Reencuentro en el vértice

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Cuando abrí mis ojos, lo primero que percibí y sentí fue una nube de polvo. Agradecida de seguir con vida y aún estar dentro de la instalación. Intenté levantarme del suelo, pero el dolor en la cabeza era demasiado para mí. Miré mis manos que estaban manchadas de sangre a causa de las esquirlas. Sin embargo, no podía quedarme ahí, así que me levante del suelo con un poco de dificultad y busqué a Hawthorne.

El seguía en el mismo lugar, sano y seguro por lo que era mejor que se quedara ahí.

En eso, recordé que Greta también estaba conmigo. Agilice el paso, y la encontré en el suelo. Por un segundo sentí que mi corazón se detuvo al verla ahí, así que me arrodillé a su lado para verificar si seguía con vida. Por suerte, estaba bien, salvo una herida a la altura de la sien.

-No sabía hacia donde ir...

Avanzando más encontré un grupo de soldados reunidos donde al parecer había estallado la primera bomba. Unos recogían los escombros y otros dos, miraban con mucho recelo un adorno decorativo que al parecer era de piedra: una águila imperial que sujetaba con sus garras una corona de hojas que contenía en su interior el símbolo nazi.

Los dos soldados estaban hablando de algo que llamó mi atención, así que me acerqué hacia ellos utilizando un callejón que existía detrás de ellos.
Solo acerqué mis oídos a la fina pared y espere sus palabras.
Hablaban demasiado rápido, pero pude entender parte de su conversación.

Comentaban que el ataque había sucedido por los franceses, y que perecieron muchas personas entre soldados, judíos.
Entre ese intercambio de palabras mencionaron a mi suegro, quien tuvo la suerte de no estar presente durante el ataque.

Suspiré de alivio de tal noticia. Aun seguía molesta con él, pero no le deseaba la muerte.

Continúe escuchando a la espera de más información relevante.

Habían comenzado a hablar sobre su patria y su misión en ese campo... que perdió sentido al escucharlos, hasta que una voz habló detrás de mis espaldas.

Volteé hacia la oscuridad y vi una gran sombra parada a escasos metros de mí.

Necesita salir de ahí de inmediato, pero rápidamente esa persona me sostuvo de los hombros y me empujó hacia la pared, colocando una mano sobre mi boca para que no gritara. Intenté ver su rostro pero no había luz y para empeorar la situación, inició una tormenta.

Se escucharon truenos, y la luz vino de repente con un terrible estruendo. Fue en ese preciso instante que pude reconocer al sujeto. Era Hawthorne.

- Sabía que causaba impresión en las chicas, pero no esperaba miedo -Dijo mientras cruzaba los brazos y daba ese aire de superioridad.

- ¡¿Eres un asesino!? -Elevé un poco el tono de mi voz.

- Todos los somos, incluso tu

- No me metas en el mismo grupo que tu - indiqué molesta.

- Lo hiciste cuando trajiste a tu compañera a nosotros...interviniste en su muerte y no creas que me he olvidado de algo...

- ¿De que eres un patético soldado que lo único que hace bien es pronunciar su nombre?

- Piensas de porque eres mujer me dará pena quebrar aquel delicado cuello

-Sé que de igual manera me matarás... No tienes cerebro, no razonas... Eres peor que un animal-Miré en sus ojos furia y me arrepentí de decir aquello. Pero tenía que continuar- Hazme algo... Mátame si quieres, te lo agradecería

- No te sale lo de mujer valiente, fuerte y temeraria.

Ya no quería hablar, ya no tenía palabras. Lo único que sentía era cólera y golpeé su rostro.
Él me miró de nuevo y colocó ambas manos en mi cuello. Empezó a hacer presión mientras reía, y yo luchaba por quitarme sus manos del cuello.

Él realmente parecía disfrutar ver a las personas siendo lastimadas. El aire se me iba, y la vista se me volvía oscura y borrosa. Cuando pensaba que era el fin, algo sucedió...
Hawthorne ahogó un grito y sus ojos se abrieron en par. Me soltó y caí al suelo, seguida de Hawthorne que cayó al suelo de rodillas.

Solo alcance a ver sus ojos...- ¡Albert! - 5 de septiembre de 1917 a las 22:00 - y no supe más...

...

Se escucharon los motores de los aviones acercándose, cuando note el miedo en el rostro de Candy antes de quedar inconsciente.

Se escucharon gritos y disparos. El caos había regresado de nuevo al campo. Voltee unos segundos para ver por donde venían antes de escapar de lo que serían otra vez bombas.

No estaba en las condiciones para correr, pero de algún modo me las arregle para hacerlo.
En ese momento a ningún soldado le importó verme corriendo por ahí. Todos estaban concentrados protegiendo lo que era suyo.
Al cruzar la calle se escuchó la primera explosión.

Una segunda explosión...

Seguía corriendo...

Otra bomba, y así... con Candy en mis brazos, ¡corría!

¡Corría!

Tenía que salvar mi vida y la de mi preciosa posesión... mis piernas... mi rodilla latían tanto que parecían estar rompiéndose... y ni hablar del pie, cojeando, jadeando... si tendría que morir moriria con ella a cuestas. Si ella moria, la seguiría, así sea... ¡con el alma desgarrada! Pero con ella, en mis brazos.

Cuándo estuve lo suficientemente lejos me tiré al piso de espaldas al pie de un árbol, sin aflojar a mi Candy.

Ella aún no respondía, no sabía si aquel maldito soldado habría logrado su cometido.

-¡Candy, Candy! ¡por Dios Santo Candy reacciona!, !me estas asustando Candy!

Nada... silencio absoluto...

Miraba a todos lados y de cuando en cuando volteaba a mirarla, aún tenía los ojos cerrados.

No había nadie...

...

Después de titubear unos segundos... decidió
darle respiración boca a boca...

¡Se estaba volviendo loco! sentía la presión de sus labios con los de él, pero tenía que concentrarse, no podía dejar que su Candy no reaccionara.

Uno

Dos

Tres

Pasar aire...

Uno

Dos

Tres

Pasar aire... -las lágrimas se le salían a borbotones.

Candy, por lo que más quieras Candy ¡no me dejes...!
¡Candy te amo no me dejes! -la inclemente lluvia se mezclaba con las lágrimas de Albert.

Uno

Dos

Tres

Pasar aire...

Uno

Dos

Tres

Pasar aire...

¡Candy!

¡CANDYYY!

No Candy... ¡NO! ¡No Candy!

Ya rendido volvió a abrazarla y se sentó en el piso con ella entre sus brazos... - estaban completamente empapados, parecía que el cielo lloraba junto con su desesperación.

De repente escucho un suspiro... y una respiración pausada...

¡Candy!

-Amor... ¡Amor aquí estoy!

-Albert...

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