Quinto año: Échale la culpa a Potter

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Jueves 15 de abril de 1976

El primer pensamiento de Sirius cuando regresaron a la choza, agotados y colapsando sobre el piso astillado, fue Remus.

Ignoró la sangre que goteaba por su pierna o la ardiente quemadura de su carne desgarrada. Incluso mientras su cabeza daba vueltas, interrumpiendo su equilibrio, Sirius arrastró su cuerpo hacia donde yacía su amigo, temblando y con cicatrices, sin fuerzas suficientes para llegar a su catre.

-Sirius ... James ... Pete ...- Remus tosió. Sus palabras se sintieron peladas, más secas que el papel de lija y más estridentes que los clavos en una pizarra.

-Estoy aquí- dijo Sirius, arrodillándose a su lado. Su pierna gritó por la presión ejercida sobre ella, sacando más y más sangre. Su carne latía como si su corazón estuviera atrapado dentro de la herida.

-Amigo, estás sangrando- jadeó James, mirando con los ojos muy abiertos el charco en el que estaba sentado.

A Sirius no le importaba, se ocuparía de su pierna más tarde. Se cernió sobre el cuerpo de Remus, sin saber qué hacer. Había tantos cortes y raspaduras de ramas y garras. Su mano buscó a tientas el trapo que sostenía, frotando alrededor.

Remus lo miró divertido con ojos nublados. Supongo que no recordaba nada. -M..Madam Pomf..frey suele hacer eso.

-Bueno, no estoy esperando a Madame Pomfrey- dijo con voz ronca Sirius.

Peter se ocupó de un corte que James se había hecho, un poco por encima de la frente derecha.

Continuaron trabajando, acumulando fuerzas hasta que la luna finalmente se desvaneció, dominada por el sol y sus ásperos destellos a través de las ventanas tapiadas.

Remus entró y salió de la conciencia y cada vez Sirius casi tenía un ataque al corazón. Cuando se despertó, con los ojos llenos de lágrimas y círculos oscuros, Sirius tuvo la urgencia de decírselo, pero no lo hizo.

No quería contarle sobre los otros aullidos que habían escuchado y los ataques que pronto aparecerían en los periódicos. Cómo el lobo había cargado hacia adelante, desesperado por estar con su propia especie. Cómo Sirius y James lo habían perseguido por el bosque, tratando de hacer que retrocediera. Cuando Sirius vio farolas de la ciudad mágica más adelante, saltó frente al lobo y le enseñó los dientes, gruñendo satánicamente. Cómo habían peleado y Remus le rasgó, cortó su muslo y luego arañó su propia piel.

Sirius no lo haría, así que mantuvo la boca cerrada y miró impotente mientras Remus se desmayaba una vez más.

***

James prácticamente tuvo que arrastrar a Sirius fuera de la cabaña ya que se negó a dejar que Remus se desangrara, pero se fueron, escondidos debajo de la capa justo cuando Madame Pomfrey irrumpió y corrió al lado de Remus.

Se inclinaron por el empinado césped, resoplando por miembros cansados ​​y pulmones agitados. James había envuelto el muslo de Sirius con un trozo de tela que había arrancado de su camisa de franela. Empapaba la sangre y ejercía presión sobre la herida, pero solo sería una solución temporal.

No podría pedir ayuda en el ala del hospital, no con todas las preguntas que seguirían como, "¿Cómo te hiciste ese corte tan desagradable?" ¿Qué se suponía que tenía que decir él? "Oh, sí, mi amigo - es un hombre lobo por cierto - trató de matarme porque le impedí probar un buen sabor de humano. Muy desafortunado, pero es bueno y probablemente aparecerá en un momento ... ¡Oh, mira, hola Lunático!"

Las puertas del ala del hospital estaban cerradas, demasiado temprano en la mañana para abrirlas a los visitantes, pero alguien ya estaba esperando cuando llegaron.

See The Rainbows In My Eyes [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora