Quinto año: Graves errores Parte 1

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Viernes 11 de junio de 1976

Sirius golpeó con su pluma contra el borde de su escritorio, mirando con dagas la parte posterior de la grasienta cabeza de Snape, que se inclinaba hacia abajo, con la nariz arqueada prácticamente tocando su pergamino. Con los exámenes ocupando cada minuto libre de su tiempo, no había tenido la oportunidad de confrontar a Snape por lo que había sucedido el viernes pasado.

Lily todavía no le hablaba, ni Mary tampoco, poniéndose del lado de su amiga a pesar de que ambos sabían la verdad. Remus les había dicho, pero Evans todavía guardaba un firme rencor, negándose a dejar pasar el incidente. Tal vez si hubiera escuchado toda la vergonzosa mierda que Sirius había divulgado públicamente, tendría un poco de simpatía, pero hizo que los merodeadores juraran que olvidarían todo lo que había hablado y nunca volverían a mencionarlo.

La humillación deja cicatrices más profundas que el látigo. No podía correr más rápido que esto. Era tan permanente como el tatuaje que James le había hecho en Halloween. Incluso si otros se olvidaron, Sirius no lo haría. En el fondo de su mente, siempre estaría consciente del hecho de que sus amigos lo sabían. Sabían cuando él nunca había planeado contárselo.

Sirius no cedió a esto.

Que se jodan todas las personas que se rieron de su vulnerabilidad, que lo vieron como la víctima y decidieron ignorarlo. Que se jodan por sentarse allí y hacerle desfilar con más preguntas cuándo podrían haber protestado en silencio. Y sobre todo, que se joda por no haber sido lo suficientemente fuerte para luchar.

¡Crack! Sirius miró hacia abajo para ver su pluma en dos y su mano cubierta de tinta.

-Señor. Black, ¿pasa algo?- El profesor Slughorn apareció junto a su escritorio, mirando con seriedad la mancha negra sobre su examen.

Severus se animó al escuchar su nombre, mirando por encima del hombro sólo para encontrar a Sirius ya mirándolo, con la mandíbula apretada. -No- espetó. -Todo está bien.

***

Probablemente arruinó su examen de Pociones, pero eso era lo último que tenía en mente porque Elio lo había encontrado, tropezando juntos en la Sala de Trofeos que rara vez recibía visitas, y besó sus penas. Al final, estaban sonrojados y abrochando sus camisas.

-Fumas demasiado- comentó Elio, de la nada, alisando su cabello. Realmente no tenía que hacerlo, naturalmente cayó en su lugar, incluso cuando estaba despeinado.

Las chicas le habían dicho esto, habiendo probado el humo de su boca. -Bueno, algún día voy a morir, así que, a la mierda- Sirius se encogió de hombros y Elio se rio de esto. Merlín, esa maldita risa.

Terminaron de vestirse y holgazanearon un poco, apoyados contra el alféizar de la ventana. Sirius sacó su paquete de cigarrillos medio vacío, se llevó uno a la boca, lo encendió e inhaló. Fue uno de esos días en los que si alguien preguntaba "¿Por qué fumas?" se presentaría hoy, brindando por la mala salud mientras tomaba otra bocanada. La nicotina enrollada era lo único que aún no lo había decepcionado.

Elio lo miró con curiosidad, cómo el humo salía de su boca en anillos. Sirius le ofreció otro, en caso de que Elio quisiera uno. No lo hizo.

-Dime, chico lindo- reflexionó, la mirada enfocada, la cabeza contra el cristal. Algo en su tono se había hundido, volviéndose decidido y bastante serio. -¿Eres gay?

Su respiración se atascó mientras fumaba, bajando por el lado equivocado. -No- dijo Sirius rápidamente, tosiendo.

Habían estado evitando esa discusión desde el momento en que los labios de Elio se pegaron a los suyos. Trató de alargar durante el mayor tiempo posible, sabiendo plenamente que en algún momento sucedería. Es solo que las cosas iban tan bien entre ellos, sin condiciones, besuqueándose en secreto. Nunca había tenido algo como esto y cuestionarlo seguramente dañaría su belleza.

See The Rainbows In My Eyes [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora