cap. 13 - la chica en el vestido rojo (parte dos)

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Clavo mi mirada en la silueta de la chica con la patética esperanza de detectar algún ademán que delate una intención de hablarme. Sin embargo, sólo se mantiene con la vista atenta en el escenario. Soy presa de su magnetismo, cuando casi sin darme cuenta, dejo la guitarra sobre el sillón y me acerco a ella.

—¿Estás nerviosa?

Sus ojos cafés se dirigen a mi rostro, con un brillo que denota diversión. Entonces me siento algo ridículo ya que eso es lo único que se me ocurre preguntar para iniciar una conversación.

—Sólo es un show de niños, no tengo por qué estar nerviosa —opina maliciosamente, repitiendo las palabras que le dije en uno de los ensayos.

De reojo distingo un haz brillante en sus pómulos y en la punta de la nariz, supongo que es parte de su maquillaje. También contornea e ilumina el arco de cupido, haciendo su forma más pronunciada. Los destellos dorados en su piel la hacen ver intrigante, me gusta.

—¿Y tú? —me da un sutil codazo, lo que me arranca de mi ensueño—. ¿Alguna vez te pones nervioso antes de una presentación?

Previo a responder, me apresuro a devolver mi atención a su mirada y reclinarme un poco, para así recuperar la distancia entre ambos, que ella, con su toquecito peligroso, ha disminuido. Su perfume es dulce y embriagante. También me está haciendo sentir raro. ¿Tendrá feromonas o algo? Una vez leí en algún lado que las colonias tienen feromonas de animales... ¿Significa eso que me siento atraído a un animal?

Maldita sea, no estoy pensando bien. 

—Mmm, rara vez. La primera vez que toqué en Moon Town estaba muy nervioso, y aunque aún me preocupa que un borracho me pida tocar una canción que no sé y me lance una botella, ya no es tan inquietante.

Mi comentario la hace reír.

—Eso sería caótico.

—Sí, lo sería... ¿Invitaste a alguien hoy?

—Sólo a mis padres porque Marina nunca viene a estas cosas y Logan dijo que quizás no alcanzaría a llegar... —frunce la nariz. No sé de quién me habla—. ¿Tú?

Juego con mi lengua sobre mis incisivos superiores, maquinando mentalmente qué responderle.

—Pues... No es mi presentación, yo sólo te acompaño. Y no tengo mucha familia aquí —excepto a papá, quien por razones obvias no puede venir. Ni siquiera lo menciono. No lo considero necesario—. ¿Calentaste?

La chica primero asiente con la cabeza, aunque casi al segundo, la sacude de un lado al otro, con una diminuta sonrisa tímida dibujándose en su rostro.

—Digamos que algo así.

Me cruzo de brazos, aprovechando los pocos centímetros de diferencia entre su altura y la mía, para dedicarle una mirada dura e intimidante.

—¿Qué se supone que significa eso?

Su labio inferior se curva hacia abajo en un gesto culpable. Adorable. Me toca hacer uso de todo mi esfuerzo para no desarmarme ante ella.

—Esperaba que me ayudaras con ello... —se acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja dejando escapar una risita nerviosa.

—Podía haberlo hecho antes —aprovecho su estado para inclinarme sobre ella y la reacción que obtengo es inmediata: sus mejillas se tornan carmesí así que después de cumplir mi pequeño capricho de ponerla nerviosa, me alejo—, pero la señorita estaba muy ocupada haciendo la de princesa para las niñas de la academia, ¿no?

Las pupilas se le agrandan por la vergüenza. 

—¿Cuánto viste? —pregunta en un murmuro. 

—Bastante. 

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora