Capítulo 1.- ¿Quién soy?

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Oscuridad, dolor, ningún movimiento por control propia, no entender lo que está pasando. Mi mente da vueltas sin poder pensar en nada, ni un recuerdo, ni una persona, ni siquiera en mí.

Abrí mis ojos con dificultad, me costaba y no podía hablar, tenía algo en mi garganta que me molestaba y era incómodo llevarlo, pero era cómo si mi cuerpo no reaccionara ante mis peticiones. Quería moverme, no sentir ese horrible dolor que llevaba sintiendo un tiempo, aunque tampoco sabía desde cuándo. Me sentía perdida, confundida, ¿dónde estaba? ¿Por qué no podía moverme y ni siquiera recordar algo, pero una pregunta era más importante que las demás... ¿Quién soy?

En cuanto abrí los ojos, vi solamente una luz, una horriblemente molesta que impedía que viera algo, aunque se podría decir que era lo primero que he llegado a ver. Veía sombras moverse, se movían rápido y enseguida se iban de mi punto de vista, intentaba mover mi cuello para seguir aquellas sombras, pero en seguida me detuve al sentir otro horrible dolor, no sólo en la zona mencionada, sino en el alrededor y en la garganta. Odiaba eso que tuviera en la garganta pero mi mente no lo sentía como una amenaza, sino cómo una ayuda. Encima sólo me venía a la cabeza la palabra ‘GEDA’, dichosa la mente, ¿por qué sólo podía pensar en esa palabra?

A los pocos minutos una sombra se acercó a mí, era grande y parecía estar pendiente a mí, me estaba hablando, aunque le escuchaba cómo un eco lejano, como si estuviera en un túnel, yo estando en la entrada y él en el final, intentando comunicarse conmigo. Cuando se acostumbró mi vista vi que era un hombre, tenía una mascarilla bajada, una corta barba y una bata blanca con una placa, puestas una foto suya y dos palabras en grande con una pequeña frase. 'James Broben' 'Médico en el Hopsital Weensen'. ¿Hospital? ¿Qué hago en un hospital? No sabía por qué estoy aquí pero pienso averiguarlo.

Dos horas. Llevaba unas dos horas que me habían hecho pruebas para saber si estaba correctamente. Estoy en el hospital Weensen desde hace tres semanas pero sólo estas dos horas llevaba despierta, he estado en crítico desde entonces y justo esta noche querían desconectarme para descansar en paz, pero ya vieron que mi cuerpo no quería aquel destino para mí.

El médico que tendría desde ahora es el mismo que vi, la primera persona que pude ver, y también tendría a un policía ayudándome, que por cierto se llama Bruce Breith, me caía bien y no pasaba de los treinta años (al menos de simple vista) y era bastante gracioso, me hizo preguntas sobre mí y quién era pero no pude responderlas, no recuerdo nada.

–¿De verdad no recuerdas nada preciosa? –preguntó con un tono triste, al cual le miré avergonzada respondiendo que no con la cabeza. –¿Ni tu nombre?

Lo pensé un momento y me vino un nombre a la cabeza, no sabía si era el mío pero valía la pena intentarlo.

–¿Emma? –pregunté dudosa, sacando una sonrisa al oficial que tenía en frente de mí, contagiándomelo. –¿Emma es mi nombre? –repetí más alegre, al menos pude recordar eso.

–Sí, ese es tu nombre, Emma Brigitte Stronge –respondió tranquilo.

–Vaya, no sólo tengo un nombre sino dos.

–Pues sí, aunque nunca has usado ese segundo nombre, no te gustaba que nadie te llamara así.

–Supongo que deberé creerte –sonreí triste.

Durante unos segundos me miró triste, quería decirme algo más, e incluso hizo el intento al abrir la boca, pero antes de emitir cualquier sonido, entraron dos personas corriendo hacia mí.

–Hija mía, ¡estás bien!  –me abrazó uno de los dos señores. –Dios, pensé que no lo superarías.

–Relájate cariño, ¿ves cómo tenía razón? Nuestra hija es fuerte –animó el otro que faltaba, también abrazando.

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