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Capítulo dedicado a mi abuelo.
Feliz cumpleaños🤍 05/23

A la mañana siguiente, los primeros rayos de sol se colaron por la ventana, llenando la habitación con una cálida luz dorada. El resplandor del amanecer iluminaba los paneles de madera gastada, creando patrones de luz y sombra que bailaban amistosamente en las paredes. Nos despertamos temprano, conscientes de la importancia de aprovechar cada hora de luz para el arduo viaje que nos esperaba. El aire de la mañana nos despejaba las mentes y nos llenaba de una renovada sensación de brío. Nos levantamos de nuestras camas, cada movimiento cargado de propósito mientras nos preparábamos para la marcha.

Sasha, ya se encontraba despierta y en plena actividad, nos esperaba en la cocina. Había preparado un desayuno sencillo, pero nutritivo para darnos fuerzas: avena con frutas secas y miel, acompañada de pan tostado y té caliente. Nos sentamos alrededor de la mesa una vez más, agradecidas por la comida y la hospitalidad de nuestra nueva aliada.

—Es importante que tengamos suficiente energía —nos expuso mientras servía el té—. No sabemos qué nos vamos a encontrar en el camino.

Después de desayunar, comenzamos a reunir nuestras pertenencias y a prepararnos para partir. Ella también tomó sus propias provisiones, añadiendo a su bolsa personal algunos frascos con pociones y ungüentos, así como una daga de hoja corta y afilada. Nos mostró uno de los mapas que tenía en el que había marcado detalladamente la ruta a seguir para llegar a Trolgrot sin ser detectadas por los esbirros del Sur.

—Seguir esta vía nos permitirá obviar las zonas más peligrosas —dijo, señalando los puntos clave en el mapa—. Será un trayecto largo, pero es nuestra mejor opción para llegar a nuestro destino sanas y salvas.

Nos miramos entre nosotras, asintiendo con determinación. Sabíamos que el viaje no sería fácil, pero también éramos conscientes de que no teníamos otra opción. La misión de salvar a Gwyndolin, a mi hermano y, en última instancia, a nosotros mismos, dependía de nuestra valentía y perseverancia.

Antes de salir, Sasha nos entregó unas capas de viaje, que al parecer había preparado. Las capas eran de un tejido resistente y cálido, ideal para protegernos del frío y las inclemencias del tiempo.

—Aquí tienen, chicas —nos entregó una a cada una —. Estas nos ayudarán a movernos con discreción y evitar las miradas curiosas.
Zelly y yo nos colocamos las capuchas sin problemas, pero cuando Sofía, intentó ponerse la suya, nos dimos cuenta de que era demasiado grande para ella. El hada, al ser considerablemente más pequeña que las demás, quedó prácticamente envuelta en la tela, pareciendo más una criatura atrapada que lista para el combate.

Sasha se rió suavemente al ver la situación.

—Lo siento, Sofía. No pensé en las diferencias de tamaño cuando las preparé —se inclinó y buscó en su bolsa de pociones. —. Pero no te preocupes, tengo justo lo que necesitamos.

Extrajo una pequeña botella con un líquido brillante y violeta.

—Esta es una poción de reducción. No te preocupes, solo afectará a la capucha —Sasha vertió cuidadosamente unas gotas sobre la capucha mientras pronunciaba un encantamiento en voz baja. Al instante, la tela comenzó a encogerse, acomodándose perfectamente al tamaño diminuto del hada.

—¡Gracias, Sasha! —Sofía sonrió agradecida, ajustándose la capucha.

Con todo listo, nos dirigimos a la puerta de la cabaña. El viento fresco de la mañana nos recibió mientras dábamos el primer paso hacia nuestro destino. La luz del sol, ahora más brillante, iluminaba nuestro camino, y aunque sabíamos que el viaje estaría lleno de desafíos, estábamos preparadas para enfrentarlos juntas.

En el Sótano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora