El escondite

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-¿Se encuentran bien Sr William?

-¿¡Quienes son ustedes?! - preguntó inmediatamente a la defensiva...

-Somos corresponsales de guerra, el Sr George Villers nos encargó seguirlo... vamos Sr William debemos llevarles a un lugar seguro... acompáñenos al jeep.

Casi a la fuerza le quitaron a Candy regresándosela al estar instalados ya en el jeep.
Le dieron unos uniformes con los que Albert en un gran predicamento quitó las ropas mojadas de Candy y se arropó junto a ella dentro del jeep.

Permítame auscultar a la Srta Ardlay Sr William... soy médico.- le dijo cuando vio que Albert estaba un poco más calmado.

-Candy no respondía

-¿Como se encuentra?

-Está dormida, pero tiene el cuello y la boca lastimada, por la forma parece que trataron de estrangularla pero no lo lograron, si hubiera sido un poco más en menos de cinco minutos hubiera fallecido. ¿Le dio RCP?

-Si

-Le sirvió para oxigenar más rápido, bien hecho Sr William. Le recomiendo que se recueste en el jeep junto a ella para que su rodilla se desinflame, no la mueva.

Cinco personas subieron al jeep... Partiendo con rumbo a una zona cerca de Hamburgo

...

-¡NOO, SUÉLTAME, DÉJEME, NO ME HAGA DAÑO, NOO NOO! Candy sudaba, estaba desesperada y no despertaba de aquella pesadilla, Albert la mantenía abrazada y trataba de despertarla.

-¡Vamos despierta, despierta Candy, Candy despierta! le dolía el corazón ver la desesperación en la que aquella pesadilla la tenía sumida, Candy despertó desubicada, desorientada y aterrorizada, al ver a Albert se lanzó a su cuello buscando su protección.

-¡Albert, Albert no dejes que se acerquen por favor! desesperada se aferró a su cuerpo con tanta fuerza que le clavó las uñas en la espalda.

-Vamos Candy ya pasó, tranquila, estás conmigo, ya pasó, con ternura la abrazaba y con una mano acariciaba su espalda, poco a poco ella se fue tranquilizando, la cercanía era abrumadora para Albert, ella estaba semi vestida en sus brazos, aferrada a él con todas sus fuerzas no había ni un milímetro que les separara, el sentirla tan cerca lo descontrolaba.

Esa noche fue larga, Candy dormía por minutos y luego se despertaba asustada gritando, él pacientemente la tranquilizaba y la hacía dormir nuevamente, por mucho dolor que él sintiera, su prioridad era que ella estuviera bien, que se sintiera
segura. El doctor constantemente la examinaba, encontrándola, nerviosa.

-Señorita debe tratar de tranquilizarse, afortunadamente no pasó de ser un susto y el Sr. William pudo intervenir a tiempo, el hombre trataba de darle confianza.

Ya al amanecer se detuvieron a comprar provisiones, dos de ellos se quedaron en
las afueras de Quedlinburg, mientras que el doctor acompañó a Albert y Candy hasta Hamburgo.

...

-Si Señor Villers... ambos están bien, hemos hecho todo lo que nos ha indicado, el chalet tiene protección pero sin que ellos puedan darse cuenta en turnos de seis horas.

-¿Y el Káiser?

-¡Está convencido, cree que quien falleció fue el señor William... usted tenía razón, nunca se dignó de verificar el cadaver!

-Repórtense cada semana, así no hayan cambios...

...

Aquel año la nieve llegaría muy tarde. Nos quedamos en un chalet de color pardo, en medio de abetos, en la ladera de la montaña.

Reencuentro en el vértice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora