TODO PARECÍA HABER VUELTO A LA NORMALIDAD.
Casi. Julian me había pedido perdón por lo de aquella noche y habíamos vuelto a nuestra rutina (no vernos por días, él enviando mensajes, yo contestando días después). No había vuelto a ver a Hunter—lo que agradecía infinitamente—, y no había vuelto a llegar más temprano que con tres minutos de sobra a la escuela.
Noah, sin embargo, era ese cambio que no encajaba del todo con mi rutina. Había pasado más de una semana desde que lo había bloqueado por primera vez—lo desbloqueaba y bloqueaba cada dos días porque me irritaba demasiado rápido—, y él parecía habérselo tomado personal.
Para hacerme la vida imposible, me obligaba a debatir con él frente a todos en las pocas clases que teníamos en común. Era lo peor que me podría haber pasado en toda la vida; mi pánico estos días estaba por las nubes, y ya había considerado seriamente abandonar la escuela para no tener que soportarlo más.
Cada vez que él participaba en clase—que era el noventa por ciento de las veces—y quería probar su punto, decía "estoy seguro de que Stacey está de acuerdo conmigo". Claro que, aunque a veces sí estuviera de acuerdo con cualquiera que fuera su argumento, nunca lo admitía, lo que me obligaba a debatir con él y defender un punto de vista distinto al suyo.
¿Lo único bueno que salía de ser humillada en clase constantemente por mi corto cerebro y mi ansiedad que apenas me dejaba pensar por estar concentrada en que todos me estaban mirando y escuchando? Ganaba puntos extra por participar en clase. Noah no lo sabía, pero indirectamente me estaba ayudando a evitar que me expulsaran. Eso no significaba que lo odiara un poco menos; el sentimiento iba cuesta arriba.
Nos encontrábamos en Literatura, la última clase de ese día, cuando ocurrió otro debate con Noah. Estaba tan concentrada en contar los minutos que faltaban para salir que no había escuchado nada de la clase, mucho menos cuando la profesora llamó mi nombre.
Cuando la chica que se sentaba detrás de mí me dio unos golpecitos en el hombro, di un sobresalto. Parpadeando muchas veces como si estuviera despertando de un sueño, me di vuelta para ver qué quería. Entendí rápidamente qué estaba pasando; todos a mi alrededor me estaban mirando y el salón estaba inusualmente callado. Volví la vista al frente con miedo y encontré a la profesora sentada sobre su escritorio, brazos cruzados y ojos fijos en mí. Fui tan estúpida como para sonreír y rogar con los ojos que no me decapitara. Quizás mi sonrisa era tan linda que la convencería.
Parecía estar esperando a que contestara algo, pero no tenía la menor idea de qué podía ser.
—¿Podría repetirme la pregunta, por favor? —pedí luego de unos segundos incómodos. Mi voz salió tan baja que hasta a mí me costó escucharla.
Mi corazón desbocado y mis ganas de huir por la ventana no eran pocas. Odiaba tener que hablar en clase.
—Hemos estado hablando de que en el libro es muy importante el tema de los miedos de las personas. Tanner aquí —señaló al asiento de Noah, hacia el frente—, argumentó algo y pensó que usted pensaría como él. ¡Parece que no contó con que usted no estuviera escuchando! —exclamó con falsa diversión—. ¿Cuál es su peor miedo, Stacey? ¿Y lo enfrentaría si significara salvar de la tortura a la persona que más ama? Tanner aportó que sí lo enfrentaría.
Aunque habíamos comenzado 1984 días atrás, no era posible haber llegado a ese tema tan pronto. No importaba; había pensado en esa pregunta millones de veces al leer el libro y mi primer texto para Noah tenía algo que ver con uno de mis peores miedos.
Tenía dos: que me abandonaran, y crecer.
No creía que fuera una persona diseñada para vivir más allá de los veinte años como mucho, no podía pensar en mí como una adulta con responsabilidades reales. Tenía verdadero terror a lo que me depararía el futuro, y muchas veces consideraba matarme antes de dejar que mi vida cambiara así. Se me cerraba la garganta sólo de pensar en que el tiempo pasaba y mi juventud se me escurría por los dedos.
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El Manuscrito (#1)
Teen Fiction/PRIMER LIBRO/ COMPLETO ¿Cuál es el colmo de una escritora de romance? No saber qué es el amor. Olivia Stacey está decidida a aprender. El abandono de su padre y el deber cuidar de su deprimida madre ponen en marcha su resolución. Necesita crear un...