraño en el aire, o quizás Quinn y Noah habían intercambiado cuerpos al estilo Un viernes de locos.
—¿Me hablas a mí o...?
—Qué graciosa. —Estaba completamente seria—. Bueno, como iba a decir, creo que deberíamos pasar tiempo juntas.
Solté una carcajada.
—¿Por qué?
—¿Por qué no?
—¿Por qué sí?
—Porque sí. A menos que no quieras...
La miré fijo por unos segundos. Lucía igual que siempre, ninguna señal de enfermedad en su perfecto rostro o perfecto cabello o perfecta postura. Quizás le había pasado algo en el cerebro, algún desbalance químico, cuyo único síntoma era hacer que me hablara como si fuera lo más normal del mundo.
—Estás haciendo alguna broma con Noah —acabé diciendo.
—Eso no suena como una pregunta.
—Porque no lo es.
Sacudió la cabeza, riendo un poco. Hasta su cabello olía perfecto.
—Entiendo que te pueda parecer algo extraño que te hable tan...de la nada —aceptó. Hice un gesto con las cejas como diciendo "¿tú crees?"—. Y eso es mi culpa. Pero aún estamos a tiempo de arreglarlo antes de que termine el año.
—¿Arreglarlo?
—Nosotras, claro. Es una pena que no seamos amigas.
Abrí y cerré la boca, sin encontrar algo que decir.
—¿Amigas? —repetí. Debía estar pareciendo que sólo tenía dos neuronas y se estaban peleando entre sí.
—Cualquier persona que moleste a Noah me cae bien automáticamente. Como sea, quería ver si podías venir a mi fiesta mañana.
—A tu fiesta.
—¿Te has golpeado la cabeza o algo? Sí, a mi fiesta. Puedes ir con Afrodita Cavalcanti —agregó, estirando el cuello, buscando—. ¿Dónde está hoy?
Con que eso era. Quería hablar con mi amiga, y la mejor opción para llegar a ella era a través de mí. Siempre pasaba lo mismo.
—Está... —titubeé. Dita se saltaría Biología para tener más tiempo para estudiar. Últimamente estaba muy rara, enfocada en la escuela en cada segundo y apenas hablando conmigo por más de cinco minutos—. Creo que tenía que ver a Beatriz.
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El Manuscrito (#1)
Teen Fiction/PRIMER LIBRO/ COMPLETO ¿Cuál es el colmo de una escritora de romance? No saber qué es el amor. Olivia Stacey está decidida a aprender. El abandono de su padre y el deber cuidar de su deprimida madre ponen en marcha su resolución. Necesita crear un...