Primicias de la Guerra

636 53 11
                                    

El 28 de junio de 1914, el príncipe heredero del imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando, y su esposa Sofía se encontraban en Sarajevo, capital de Bosnia. Esta antigua provincia del imperio otomano fue anexionada en 1908 por Austria-Hungría, cuya principal rival en los Balcanes era Serbia, aliada de Rusia.
El estudiante nacionalista serbiobosnio Gavrilo Princip mató de dos disparos al archiduque y a su esposa. Austria responsabilizó a Serbia del asesinato. Esto puso en marcha un engranaje que desembocó en la Gran Guerra un mes después.

El 28 de julio Austria declaró la guerra a Serbia y bombardeó Belgrado tras haberle dado un ultimátum el 23 de julio. El 30 de ese mes, Rusia decretó la movilización general para intimidar a Austria. El 1 de agosto, Alemania, aliada de Austria, y Francia, aliada de Rusia, proclamaron la movilización general. Ese mismo día Berlín declaró la guerra a Rusia.
El 3 de agosto, Alemania declaró la guerra a Francia y las tropas alemanas invadieron Bélgica. Al día siguiente, el Reino Unido, aliado de Francia y de Rusia, declaró la guerra a Alemania por violación de la neutralidad belga.

Al comienzo de septiembre de 1914, después de un mes de ofensiva relámpago en Bélgica y en el nordeste de Francia, las tropas alemanas se encontraban a unas decenas de kilómetros de París. El gobierno francés se fue a Burdeos.
El 6 de septiembre, las fuerzas francesas, dirigidas por el general Joffre, y las británicas lanzaron un contraataque: la batalla del Marne.

Como la red ferroviaria estaba desorganizada el general Joseph Gallieni, gobernador militar de París, decidió requisar unos 700 taxis para transportar a entre 5.000 y 6.000 combatientes al frente. Fue la primera operación de transporte de tropas motorizado de la Historia, pero su papel en la contienda resultó marginal.
La batalla principal se libró del 6 al 9 de septiembre. Las fuerzas alemanas se replegaron. Las bajas en cada bando fueron tremendas: casi 100.000 muertos o desaparecidos de cada lado y dos veces más de heridos.

El 17 de noviembre, el frente oeste de estabilizó desde el Mar del Norte hasta Suiza y la guerra que los dos bandos creían breve se fue alargando.

...

Neil Leagan Llegaba todos los días en estado de ebriedad, ya había chocado tres vehículos y su madre tuvo que ir a sacarlo de la cárcel, porque se había involucrado en una pelea, llevando Neil la peor parte.

Robert Leagan también sabía de esto cuando ingresó a su mansión con cara de muy pocos amigos.

Detrás del señor Leagan, ingreso un hombre pulcramente uniformado, acompañado por tres soldados, que llevaban sus cascos en la mano.

Todavía sorprendido Neil observaba enmudecido, como los soldados se acercaban a él a paso sincronizado – Robert, ¿qué está pasando? – Sarah miraba a los desconocidos, teniendo un mal presentimiento – ¿Quiénes son ellos?

El soldado con el rostro más duro, dio un paso adelante hacia Neil e hizo un saludo militar – Ciudadano Neil Leagan, ha sido aceptado como voluntario, para formar parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América – finaliza y le extiende una hoja de papel, cuidadosamente enrollada.

– Q-que... mamá... – Neil se sobrepone al escuchar esto y se pone detrás de Sarah – ¡Mamá! ¡mamá!

Temerosa, Sarah abraza a su hijo – ¡Robert di algo!

Sin inmutarse, Robert Leagan tomo el documento que le extendían a Neil – Les presento a mi buen amigo, el general Winston Dietrich – el mencionado, se inclina cordialmente hacia la señora Leagan, mientras que un criado le pasa una pluma fuente a Robert – Le pedí que viniera, para que se llevara a Neil al ejército, tal y como él lo deseaba.

– ¿Q-qué? ¡NO! ¡NO! – Neil se abrazo de su mamá y esta, rodeo a su hijo del torso – ¡No mamá, diles que no me lleven! ¡No!

Una vez firmado el documento del alta "voluntaria", Robert se acerca a su hijo, mirándolo con desprecio y coraje – ¿Qué no dijiste que, si no te casabas con Candy, te unirías al ejército? Bueno, Candy ha partido al frente, ve a buscarla – hastiado por el ruin y cobarde comportamiento de su hijo, Robert lo toma de las solapas del traje y lo arranca de los brazos de su madre, poniéndolo violentamente contra la pared – ¡No Robert! ¡No lo lastimes! – suplicaba Sarah.

Reencuentro en el vértice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora