cap. 13 - la chica en el vestido rojo (parte uno)

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—Déjame darte una mano.

Lucas es un pequeño de nueve años, y a tan corta edad, es un as con el piano. Tiene un futuro prometedor. Fue quien más me sorprendió cuando volví a la academia, su dedicación y perfeccionismo me recordaron a mis primeros años tocando el instrumento. Y es que con el piano la relación es liberadora, y a la vez, desafiante. Fluye contigo cuando tú te permites ser, pero es ambiciosa, y le gusta jugar bajo sus reglas. Hoy es la primera vez que el niño tocará solo, con todo el escenario para sí, como el número que abrirá el concierto. Estuvo muy orgulloso al contármelo hace un par de semanas, aunque ahora no parece mantener la misma seguridad. Me lo encuentro en los baños de la academia, luchando con su corbata. Lleva las mejillas coloradas por la frustración.

Una vez que el nudo de la tela está listo, el muchacho sale corriendo con tal torpeza que se golpea el hombro con la pared.

—¿Estás bien? —le pregunto algo turbado, pero eso no lo frena.

—¡Sí, perfecto! ¡Gracias Ian! —grita de vuelta, desapareciendo de mi vista.

Eso me hace sonreír, extrañaba este ambiente lleno de adrenalina, nervios y entusiasmo antes de una presentación. Yo no me siento así, en realidad rara vez lo hago, pero observar a todos los pequeños de la academia corriendo de un lado al otro, haciendo ejercicios de respiración y mirándose de reojo cada que pasan frente a un espejo, me resulta divertido.

—Ian —Harry, en cambio, a pesar de los años, continúa inquietándose cada vez que sus estudiantes tienen un concierto. En realidad, se trata de entusiasmo, pero es tan potente que se obliga a sí mismo a disimularlo cuando algún alumno nervioso amenaza con vomitar antes del show debido a su presión—, ¿puedes ayudar a Cameron con los instrumentos de sus niños?

—Ahí voy —obedezco.

Antes de dirigirme al cuarto de percusión, unas carcajadas femeninas llaman mi atención. 

—¡Ahora Rapunzel, ahora Rapunzel! 

Me desvío de mi camino, curioso por esa petición. En primer lugar, me encuentro con Jessie y Lily, la primera de ellas degustando un cappuccino en el hall principal, como si todo el ajetreo en la academia fuera inexistente para ambas. Jessie es la presentadora de la noche, ella ya está lista y maquillada, vistiendo un elegante vestido negro que destaca su silueta. Por otro lado, Owen sigue enfundada en un par de jeans viejos y una camiseta corta que le deja el abdomen al aire. Ni siquiera lleva maquillaje y tiene el cabello enmarañado y caótico sobre su cabeza en algo similar a un nido de pájaros. No la noto desesperada ni impaciente, al contrario, está sentada en el piso, con más de cinco niñas sentadas alrededor de ella, observándola con admiración mientras le pinta las uñas a una de ellas. Como si tuviera todo el tiempo del mundo a su disposición, abre la boca y comienza a cantar: 

Mi sueño ideal, mi sueño ideal... Las linternas ver brillando al compás, cada hora más me alegra de mi torre no estar cerca y  cómo todos, tengo un sueño ideal.

Es una escena bastante particular. Me cruzo de brazos algo incrédulo, pero el rostro me cosquillea.  

—¡Ahora Moana! —exclama otra chiquilla. 

Lily suelta una risita, detiene su tarea y cierra los ojos antes de entonar: 

Ese punto en que están cielo y mar, me llama y yo que se, cuán lejos es... Si el viento en mi vela veo acompañarme, un día sabré, y si voy ignoro aún que tan lejos voy. 

Vaya. Su voz logra imitar a la perfección a cada una de las princesas. 

—¿Puedes hacer de Giselle? 

Lánzame Un Último Beso (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora