Quinto año: Sólo una muestra

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Jueves 29 de abril de 1976

Quería verlo. Él lo vería.

Sirius rara vez tuvo momentos en su vida en los que las cosas se sintieran bien. Siempre le han desgarrado y se han convertido en recuerdos aterradores que ahora había llevado por el resto de su existencia, pero esto...esto se sentía bien. Se sintió bien.

Durante tanto tiempo había estado luchando contra el nudo en su estómago como si fuera un pecado en lugar de ceder y dejarse pecar. ¿Desde cuándo se acobarda ante lo desconocido? Sirius Black era conocido por hacer estupideces con poca intención.

Esa mañana estaba listo, ya levantado y vestido antes de que Evans llamara a su puerta. Cuando lo hizo, Sirius la abrió, para consternación de James.

Su cuello y muñecas estaban condimentadas con colonia y el cabello peinado hacia atrás en un moño, aunque los mechones más cortos colgaban sueltos. Olía a fresco de una ducha, las mejillas enrojecidas por el vapor.

Lily se sobresaltó, asimilando su apariencia y su encanto húmedo. -¡Sirius! Hola amor, estás... ¡estás despierto!- Ella sonrió alegremente pero parecía presionada. No podía decir si ella estaba ocultando la conmoción de verlo vestido tan temprano en la mañana u ocultando el abatimiento de que su servicio ya no sería necesario.

A Lily le gustaba mucho ser útil, ser madre, tener otras responsabilidades además del trabajo escolar y las rondas de prefecto. Le gustaba tener a Sirius como amigo, incluso si su vínculo sólo había crecido porque él alguna vez fue vulnerable y ella fue una fuente de consuelo.

Sirius asintió mientras intentaba apartar la cara de James de detrás de la puerta mientras trataba de saludar a Lily. -Sí, tuve un repentino estallido de energía esta mañana y Prongs no estaba acaparando el baño, así que tuve que ducharme primero- La objeción de James sobre ese asunto se amortiguó detrás de la mano de Sirius envolviendo su boca. Trató de pararse con firmeza mientras James luchaba contra él, agarrando el marco de la puerta con su mano libre para apoyarse. -Simplemente tenía ganas de bajar temprano, probar primero la taza de café recién hecho-. Era esta mentira o la verdad, pero afortunadamente, Lily parecía creerlo.

No tenía intención de ir al Salón ni a ninguna de sus clases, incapaz de esperar mucho más después de semanas de hacerlo. Sirius sabía lo que quería y no se negaría a sí mismo esa libertad.

-Bueno, eso suena encantador. Ella le tendió la mano, esperando a que él le ofreciera un brazo de escolta. -Me reuniré contigo.

Empujó la cara de James con suficiente fuerza para que el chico se tambaleara hacia atrás, dándole a Sirius tiempo suficiente para salir rápidamente y cerrar la puerta antes de que su amigo pudiera volver a levantarse. Extendió su brazo que Lily aceptó y se dirigieron a desayunar.

Cuando esas grandes puertas manchadas de caoba aparecieron a la vista, Sirius se quedó atrás, disminuyendo la velocidad para que Lily se adelantara. Cuando la distancia entre ellos creció lo suficiente, giró sobre sus talones, haciendo el camino opuesto a las mazmorras. Claro, fue un poco abrupto, demorarse en esos pasillos fríos, pero ¿Dónde más estaría el chico?

Sirius pisaba silenciosamente para que sus pisadas no hicieran ningún sonido, pero justo cuando una escalera en declive apareció a la vista, un brazo lo rodeó y tiró de él en la dirección opuesta.

-Oh, no, no lo harás- dijo Lily, arrastrándolo hacia el Salón. -No dejaré que te descarriles.

Sirius echó la cabeza hacia atrás y gimió. -Evans, solo iba a ir a ver a Slughorn, dejé mi varita en su clase-. Era casi cierto, ayer había estado tan ocupado discutiendo con entusiasmo el último álbum de Bowie con Remus que se había olvidado por completo de la varita que había dejado en su mesa. Pero afortunadamente, James había regresado y lo había recuperado. Aunque, ella no necesitaba saber eso. -¡Y no me voy a descarrilar!- Argumentó, frunciendo los labios.

See The Rainbows In My Eyes [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora