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Siguiendo órdenes, me encontré caminando tras los pasos de una multitud de elfos. Entre ellos buscaba a la joven para hacerle entrega del broche, no logré encontrarla de inmediato, pero frente a mí ahora había un árbol mucho más grande que el resto, con una puerta enorme como entrada.

Todos entraron con orden, la gran muchedumbre se había convertido en una fila organizada. Con paciencia había llegado mi turno, los guardias y quienes me rodeaban miraban extrañados mis orejas y rasgos faciales, tal como también mi forma de vestir. Ya que lo consideraba normal preferí ignorarlo.

Al traspasar el grande marco de la gigantesca puerta observo un gran salón con una enorme mesa en el centro y varios asientos de madera como en campos de futbol a su alrededor, un gran candelabro colgante que iluminaba con velas toda la habitación y los elfos se comenzaron a posicionar murmurando.

Hice lo posible y logré quedar en una de las primeras filas de los asientos más cercanos a las sillas de la mesa del medio.

—¡Su atención! —Los susurros se detuvieron ante el llamado — ¡Las familias mostraran su presencia!

A la vez de sus palabras, cinco grupos por separado comenzaron a sentarse en el gran comedor.

—La familia de los Groks —Unos elfos elegantes se levantaron de sus asientos para hacer una pequeña reverencia a su nombre —. Lord Asger Groks, su esposa Nanna y la pequeña Zelly.

—Amira Amadeus —La ninfa de manantial, a quien ya había conocido, también se inclinó mientras Sofia la rodeaba.

—Los Beckham —Tres licántropos aúllan como saludo —. Neville Beckham, y los gemelos Flor y Florian.

—Shepherd —Dos glamurosos centauros cruzan sus patas y agachan sus cabezas antes de volver a sus asientos —. Las hermanas, Ingrid y Theodora.

—Y los Malcolm —Algunas gotas de agua salpicaron la mesa y corrieron justo debajo de las sillas, y algunas sirenas dieron a conocer su presencia después de colocar sus aletas en los asientos tras una entrada triunfal —. Aila, Olav y Ehnora.

Observé cada presentación con atención, asombrada de ver cada criatura que no creía que existiera ante mis ojos.

—Ahora que todos están aquí, comencemos oficialmente la reunión.

—¿Y bien? Cuéntenos lo que ocurre —habla Ingrid acomodando una flor amarilla en su oscuro cabello multicolor.

—Algo ha profanado la paz de Gwyndolin —informa Asger —, han lastimado a uno de los nuestros.

—No puede ser —dice  la familia Malcolm al unísono.

—Tienen que ser los del sur —afirma Nanna —, pero ¿quién?

—¡Los vampiros!

—¡Imposible! —grita el señor Neville —. Los vampiros se volvieron inferiores y débiles hace muchos años debido a solo consumir la sangre de los animales del bosque.

—Creo saber la respuesta a toda esta confusión.

Amira se levanta lentamente de su asiento, sus pasos tan distinguidos como los de una sofisticada gacela se dirigían a mi dirección. De inmediato todos los ojos del lugar estaban puestos en mí y hubo un alboroto en la multitud.

—¿Yo?

—¿¡Una humana!? —sentí de inmediato la tensión de sus miradas y susurros encima de mis hombros.

—No entren en pánico —interrumpe Amira —. No es su culpa y no sabremos de quién es hasta que el elfo herido despierte.

—Entonces, ¿qué hace ella aquí?

—Yo la traje —Sofia vuela frente a ellos poniendo las pequeñas manitas en su cintura.

Los ciudadanos soltaron otro escandaloso suspiro.

—Debe ser devuelta a su mundo— ordena el lord dando un golpe en la mesa.

—Pero padre —interrumpe su hija —, ella seguramente la trajo por una razón.

—No te metas Zelly, es una cosa de adultos.

—Asger, escucha a tu hija —comentó Aila.

—No hay discusión, la chica vuelve a su mundo y fin de la reunión —se levanta agresivamente de su silla y nos da la espalda, seguido de él va su esposa, sin embargo, Zelly no va tras ellos.

Cuando todos pasaban a mi alrededor, la habitación comenzó a vaciarse y Sofía siguió volando frente a mí con la cabeza gacha. Comencé a sentirme culpable y a cuestionarme si había hecho algo malo en realidad.

¿Era mi presencia la culpable de todo este caos?

¿Acaso si no hubiera cruzado esa puerta, este mundo hubiera continuado en la paz que habían conseguido hace años?

¿Por qué había sido traída aquí en primer lugar?

—¿Hola? —Era Zelly, chasqueando sus dedos frente a mis narices para devolverme los pies a la tierra.

—¡Zelly! —reacciono sorprendida.

—Te acompañaré hasta la puerta mágica, vamos.

Ella jala de mi mano hablando sin parar todo el tiempo, y me guía fuera de la ciudad a rastras. Los árboles comenzaron a tomar una forma más natural, entre ellos un blanco unicornio de pezuñas rosas, ojos brillantes y cabello de arcoíris, galopaba.

 ***

—Y por eso es que siento que nunca quiere escucharme —termina Zelly una conversación argumentada de desahogo quejándose sobre el comportamiento de su padre mientras caminábamos por el bosque de Gwyndolin —, y cuando le digo algo, simplemente usa una excusa como la de que los niños no deben opinar en los asuntos de los mayores, ¡además mi madre solo se queda callada y le da la razón siempre! Oh, ya llegamos.

Me doy la vuelta observando la gran puerta frente a nosotros y al instante reconozco el ambiente.

—Espero volvernos a ver —le dije a la chica mientras nos despedimos en un abrazo.

—Eso será más pronto de lo que piensas.

Pase mi mano dentro del portal, no sin antes echarle una última mirada al lugar. El brillo se hizo más intenso y casi sin notarlo, estaba del otro lado. Mi cabeza se sentía un poco aturdida, así que lo primero que se me ocurrió hacer fue revisar la hora en el celular.

Apenas habían avanzado unos pocos minutos desde que partí.

Quedé asombrada, tenía que procesar lo que hace unos instantes ocurrió. Antes de salir del sótano, tomé un libro de los que se encontraban en el estante y pisé los escalones. Sentí una melodía armoniosa que provenía de detrás de mí, miré alrededor del lugar y, al no ver nada, subí.

—¡Amber! —me sorprendió mi madre luego de cerrar la puerta hacia el sótano —, que rápido subiste, me esperaba que te quedaras horas allá abajo.

—Es que tenía razón en pensar que daba miedo, pero me traje uno de los libros.

—Perfecto cariño, hoy no hice cena, pero ordené unas pizzas, pronto llegan.

En el Sótano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora