Reencuentro en el vértice

La caida de una gran enfermera

Eran las 6 de la madrugada.

Matt se había ido hace unas horas y desde entonces no había dormido para asegurarme de que todo fue real y no otro engaño de mi mente.

Había perdido todo el sueño asi que me cambié de ropa y me dispuse a salir a buscar la pequeña crematoria abandonada...

Salí de la habitación y por lo visto todos seguían dormidos.

Bajé por las escaleras que conducían a la cocina y me dirigí hacia la nevera.

Pero alguien se me había adelantado.

-Flamy, ¿qué haces despierta tan temprano? - Dijo y unos instantes más tarde tenía sus labios sobre mi frente.

-Matt son las 4 de la madrugada, aún esta oscuro, pero alguien podría bajar y verte, ¿qué diablos haces aquí?

Apoyó los codos en una barra que había detras de él y se acomodó el cabello dejándome ver sus ojos verdes en todo su esplendor.

-Pensé. - empezo a decir mientras hacía ademanes con las manos. - que despues de decirte la ubicación del lugar que esta cerca de mi casa tendrías mucha curiosidad de saber donde estaba ubicado, así que decidí venir para llevarte. ¿Hay algun problema con eso?

Puse los ojos en blanco

¿Acaso era tan obvio que haría eso? ¿él no pensó que iría más tarde? ¿cómo supo a que hora llegar?

-Entonces... iremos, solo deja que me prepare el desayuno y...

-Ya me ocupe de eso. -Despues de esa frase se volteó y tomó un plato con 3 esponjosos hot cakes recién hechos, un jugo de naranja y una... ¿rosa?

Me senté a comer. No tenía idea de si la comida me supo deliciosa por el hecho de que tuviera demasiada hambre o porque Matt de verdad tuviera talento en la cocina. Algo difícil de creer ya que nunca me lo hubiera imaginado con un delantal blanco rompiendo huevos y mezclando harina con leche.

Al terminar le volví a agradecer y el solo se limito a asentir.

Me colocó la rosa detrás de la oreja y salimos a la fría calle.

-Te conosco desde... hace unos días... bueno, oficialmente te conocí ayer pero... creo que hay que conocernos un poco ¿no?

-Me parece una perfecta idea.

Comencé a contarle sobre mí. Mis padres muy ocupados como para hacerce cargo de mí y de mi hermana, las constantes mudanzas, lo insoportable que es tener un hermanita que siempre utiliza todo a su favor, una madre que cada cierto tiempo debo enviarle grandes cantidades de dinero sin ninguna razón, un padre alcoholico que encuentra una amante diferente en cada ciudad a la que va. En fin, mi vida no era color de rosa.

-¿Dinero? ¿enserio?

-Enserio, mamá esta obsesionada, nunca he sabido por que.

Despues de que terminara de preguntarme cosas sobre mi anormal familia me dispuse a preguntarle a él.

-Es tú turno. ¿Cómo son tus padres? ¿tienes hermanos? cuentame, ¿qué se siente ser homicida? - Opté por hablar como las mujeres que realizan entrevistas para los noticieros y le acerqué mi mano a su barbilla para que pareciera que llevaba un micrófono.

-Veamos, no tengo hermanos y soy huérfano.

El alma se me fue a los pies.