Maldito alcohol, juro por Dios que por muy despechado que este, no volveré a tomar nunca, ni siquiera en el brindis de año nuevo. Y es que los efectos del alcohol, el resultado no es para nada agradable.
Ahora veo doble, no puedo dar más de tres pasos sin irme para los lados y todo esto es por culpa de George, el y su maldita carta me tienen en este estando tan deplorable...¿¡A quién engaño?...
El patético soy yo, George no tiene la culpa de nada, yo fui quien quiso enrolarse y dejarla sola... y ahora... emborrachándome solo para ahogar mi pena, ¿Patético cierto? Pero es
¡la maldita realidad!-¡Candy! ¡¿Candy donde estás!? ¡Candy!
Agarrado de la pared y viendo todo girar a mi alrededor camine por el largo pasillo de las habitaciones, la primera puerta que me encontré estaba cerrada, eso significaba que era la habitación de varios soldados, nos habían advertido que la tendrían cerrada, pues no querían que usaran su cama de motel, continúe caminando y logre dar con la habitación de Hans, o eso creo que es, gire el pomo y logre abrirla, pero un ruido en otra habitación me detuvo.
Era algo quebrándose, bien, alguien se ganaría un buen lio, si el capitán los encuentra haciendo algo indebido, van a querer morir antes de que la misma guerra lo haga, la curiosidad pudo conmigo y aun estando en este maldito estado, camine hacia la puerta donde provenía el ruido, pero mientras más me acercaba más claro se escuchaba otro objeto romperse y una maldición poco entendible se escucho, concentrándome bien, pude notar que el ruido venía de la habitación de Hans. Alarmado me apresure a entrar y lo que encontré me paralizo. La lucidez volvió a mí de manera sorprendente.
— ¡Albrecht!— él inmediatamente se giro y me vio, estaba totalmente borracho y en su mirada había tanto odio que me asusto.
-Pero ¿Qué paso? ¿Por qué estas acabando con la habitación?— había estrellado el reloj despertador aparentemente contra la pared y una botella estaba tirada en el piso igualmente quebrada.
-¡Es Süssigkeit! entrecerró sus ojos - imagino que por la borrachera no reconocía bien quién era, jamás había visto a Hans en este estado. Cuando me reconoció se lanzo y me abrazo— ¡Süssigkeit!—
- ¿Qué pasa?—
— ¡Me mandan al frente!— simplemente dijo aun abrazándome, estaba dolido, se notaba en su voz
— ¿A ti?—
— Para que me engaño, la he buscado toda mi vida y cuando la encuentro, me veo arrinconado en esta maldita guerra — yo me quede sorprendido... Yo me moríria por tener lo que el tenía ¿Una ilusión? La vida es realmente injusta— ¡prácticamente me están arrancando de sus brazos!— lo sentí tensarse de rabia
— Hans ven, cálmate— dije guiándolo hasta la cama de forma dificultosa, casi caigo al piso mientras lo sentaba, aunque mi lucidez llegara a mí, no era tanta, aun estaba mareado y mucho- además Hans tampoco estaba en muy buen estado, me senté a su lado antes de hablar— ahora sí, explícame bien, porque no te entiendo nada ¿Cómo es eso de que te están arrancando de sus brazos?—
—Albrecht , ¿no está claro?— dijo cerrando sus ojos y frunciendo el ceño, mas por la borrachera que por la rabia, tal vez le dolía la cabeza
— Sinceramente, no— Albert se tomo el puente de la nariz y suspiro -Se que somos mejores amigos y que nos contamos todo, pero hay algo que yo no te he dicho... tengo una hija
-¡Que tú que!
-Es complicado- me tumbe al piso – ¿Hay mas trago?
– Aquí... Ven hermano, cuéntame ¿Tu mujer no te la deja ver? ¿Cuantos años tiene?
— ¡Que mujer! ¡Soy soltero! Tengo 28. – le respondí mientras le quitaba la botella y la empinaba
–No entiendo... eres un buen tipo, no tienes cara de dejar un hijo botado
–¡Pues lo hice! Soy una porquería... - Hans se sentó en el piso junto a Albert
– Tu tienes dinero... ¡énviales dinero a ambas!
–¡Que no tiene madre! – le respondí dando un golpe en el piso
– ¡Pero... ¿Acaso dejaste una niña sola? – Hans también se estaba exasperando, tomó la botella y terminó de vaciarla, sacó otra.
–Tiene 18. Y es enfermera... – gateando volvió a quitarle la botella a Hans
– ¡Tuviste un hijo a los 10 años! ¡Estabas loco o que! ¿Te violo una mujer mayor? - le cuestionó mientras puso las manos en los hombros de Albert
– No no no no... es adoptada y ahora está aquí... no no está... ¡No sé dónde está! Aquí en la guerra... ¡ESTÁ DESAPARECIDA! Mi Can..
–¡JAJAJAJA! ¡Te has emborrachado por tu hija adoptiva! JAJAJAJA... y yo que me siento en el maldito infierno por Süssigkeit... ¡no quiero ni siquiera imaginar cómo estás tú! – Hans tomó otro trago.
-¡Estoy desesperado!
-¡No Albrecht! Tú no estás desesperado... ¡Tú estas enamorado de tu hija adoptiva! Ningún padre se emborracha si se le pierde un hijo... pero si... ¡Cuando se le pierde la mujer!
- Albert lo miró con cara de que se estaba volviendo loco... ¡Yo no, no... no... Cand...!
mientras el alcohol empezaba a dominar sus sentidos haciéndolo dormir lentamente, tirado, en el piso de la habitación...
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Reencuentro en el vértice
FanfictionAlistair quien se había vuelto piloto de combate, muere en la guerra. O eso es lo que parece... No amaba a Candy ni se le ocurría que pudiera amarla. Aquello era casi como el bridge, un juego donde te vas sin decir nada en vez de manejar las cartas...