cap. 28 - ¿algo más? (parte uno)

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—Logan, ya llegó Lily —antes de poder detenerla, mi madre anuncia mi llegada por todo el perímetro de mi casa—. A comer. Y ni se te ocurra venir en ropa interior, tenemos visitas.

Ian está parado al lado de la puerta principal, sus manos escondidas en los bolsillos de sus jeans. Casi que puedo oler su incomodidad al estar en un lugar completamente nuevo. Aun así, se permite a sí mismo dejar viajar sus ojos por las paredes de la sala, por los muebles, y los porta-retratos. Se detiene en uno en particular, sé que llama su atención porque de forma inconsciente, se inclina hacia adelante para verlo mejor.

Me remuevo un poco inquieta, y es que reconozco esa fotografía: yo tenía trece años, hubo un evento importante en el colegio y decidí que quería presentarme en el mismo. Recuerdo que ese día, terminé hecha un mar de lágrimas.

Recuerdo que canté Love Story de Taylor Swift, con un innecesario vestido largo, rosa y brillante. En mi mente, me veía como una princesa, lo cual era muy acertado para la canción. Sin embargo, en la vida real, las cosas difieren de como uno las tiene plasmadas en su cabeza. Para todos los demás, yo parecía una loca desubicada. Lo estaba intentando demasiado. Las miraditas burlonas y las risas que se elevaban a mi paso, me ponían un poco inquieta, aun así, no permitía que me afectaran demasiado. De todas formas, los niños más pequeños de la escuela me observaban con asombro y admiración. Eso era más que suficiente.

Para mi suerte, Andrew estaba entre el público, no porque quisiera estar ahí, sino porque la asistencia era una actividad obligatoria para los estudiantes. Así que sus amigos también estaban ahí. Empecé a cantar, muy orgullosa de mí misma y los frutos que estaba cosechando de mis clases de música con mi antiguo profesor. Hasta que iniciaron las carcajadas y los dedos señalándome. También pretendían imitarme de forma burlesca, no como tributo ni mucho menos, sino con la esencia más pura de la crueldad. Todo eso no sólo logró desconcentrarme, sino que también atravesó mi pecho con una dolorosa pesadez. El corazón empezó a palpitarme con fuerza, el micrófono casi que se me escapaba de la mano. Y mi garganta fue la que más sufrió: sentía una mano invisible, estrujándomela sin piedad alguna.

—¿Desde qué edad cantas? —pregunta Ian, arrancándome de mis pensamientos.

Parpadeo un par de veces para volver a la realidad: el chico francés está parado en la mitad de mi sala, su presencia no combina tanto con el lugar, sin embargo, guarda una extraña armonía con el mismo. Esta vez, tiene una foto distinta en las manos. Otra vez sus hoyuelos son prominentes, y puedo entender por qué: se trata de una Lily de alrededor de cinco años, con traje de Minnie Mouse y un micrófono en la mano. Además, tiene la boca abierta en una "o" perfecta, y una expresión de mucha solemnidad.

—Con técnica adecuada, desde los 15 —repongo acercándome—. Antes de eso, sólo... Intentaba cantar.

Parece ser mi idea, pero observa a mi pequeña con una inesperada ternura.

—Eras una dulzura —musita en un murmullo. Su halago me agarra desprevenida, así que mis ojos quizás se abren un poco más de lo necesario en juguetona indignación.

—Oye, aún lo soy —replico algo ofendida.

Él gira su rostro hacia mí, permitiéndome admirar una pequeña sonrisa divertida que toma control de su semblante. Parece que sus carnosos labios rosados se convierten en mi centro de gravedad, ya que mi atención rápidamente se desvía de sus ojos, a su boca. Entonces se me reseca la mía. Y me doy cuenta de que ya van días desde la última vez que nos besamos. Y vaya ese último beso... Sólo recordarlo, causa que un estremecimiento me recorra entera. Pero también está Andrew en el fondo de mi mente, y la incertidumbre sobre cómo están las cosas con él. Y la molestia de siquiera preguntarme aquello.

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora