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Desenrolló el antiguo pergamino sobre la mesa de madera, gastada por el tiempo y el uso. Nosotras nos acercamos con curiosidad, observando cada detalle con ojos ávidos de conocimiento. La luz tenue de las velas y el resplandor de la luna que se filtraba por las ventanas conferían al ambiente un aire místico. Cada trazo de tinta en el pergamino parecía tener vida propia, los símbolos y las figuras dibujadas en él evocaban una sensación de arcaísmo y poder, llenando la habitación con una atmósfera cargada de misterio y expectación.

—Aquí, este pergamino contiene una leyenda que podría ser nuestra salvación —expuso la hechicera señalando el documento —. Habla de un dragón poderoso que duerme en las profundidades de Trolgrot, las cuevas de los trolls. Su poder es tan grande que puede superar las barreras mágicas de Akuma y mucho más.

Zelly, Sofía y yo echamos un vistazo con atención, tratando de asimilar la información.

El dragón en el manuscrito se mostraba majestuoso y poderoso, con escamas relucientes que reflejaban la luz de manera hipnótica. Su cuerpo imponente estaba adornado con líneas sinuosas que resaltaban su musculatura, transmitiendo una sensación de fuerza y gracia al mismo tiempo. Sus garras afiladas y sus colmillos sobresalían con amenazadora determinación, mientras que sus alas desplegadas parecían listas para elevarlo hacia los cielos. Sus ojos, profundos y penetrantes, reflejaban una inteligencia antigua y una determinación feroz.

A pesar de estar representado en un simple pergamino, la presencia del ser parecía trascender el papel, como si estuviera esperando pacientemente el momento adecuado para despertar y desatar su poder sobre el mundo.

—El dragón de Trolgrot… Fayre—murmuró Zelly, sus ojos brillaban con un atisbo de expectación —. ¿Cómo podemos despertarlo?

La elfa hechicera dirigió su dedo índice hacia un conjunto de símbolos que estaban escritos frente a nosotras, parecían representar un rito complejo.

—Despertar al dragón no será tarea fácil —advirtió —. Requiere un ritual antiguo que solo puede realizarse con Amber presente.

La mera idea de enfrentarme a un dragón me dejó temblando de emoción y miedo. Pero a la vez, saber que enfrentarlo significaba la más grande posibilidad de salvar a mi hermano, mis amigas y a Gwyndolin, me llenó de valor.


—¿Cómo llegaremos a Trolgrot? —cuestionó el hada —. Está un poco después de Akuma, es la esquina más alejada de Gwyndolin.

—Será un viaje extenso y peligroso —respondió —. Pero no tenemos otra opción. Debemos partir mañana al amanecer.

Zelly asintió.

—Entonces tenemos que estar preparadas —dijo —. No podemos permitirnos fallar.
Sasha me sonrió, admirando la valentía de las chicas. Hizo un gesto para que nos acercáramos todas a la mesa, donde había dispuesto algunos alimentos.

—Primero, comamos algo y descansemos —sugirió—. Necesitaremos todas nuestras fuerzas para mañana.
Nos sentamos alrededor de la mesa, agradecidas por la pausa. La cabaña, aunque modesta, ofrecía una calidez reconfortante que hacía tiempo no sentíamos. Sasha se movía con gracia y eficiencia, sirviendo un guiso humeante que llenaba la habitación con un aroma delicioso y hogareño. El estofado, hecho con ingredientes frescos y cuidadosamente seleccionados, despedía un vapor que parecía envolvernos en una burbuja de tranquilidad.

Acompañando el guiso, colocó sobre la mesa pan recién horneado. La corteza crujiente y dorada y la suave fragancia del trigo recién salido del horno nos hicieron olvidar momentáneamente nuestras preocupaciones. Cada mordisco era una delicia, un recordatorio de que todavía había placeres sencillos en el mundo, incluso en medio de la adversidad.

En el Sótano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora