Abrí los ojos, pestañeo varias veces antes de darme cuenta de dónde estaba, estiro mis extremidades para sentirme acostada en un sofá de terciopelo amarillo muy cómodo. Frente a mí se encuentra una pequeña mesa ostentosa de llamativos detalles áureos en las esquinas, sobre la cual hay un jarrón con hermosas flores moradas y una taza de té recién preparado, el cual emitía un humo que llamaba la atención de mis fosas nasales exageradamente. La habitación es pequeña y acogedora, pero resultaba ser todo muy… dorado.
—¡Oh, has despertado! —una mujer adulta —elfo —, entra en la habitación a través del marco de la puerta con la tetera en una bandeja.
—¿Dónde estoy? —pregunté mientras me sentaba en el sofá, tenía un desagradable dolor de cabeza.
—Me presento, mi nombre es Aoi —deja la bandeja en la mesita —. Soy la sirvienta principal de la familia Groks y esta es mi humilde morada, para servirle — ella hace una reverencia y automáticamente me levanto disparada de mi asiento para corresponderle el gesto.
—Me llamo Amber Troyes, un gusto conocerla señorita Aoi —le ofrecí mi mano para que la estrechara, pero sin embargo, dio un paso atrás.
—No podría señorita —Veo como la sangre se sube a sus mejillas —. No tengo permitido aceptar esa propuesta, lo lamento mucho.
Me sentí decepcionada por su respuesta.
—Entiendo —En realidad no —, no se preocupe.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?
—En realidad, si — }decido acomodar mi vestuario mientras pensaba como formular correctamente mi duda —. Cuando me encontraba con Amira, si no me equivoco, mencionó que los humanos de este mundo se habían extinguido. ¿Por qué?
—En el pasado de Gwyndolin, nuestro mundo estaba poblado por humanos, pero en un día memorable, una entidad malvada de la raza demoníaca fue responsable de su perdición.
—¿Cuál fue la razón?
—Sus intenciones hasta el día de hoy siguen siendo desconocidas para nosotros.
Fue entonces cuando me di cuenta de que incluso el mundo de fantasía más hermoso no es inmune a los sentimientos humanos como la envidia y el odio. Fascinada por salir y explorar cada rincón y grieta, siento la necesidad de salir.
—¿Cómo funciona el tiempo en este lugar? —cuestiono en busca de un reloj de pared a mi alrededor —. ¿Puedo salir?
—El tiempo… ¿Se refiere al desarrollo de eventos del pasado al presente en el futuro? Funciona igual que el de la tierra de la que provienes —Aoi pone su mano dentro de un bolsillo oculto de su vestido y de allí saca un bonito reloj de cadena de oro —. El único cambio es que mientras aquí pasan horas, allá solamente transcurren segundos. Y claro que puede salir, usted es libre de tomar sus decisiones en este lugar.
—Entonces, ¿qué hora es?
—Es mediodía.
Con la hora en mente, me dirigí al corredor por el que había pasado la mujer y me aferré a mi costado mientras yo estaba al borde de una muerte segura desde una altura aterradora. Di un paso atrás y miré de cerca, había una escalera justo debajo de mis pies.
Eché una última mirada al elfo, levanté la mano a modo de despedida y comencé a descender las escaleras con cautela.
—Tenga cuidado señorita —Aoi me regala una cálida sonrisa seguida de una noble reverencia.
Le devolví el gesto justo antes de perderla de vista. El piso a tocar está cada vez más cerca y cuando tan solo quedan unos cinco escalones por bajar, doy un salto. Pensé para mis adentros "debe ser un sueño" y todavía no podía creer lo que estaba pasando. Incluso me pellizqué la piel del brazo para comprobar si estaba soñando. Sí, podía sentir el dolor.
Intenté descifrar un posible camino para comenzar, pero extrañamente no había nadie a mi alrededor. Caminé por largos minutos hasta que di con un grupo de elfos que se veían estresados formando un círculo alrededor de otro ser.
—¡Ayuda! Necesito ayuda, por favor —grita agonizante un elfo en el suelo con la ropa andrajosa y los brazos ensangrentados.
El grupo a su alrededor comenzó a movilizarse para buscar a los jefes de este lugar, hasta que llegaron tres individuos, quienes tan pronto como estuvieron allí, exudaron un aura radiante de paz.
Todas las personas detuvieron su estado de pánico para formar una línea a su alrededor y yo también me les uní.
—¡Calmaos, elfos de Gwyndolin! —habla el mayor de ellos —. ¿Qué es lo que causa tanto alboroto?
La fila se deshizo para darle a notar la tragedia.
—No os preocupéis, ¡Zelly! —llama a una pequeña que aparenta mi edad que sale de detrás de sus guardias, la niña de coletas color azabache se acerca al herido justo antes de notar mi mirada y sorprenderse de inmediato.
Sacude la cabeza dejando caer un broche azul de su vestido púrpura y se arrodilla ante el sujeto. Desnuda sus manos que estaban vestidas con elegantes guantes blancos, sus cejas se hunden y el semblante se le torna de color rojo, sin embargo, mantenía una sincera sonrisa. Entre sus manos, una luz azul brillante comenzó a formarse, similar a las fuentes y hadas.
El sudor empezó a correr por su piel y mientras tanto yo recogí la pieza que había perdido. El poder se dirige al herido y se disipa en su cuerpo. Por consecuencia se desmayó, inconsciente, y la chica llamada Zelly suspiró profundamente.
Uno de los guardianes va en su dirección y recoge al elfo en sus brazos.
—Esta situación requiere una reunión —El señor principal se da la vuelta mientras informaba —. Todos los habitantes de La Ciudad de los Elfos y cualquier criatura presente debe acompañarnos al árbol Riese.
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En el Sótano ©
FantasiaEn el mundo mágico de Gwyndolin, donde los humanos se extinguieron hace muchos años, solo existen criaturas fantásticas. Hadas, sirenas, ninfas, elfos, hombres lobo y centauros habitan en paz en el norte, mientras que cíclopes, trolls, vampiros y de...