cap. 30 - malditas hormonas

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—Entonces usted es mi suegrita, ¿verdad?

Lo que le sigue a aquel desatinado comentario: un golpe seco en la nuca por parte de Cameron. Mi madre arquea una de sus estilizadas cejas, lanzándome una ojeada divertida que correspondo sacudiendo la cabeza para restarle importancia. Ian rueda los ojos en acto de decepción y para remarcarlo, suelta un suspiro pesado a la par que el pelinegro busca justificar el comportamiento de su compañero:

—Discúlpalo Sol, es el idiota de nuestro grupo —aclara Cam—. Ya sabes, para que esté equilibrado: tenemos al descerebrado (es Dallas); el amargado, Kian; el que tiene club de fans, Ian; y evidentemente, el más guapo y responsable del grupo: yo. Aunque Lily ha venido a destronarme, más bien, yo me he convertido en su mano derecha.

Mamá sacude la cabeza, sin poder evitar sonreír.

—Con que Ian tiene club de fans, ¿uh? —opina entrecerrando los ojos en dirección al susodicho. Claro, mamá. Enfócate en lo verdaderamente importante: el club de fans de Ian (que seguro lo encabeza ella, junto a la madre de Cameron) y no en que halagan a tu hija, llamándola guapa y responsable. Prioridades, ¿no?

—Eso dicen ellos, Sol —se defiende él, llamándola por su nombre. Sé que aquello la sorprende, sin embargo, también que le agrada. Genera un ambiente de confianza. Y bueno, como dije, Ian es de sus favoritos. Esta semana pasó otra vez por mi casa, esta vez se quedó a comer empanadas.

—Ya, ya, no te hagas —lo ataco, clavando mis dedos en sus costillas—, no niegues que las chicas te buscan en la calle para tomarse fotos contigo.

Él se escurre de mi tacto, ahogando una carcajada y me inmoviliza tomándome suavemente por las muñecas.

—Eso pasó sólo una vez, aguas aromáticas.

Todos le lanzan un vistazo confundido, especialmente mi madre, quien además pone una mueca de "¿qué clase de apodo es ese?". Ian me suelta y carraspea, en un principio me parece notarlo un poco intimidado, sin embargo, después de ello dibuja una sonrisa entre burlona y de suficiencia, y me señala:

—Sol, estoy seguro de que lo que te diré no te resultará sorprendente pero tu hija es una rarita.

En pánico, agarro el brazo de Ian y le doy un suave pellizco. Vuelve su rostro a mí y le doy una mirada asesina, ¡no puede mencionar que estuve en una discoteca! ¡Ella cree que por el cumpleaños de Marina tuvimos una reunión en su casa, nada más!

—Es una edición exclusiva y limitada —repone ella, sin notar nuestro duelo de miradas—, lo tengo clarísimo desde que la tengo en mi útero. Recuerdo que cada vez que sonaba Mr. Bombastic, ella hacía una fiesta allá dentro y después, cuando era una bebé en pañales, casi que twerkeaba mientras gateaba con esa misma canción.

Ian vuelve el rostro hacia ella, y ladea la cabeza cuando una sonrisa divertida toma control de su expresión. Escucho que Dallas y Cameron sueltan risitas bajas, entonces mis mejillas se tiñen de un rojo intenso ante aquel innecesario y vergonzoso anécdota.

—¡Mami! —me quejo. No obstante, al menos me alegra que no le haya preguntado más al chico sobre mi "apodo".

Ella suelta una carcajada, restándole importancia. Le propino un codazo al castaño a mi lado, y finge esconder su sonrisota al llevarse una botella con agua a los labios.

—¿Qué? —continúa mamá—. Sólo digo que desde pequeña te has movido muy bien, yo pienso que en la presentación de Señorita debieron haber incluido una pequeña coreografía entre Ian y tú. ¿Por qué no preparan un numerito para una de las presentaciones de la próxima fase del concurso? Sería un plus ventajoso.

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora