Zelly se encogió de hombros con indiferencia, como si nuestra desesperación fuera un detalle insignificante. Sasha, con los puños apretados y el cuerpo rígido por la contención de su furia, se veía al borde de explotar. Brom, cuyo
optimismo siempre había sido un faro para el grupo, parecía abatido, como si la esperanza que siempre había irradiado se hubiera extinguido, incapaz de creer lo que había sucedido, o de no haberlo anticipado.Darkson
permanecía en silencio, su rostro impasible ocultando cualquier emoción, pero su postura tensa revelaba su alerta constante mientras se mantenía de pie con una calma inquietante. A Esmeralda se le notaban algunas venas en el cuello y las sienes, señal de la impotencia que mantenía oculta bajo su piel. Y la pequeña Sofía, aún atrapada en la jaula, parecía pálida y vulnerable, su respiración entrecortada mientras recuperaba la conciencia.Antes de que pudiera dar un paso, sentí una presencia cálida y familiar en mi mente. Era Fayre, intentando comunicarse conmigo.
—Amber... peligro.
¿Fayre?
—No te... con tu hermano...
¿Qué está pasando?
—Demonios... detén... no puedo...
Parece ser que está tratando de comunicarme una advertencia importante, pero algo está constantemente interfiriendo y no logro entenderlo por completo.
—Los demonios... siguen saliendo de... todos lados.
Quizás la distancia esté afectando nuestra telepatía. Hasta ahora, eso podría explicar por qué aún no ha llegado al castillo con nosotros. Además, teniendo en cuenta que fue despertado de su letargo de miles de años hace apenas unas horas, es posible que no esté en su mejor estado para la batalla que decidió asumir.
—Cuidado... tu hermano...
Su mensaje fue abruptamente interrumpido por una ráfaga de energía, cortando nuestra conexión y dejándome con un sentimiento de desesperación e incertidumbre.
¿Su última palabra había sido "hermano"?
De repente, un estruendo resonó en el aire, seguido por el crujir de las puertas al abrirse, y una presencia maligna llenó la sala. El demonio regresó, su figura temible emergiendo de las sombras. Con él, traía a un chico, encadenado y claramente debilitado.
Mi corazón dio un vuelco al verlo. Frente a mí tenía una versión desgarradora de lo que había conocido de él en mis visiones. Sus ropas estaban rasgadas y sucias, sus ojos azules hundidos y su rostro marcado por el cansancio y el dolor. Las cadenas que lo mantenían prisionero brillaban con una energía oscura que parecía drenar su fuerza vital. Cada tintineo resonaba en mis oídos en un eco de sufrimiento y desesperación.
Me quedé paralizada, incapaz de apartar la mirada de él. Dentro de mí, una mezcla de alivio por verlo vivo y horror por su estado se arremolinaban, dejándome con un nudo en la garganta. Era él, mi hermano, mi gemelo, mi otra mitad. Finalmente estaba frente a mí, pero no en las condiciones que había esperado. Siempre imaginé que nuestro reencuentro sería diferente, parecía tan distante y ajeno en ese momento que incluso la culpa se hizo presente en mi corazón, preguntándome si podría haber hecho algo más para evitar que terminara así. Su mirada, sin embargo, aún ardía con algo de osadía. A pesar de todo, Carlos no se había rendido.
—Carlos… —susurré.
Verlo allí, encadenado y vulnerable, rompió algo dentro de mí. Una mezcla de miedo, ira y una necesidad desesperada de protegerlo me inundó.
Carlos levantó la vista, sus ojos se cruzaron con los míos. Trató de moverse, pero las cadenas y sus magulladuras se lo impedían. Mis sentimientos se arremolinaron en mi pecho, una tormenta de emociones que me dejó casi sin aliento.

ESTÁS LEYENDO
En el Sótano ©
FantasyEn el mundo mágico de Gwyndolin, donde los humanos se extinguieron hace muchos años, solo existen criaturas fantásticas. Hadas, sirenas, ninfas, elfos, hombres lobo y centauros habitan en paz en el norte, mientras que cíclopes, trolls, vampiros y de...