Quinto año: Eras hermoso

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Viernes 16 de enero de 1976

-Espera, ¿Entonces la tierra no es plana?

-No Black, no lo es.

Sirius parpadeó, obligado por la conmoción. -¡Qué carajo!

-Lo sé- suspiró James.

Miró a sus amigos con desesperación. -¿Por qué mi madre no me dijo esto?

-Porque está jodidamente loca y no sabe geografía- dijo Remus sin rodeos. James le envió miradas de advertencia, pero él simplemente lo mando al carajo

Sirius se quedó boquiabierto, todavía sin entender esta maldita revelación. -Pero..pero ¡¿POR QUÉ ?!

-No lo sé amigo, dile eso a Cristóbal Colón- Remus se encogió de hombros, apoyándose en su sillón a gusto.

Arrugó su rostro. -¿Quién?

-Un racista.

Sirius no sabía cómo responder a eso. -He estado viviendo una mentira- susurró, ahora sobre analizando todo lo demás que creía que era cierto.

James se acercó y le dio unas palmaditas en el hombro. -Sirius, está bien, muchas personas descubren este tipo de cosas más adelante en la vida. Oye, cuando mamá me contó sobre el ciclo menstrual, me sorprendió. ¿Sabías que las chicas sangran durante una semana todos los meses?

Peter hizo una mueca.

-¡Y..Y no mueren! ¿Cómo pueden sangrar durante una semana y no morir?- Exclamó, con los ojos azules enloquecidos.

-James, ¿Nunca supiste esto?- Remus dijo inexpresivamente, sin inmutarse en lo más mínimo.

-¿De verdad crees que me habría metido con Evans si hubiera sabido que estaba sangrando? Maldita sea, no me extraña que me rechace.

Sirius contuvo una risa. -Sí, porque su sangrado es definitivamente la razón.

***

Sirius no lo negaría, las últimas dos semanas habían sido difíciles. Sus amigos no esperaban que fuera alegre todo el tiempo, pero tampoco querían que cayera en un agujero depresivo. Así que lo mantuvieron ocupado con pequeñas tareas como juegos snap explosivos o paseos en escoba después de las clases de la mañana. Aunque no lo admitieron, fue idea de Remus levantarlo y hacer cosas.

Sirius gemía y se quejaba cuando Remus abría las cortinas y lo arrastraba fuera de la cama para desayunar, la luz dura del sol ardía como antorchas en sus ojos. Al instante alcanzaría la camisa de vestir sucia que había usado tres días seguidos, pero Remus se la arrancaría de las manos y empujaría una limpia en su pecho.

-No te voy a vestir, ahora ponte eso- le ordenaba, luego procedía a arrojarle un par de pantalones y calcetines blancos antes de salir por la puerta.

Sirius se mostraba brutal mientras se cambiaba, pero en secreto estaba sonriendo. A Remus le importaba y eso era suficiente.

Tuvo sus ataques de llanto en los que se encerraba en el baño, abría la manija de la ducha y se sentaba solo en la bañera mientras se duchaba en su culpa. Solo el agua que salpicó y empapó su ropa fue suficiente para calmar sus ataques de pánico. Nunca llegaron tan lejos como la hiperventilación e incluso entonces no estaban tan mal.

Fue gracioso cuando Sirius pensó en cómo los ataques de pánico eran normales ahora, como lavarse los dientes o beber agua. Se había acostumbrado a la hora de las siete en la que se le cerraba la garganta y se le lloraban los ojos y el sucio baño se convertiría en su nuevo hogar hasta que Peter llamaría a la puerta y se quejaría de que tenía que orinar.

See The Rainbows In My Eyes [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora