cap. 53 - keira

256 30 40
                                    

"I am the Cat, just chilling out

But in the night she's all I think about

I feel so strong when she's around

She picks me up when I am down".


x IAN x

La tensión había estado presente desde poco antes que mis abuelos regresaran a Francia. A juzgar por la actitud normal de ellos, pienso que no estaban al tanto. Al igual que yo. Sin embargo, una vez que se fueron, las cosas se tornaron extrañas. Papá y Harry tenían una expresión de preocupación constante, ya no eran tan juguetones como lo usual y a veces, los encontraba cuchicheando entre sí. Se callaban cuando yo ingresaba al cuarto.

En una ocasión, les pregunté si algo estaba pasando. Me regalaron una sonrisa falsa e insistieron en que no era nada con lo que yo debería preocuparme. Quizás les faltó añadir el "todavía" al final de su oración.

Mi noche estaba tranquila, había vuelto de un ensayo en el que nos había ido particularmente bien con la banda. Aun así, todavía quedaban pendientes algunos arreglos y retoques. Mientras molestaba a Lily Owen a través de chat, jugaba con las cuerdas de mi guitarra, probando armonías y arpegios casi como si estuviera creando una receta. Fue entonces cuando sonó el timbre de la casa. Una, dos, tres veces. Aquella persona estaba desesperada. Como además de Bananas, nadie más se había apresurado a atender la puerta, refunfuñé al levantarme y bajé al piso inferior.

—Ya voy, ya voy —protesté buscando mi llavero—, ¿quién es y por qué tanta insistencia?

No recibí respuesta, aunque la sombra al otro lado del cristal opaco de la puerta, se quedó quieta. Finalmente encontré mi llave, la coloqué en la cerradura y mientras la giraba, mi padre llegó a mis espaldas.

—¿Quién es? —me preguntó en el momento que sonó el "clic".

—Ni idea.

Entonces abrí la puerta, dejando a la vista a la persona insistente. Mis ojos al principio vieron tan solo una masa de características entremezcladas con unos aires de familiaridad, antes de ser capaz de discernir individualmente las facciones de ese rostro: la mandíbula angulosa, la nariz recta, labios rojos. Largas pestañas rectas que adornaban los ojos verdes amarillentos que se clavaron en mí. Cejas delgadas que se elevaron en un gesto agonizante. Lo siguiente que ocurrió fue que sus dedos alargados cubrieron su boca y soltó un sollozo.

El sonido me sacó del trance. Ese tono de voz...

¿Qué demonios está haciendo aquí?

—¿Keira? —habló la voz de papá, me tomó del hombro y me empujó ligeramente hacia un lado. Como si fuese de peluche, fui desplazado sin poner resistencia alguna—. ¿Qué estás haciendo? Dijiste que en unos días...

—No podía esperar más —su rostro se convirtió en un desastre mientras las lágrimas caían cada vez con mayor fuerza—, quería ver a mi... Hijo.

En el momento que sus ojos recayeron en mi otra vez, perdí la calma. Una fuerza dolorosa me oprimió el pecho, cerrando el lumen de las vías aéreas. Si no salía de aquí, me iba a ahogar. En un principio tuve la intención de quitarla con delicadeza del camino, pero no fui capaz de tocarla. Así que, tembloroso, me abracé a mí mismo para pasar por un lado de su cuerpo sin siquiera rozarla y ante los llamados de mi padre, que exclamaba mi nombre una y otra vez con un tono amargo y dolido, me subí a la moto.

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora