cap. 62 - no es justo

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"¿Necesitas que pase por ti?".

Sorbo mi nariz mientras tecleo una respuesta.

Yo: No, ya estoy yendo.

En menos de un minuto, recibo una respuesta.

Harry: Vale, nos vemos.

Harry: Lo vamos a arreglar. Tranquila.

El auto de Darren se estaciona fuera de la casa de quien es su jefe por ahora. El silencio sepulcral incrementa su dramatismo una vez que el motor del auto deja de sonar.

—Lily, yo... —intenta hablar él.

—No tengo ganas de hablar.

—De verdad no tenía idea —murmura con el tono afligido.

Mika le dedica una mirada severa, como si le recomendara que cierre la boca o ella se la cerrará. Mi mano se cierra sobre el dorso de la de Darren, donde doy un pequeño apretón amistoso.

—Lo sé. Tu indignación fue casi equiparable a la mía —me vuelvo hacia la pelirroja—, y a la tuya.

Bajo del auto y sacudo mi mano ante el aire frío de la noche. La brisa choca contra la salada humedad de mis mejillas y me brinda un poco de calma. El auto es encendido y a los pocos segundos, desaparece de la carretera, mientras yo aplasto el botón del timbre.

Espero alrededor de siete segundos hasta escuchar pasos acercándose. Luego el "clic" del cerrojo desbloqueado.

El que abre la puerta no es Harry.

Los ojos que me miran no son los de Harry.

Son esos iris pardos derivados de los suyos, pero con destellos de verde, que antes me veían con adoración. Ya no. Su rostro empalidece al reconocerme y el mío absorbe todo su color en el momento que me percato de su torso desnudo. De su piel brillante y húmeda. De la suavidad de las curvas de sus músculos. Ian lleva un pantalón deportivo gris, que está salpicado de su sudor, y su cabello no toca su frente porque una banda de tela negra con calaveras lo tiene sujetado hacia atrás. Jadea cuando ve que no he salido corriendo. Y que me ha costado desviar la mirada.

—Perdón, yo... —intento justificar mi visita, él me lo impide.

—Lo sé. Harry acaba de llamar.

Su mirada se detiene más de lo permitido en mi rostro, casi como si así pudiera obtener una respuesta ante el misterio de mi nariz hinchada y mis ojos rojos. Parpadea y ladea el rostro, enfocando su atención en el marco de la puerta. Su boca se tuerce hacia un lado como en gesto de protesta y resignación. Entonces abre la madera más, se hace a un lado y me dedica un gesto para que ingrese. Cierra la puerta a mis espaldas, se le escapa un suspiro que pretende ser inaudible, aunque para mí es tan claro que potencia mis nervios. Los catapulta como cohete hacia la luna.

El corazón me palpita con fiereza. Sabe que esta es una gran oportunidad para hablar con Ian, para intentar arreglar las cosas con él. O al menos, para explicarle lo sucedido. Para hacerle saber que yo...

No jugué con sus sentimientos. Que en realidad estoy enamorada de él desde hace más tiempo del que estoy consciente y que sólo soy un gran desastre que la mayor parte del tiempo no sabe qué es lo que hace.

Pero con el nudo que tengo en mi garganta debido a lo sucedido en la casa de Andrew, creo que no podré decir nada antes de quebrarme. Sólo el pensamiento me inunda los ojos.

Por fortuna Bananas aparece en escena y corre hacia mis brazos. Es la única pizca de calidez que me recibe en esta casa.

—Lamento interrumpirte —musito abrazando a Bananas, escondo mi rostro entre sus pequeños rulos rubios y así pretendo que no estoy a punto de echarme a llorar—, puedes volver a lo que estabas haciendo... Me quedaré aquí con Bananas y esperaré a Harry.

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora