¿Para esto llegaste Terry?

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Después del bombardeo muchas personas fallecieron a causa de haber inhalado el gas mostaza, el Malta se llenó al tope de heridos, amputados, lesionados y quemados tanto por fuera como interiormente.

Uno de ellos fue Terry...

Las pocas veces que tenía lucidez, sólo preguntaba por Candy, ¡quería saber dónde la habían enterrado! juraba que había muerto en sus brazos y sólo esperaba el momento de acompañarla.

Cuándo todos pensamos que se iba a recuperar fue que aquella desgracia sucedió...

-¿Para esto llegaste Terry?

...

-El señor Grandchester ha tenido una hemorragia. -¿Puedo entrar?
-No, aún no. El doctor está con el.
-¿Es grave?

-Muy grave.

La enfermera entró en la habitación y cerró la puerta. Me senté en el corredor. Me sentí vacío. No pensaba, no podía pensar. Sabía que iba a morir y recé para que no muriera. No lo dejes morir.
Oh, Dios mío, te lo ruego, no lo dejes morir.

Haré todo lo que quieras si no lo dejas morir.

Eso iba dirigido a mi... ¡No es justo!

Te lo ruego, te lo ruego, te lo ruego. Dios mío, no lo dejes morir... Dios mío, no lo dejes morir...

Aquella mujer ha muerto, pero a el no lo dejes morir.

Tenías razón, pero no lo dejes morir... Te lo ruego, te lo ruego, Dios mío, no lo dejes morir..

La enfermera abrió la puerta y, con el dedo, me indicó que entrase. La seguí a la habitación.

Terry no levantó la vista cuando entré. Me acerqué a la cama.

El doctor estaba de pie al otro lado. Terry me miró y sonrió. Me incliné sobre la cama llorando.

-Mi pobre inventor - Tenía mal aspecto.

-No es nada, Grandchester- dije-, te curarás.

-Voy a morir -dijo. Se calló y añadió-: Y no quiero morir... no quiero.

Le cogí la mano.

-¡No me toques! -dijo.

Le solté la mano. Sonrió.

-Mi pobre piloto inventor ... sí, ya, ella ya viene por mi...

-Te curarás. Sé que te curarás.

-Amigo, hay una carta, el dinero úsalo para llevarla a America, de seguro la llevarán allá... a su Colina, deja la carta en su hogar...

-¿Quieres que vaya a buscar un sacerdote o alguien para que te vea?

-No quiero ver a nadie -Luego, después de un silencio-. No tengo miedo, pero la idea de la muerte me causa horror.

-No debe hablar tanto -dijo el doctor.

-Bueno -dijo
-¿Puedo hacer algo por ti? ¿Puedo ir a buscarte algo?

Terry sonrió.

-No. -Un momento después añadió-: Lo que hacíamos juntos, ¿no lo harás con otro amigo, dime? ¿Éramos hermanos?

-Si

-Sin embargo, quiero que vayas con el elegante y le pidas que me perdone por...

-Habla demasiado -dijo el doctor-. Tiene que irse, Teniente Alistair. Puede volver un poco más tarde. No va a morirse. No tiene que decir tonterías.

-Bueno -dijo -. Volveré para hacer excursiones en los jardines todas las noches.

Le costaba mucho hablar.

-Váyase de la habitación, se lo luego -dijo el doctor-. No debe hablar.

-Me quedaré en la puerta -dije.
-No te atormentes, Alistair- dijo -,No tengo miedo, es una broma de mal gusto, eso es todo.

Esperé en el corredor. Esperé mucho tiempo. La enfermera abrió la puerta y se acercó.- El señor Grandchester está peor -dijo-. Tengo miedo...

...

-Brindémos.

-¡Feliz Año Nuevo inventor!

-¡Feliz Año Nuevo Terry!

-Disculpe señor Cornwel, usted no puede tomar licor todavía - Dijo la enfermera Flamy acercando un vaso con agua, pero cuando salió Terry me lo quitó diciendo:

-¡Cómo es eso que tú vas a brindar con agua!toma tu mi vaso, yo me tomaré el agua, la cuatro ojos amargada está loca... ¡Quien toma medicinas soy yo!

-¡Salud!

-¡Salud!

...

-¿Ha muerto?

-No, pero ha perdido el. conocimiento.
Parece que las hemorragias se habían repetido. No las habían podido detener con nada. Entré en la habitación y me quedé con Terry hasta que murió. No le volvió el conocimiento y no tardó mucho en morir.

En el corredor hablé con el doctor.

-¿Puedo hacer algo esta noche?

-No, no hay nada que a hacer. ¿Quiere que le acompañe al hotel?

-No, gracias, quiero quedarme aquí un rato.

-Ya sé que no puedo decirle nada... No puedo decirle...

No -dije-, no hay nada que decir.

-Adiós -dijo-. ¿De verdad no quiere que le lleve al hotel?

-No, gracias.

-Era lo único que podía hacerse. La operación ha comprobado que...

-No quiero que me hablen más -dije. -Quisiera llevarle al hotel.

-No, gracias.

Se alejó por el corredor. Me acerqué a la puerta de la habitación.

-No puede entrar ahora dijo una de las enfermeras.

-Permítame... -dije.

-Aún no puede entrar.

-Salga -dije-, usted y la otra también.

...

Poco después de tomar el agua Terry empezó a vomitar sangre la muy maldita le había envenenado. Para también envenenarse Ella después...

Ese veneno era para mi...

porque la enfermera Flamy siempre pensó que yo no quise ayudara a Matt el día del bombardeo y que lo deje morir...

¡Ni siquiera se quien fue Matt!

...

Después de que las hice salir, después de cerrar la puerta y apagar la luz, comprendí que todo era inútil.

Era como si me despidiera de una estatua.

Transcurrió un momento, salí y abandoné el hospital. Y volví al hotel bajo la lluvia.

Era tiempo de volver.

...

Solo la pertinaz insistencia inglesa permitió una victoria a los puntos en los siguientes días.

Los germanos no podían seguir soportando ese ritmo y decidieron dar un giro radical a su estrategia. Erich Ludendorff se hizo cargo del mando central y ordenó a un grupo de militares veteranos formular una nueva doctrina: «Conducción de la guerra defensiva». Según recogía ésta, la línea defensiva debía estar precedida por una hilera de ametralladoras, mientras la infantería se situaría en retaguardia, lejos del alcance de la artillería, a la espera de lanzar contraataques en las brechas abiertas. La nueva doctrina daba especial importancia a los oficiales de menor graduación: los capitanes y los tenientes quedaban autorizados a tomar decisiones críticas sobre el terreno.

La defensa en profundidad mostró su eficacia contra una ofensiva francesa en 1917.
El éxito fue tal que las tropas francesas decidieron amotinarse y negarse a avanzar más sobre las líneas alemanas, cuyo grado de mortandad, gracias a la nueva estrategia, era proporcional a la profundidad de las incursiones. La iniciativa alemana y buen criterio táctico, en este caso en la defensa, garantizaron otro año la guerra.

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