cap. 34 - el gran pero

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Mi cuerpo me ha rogado por una porción de papas fritas desde la noche anterior. Así que eso lo primero que pronuncio al alcanzar la cafetería.

—Yo también necesito unas así, creo que son esos días de la luna —escucho a alguien opinar a mis espaldas. Reconozco esa voz, es Mikaela. Así que duplico mi pedido.

Cuando me entregan la orden, me apresuro a pagar ambos ítems, ganándome una mirada extrañada de su parte.

—Alguien anda generosa el día de hoy —se burla, llevándose una patata a la boca.

Ruedo los ojos escondiendo una sonrisa, antes de dedicarle un asentimiento con la cabeza y seguir con mi camino para dirigirme a la mesa de Marina. Se encuentra en la zona central de la cafetería, pero por fortuna no es particularmente bulliciosa, a pesar de que la acompañan algunos estudiantes de último año. Entre ellos, por supuesto que están Paula y Lauren. Intento no sentirme intimidada por ello.

—Abran espacio —ordena mi mejor amiga cuando me ve llegar. Uno de los muchachos se levanta, me observa de arriba abajo antes de hacer una especie de reverencia y cederme su puesto. Le agradezco en voz baja, preguntándome quién rayos es—. Ella es Lily Owen, está en quinto curso.

—Hola, señorita Owen —me guiña el ojo el muchacho.

—No olvides que debes ir a negociar tu nota de química —canturrea Marina, él chasquea sus dedos en el momento que lo recuerda y con un gesto seductor, se despide y desaparece.

Me siento con incomodidad al lado de Lauren, quien me dedica un vistazo de reojo antes de fingir una sonrisa y acompañarlo de un saludo hipócrita, que se lo devuelvo sin tanto entusiasmo. Mi atención es arrebatada por un pequeño empujón que recibo en mi costado derecho, seguido de un golpe en mi cabeza.

—¡Auch! —exclamo en acto reflejo, y alcanzo a atrapar una manzana en el aire, precisamente antes de que se estampe contra el piso.

—Lo siento tanto, me tropecé —se disculpa una muchacha de mi curso, dibujando una sonrisa culpable mientras se frota su rodilla, que está algo enrojecida debido al choque que tuvo con el borde de la mesa.

—No te preocupes —musito algo incómoda, y es que casi nunca cruzamos palabra. Es otra de las quepertenecía a mi grupo de amigas cuando era más niña. Sus ojos azules parecen haberse engrandecido, aunque podría ser efecto del rímel que alarga sus pestañas, y ahora lleva el cabello casi por la cintura.

Le devuelvo la fruta, restándole importancia al incidente.

—Gracias... —repone con timidez, antes de carraspear y añadir—: por cierto, Lily, mi primo estuvo entre los participantes de la batalla de bandas del sábado pasado. Estuve entre el público y vi tu presentación.

Mi boca se entreabre, ella ha conocido mi fascinación por la música y el canto desde que éramos amigas, pero jamás lo había traído a colación. Así que no sé qué decir en este momento. Un "ah, vale" sería muy grosero de mi parte, sin embargo, desconozco el motivo de su comentario. De repente me invade una inquietud: ¿se va a burlar de mí ahora?

—Sólo quería decirte que me pareció increíble —continúa con honestidad—. Tu banda es muy buena y... Me alegra que estén teniendo un recibimiento tan cálido. Pienso que llegarán lejos.

La sonrisa sincera que me dedica al final, me deja estática. Pero mi corazón se suaviza. Me toma un instante reaccionar, cerrar la boca, tragar saliva y agradecer su halago. Ella asiente en gesto de despedida, y sigue caminando hasta alcanzar su mesa, donde se encuentran algunos compañeros de mi clase que nos observan con curiosidad.

—¿Qué demonios fue eso? —escupe Marina, una risita burlona que se le escapa entre dientes me obliga a cambiar mi expresión soñadora.

—No lo sé —repongo pensativa—, pero fue lindo.

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora