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–Por dios eres una puta diosa!

El grito de Momo me hizo reír de sobremanera mientras me miraba en el espejo del probador.

–Tu crees?–Pregunté insegura.

Estábamos en una tienda de lencería en la quinta avenida para darle una sorpresa a Aron cuando llegara a Madrid.

–Amor, te digo yo que le va a encantar. Cómpralo.–Exigió cerrando de golpe la cortina del cambiador.–Estaré aquí fuera!

Negué con mi cabeza dejándolo como un caso perdido.

Mientras me quitaba la cara lencería encendí mi móvil para ver si tenía algún tipo de mensaje de Aron. Y como en estas últimas semanas, nada.

Mis mensajes no le llegaban, ni mis llamadas, era como si me hubiera bloqueado. Pero aún podía ver su foto de perfil, lo que me decía que no estaba bloqueada.

Una vez me vestí y pagué la lencería, Momo y yo decidimos ir a Starbucks a por un café y un dulce.

Se me había hecho costumbre terminar de comer y vomitar, me hacía sentirme bien me limpiaba por dentro y no era tan horrible para mi cuerpo. Gracias al cielo Momo no se ha dado cuenta de eso y Ester me pregunta pero prefiere evitar el tema porque siempre nos peleamos.

–Te ha escrito?– Preguntó mi amigo bebiendo de su café mientras estábamos sentados en la mesa.

–Nada. Como siempre.–Respondí.

–A lo mejor está ocupado pronto se rueda la cuarta temporada de élite.– Intentó animarme el canario, con poco éxito.

Yo era consciente que Aron a veces llamaba a Momo pero no entendía porque no me llamaba a mí. Somos una pareja cuando se ha convertido esto en un trio? Y no es que Momo tenga la culpa, la tiene Aron, él debería llamarme.

–Que tienes que haces esta tarde?

–Tengo que dar un discurso cerca del Empire State sobre mi vida para alentar a otras adolescentes y mujeres a ser como yo.–Dije con un tono cansado.–No se para que quieren que haga eso, yo soy normal. Hace cuatro años vivía en Cantabria y estudiaba bachiller y ahora...

–Y ahora has venido de Madrid a Florencia y de Florencia a Nueva York. Ahora le contestas el teléfono a Donatella Versace para confirmarle la sesión de fotos con un nivel de inglés de casi nativo. Tia estás loca si prefieres otra vida.–Me interrumpió horrorizado por mi comentario.

–No es que no quiera esta vida es que quizás sí que la moldearia un poco.–Dije.–Me gusta Madrid me gustan las fiestas allí, andar por debajo de la puerta del Sol, conducir y que haya treinta mil intersecciones que me ponen de los nervios pero las hecho de menos, me encanta mi casa, me encantan mis amigos, estar con ellos en alguna terrazita mona o irnos de fiesta y después hablar sobre lo que ha pasado en el grupo.–Sonreí nostálgica.– Nunca leo los grupos pero amaba leer eso con todo el resacon.

No pude evitar reír al recordar las experiencias que he tenido con los chicos.

–Me encanta que Itzan acabe tan borracho que me diga que tendría una noche de pasión conmigo y que yo le diga que está loco; me encanta cuando Danna cuida de mi cuando estoy borracha o cuando Ester se apunta a todas las rondas conmigo; me encanta cuando a Omar se le va olla y la acaba liando en todas las discotecas; cuando Jorge y Álvaro se juntan y empiezan a decir puras tonterías que hacen gracia solo en ese momento. Pero sobre todo, sobre todas las cosas, me encanta un beso inesperado de Aron que luego se vuelve algo más, me encanta que me pique, que juegue con mi paciencia y luego me diga lo enamorado que está de mi.

>>Ese tipo de cosas no las tengo aquí, están en Madrid. Nueva York es precioso pero mi corazón no está aquí, está allí.

Los ojos de Momo se aguaron tanto que no me había dado cuenta hasta ahora que se estaba sonando la nariz.

–Coño tía que me has hecho llorar.–Dijo con voz de pena y entre mi nostalgia no pude evitar soltar una fuerte carcajada.–Hija de puti encima te ríes.

No podía parar de reír en este momento, no sé si era porque me había quitado un peso de encima o por la cara de Momo que cada vez estaba más roja del llanto.

–Vete a la mierda chica.–Bromeó encendiendo su móvil.

De pronto la cara de mi amigo cambió drásticamente y mi corazón tembló al tener un mal presentimiento.

–Que pasa?– Pregunté curiosa sin recibir respuesta tan solo la boca de Momo de par en par.– Sergio que pasa?

Di unos golpes en la mesa impaciente haciendo que algunos nos miraran.

–No fucking way.–murmuró.

–Que pasa?!–Volví a repetir más alto.

–Espera coñi, que le estoy cotilleando.–Golpeó suavemente la mano que estaba encima de la mesa.

–A quién?– Pregunté desesperada a punto de levantarme para ir a ver qué es lo que estaba mirando.

–Quedate quieta.–Ordenó haciéndome resoplar.– Empiezo a leer...–Se aclaró la voz.–No mejor, leelo tú.

Momo me pasó su móvil que agarré con rapidez y mi cara cayó al ver el titular de una noticia.

–Me cago en su puta madre.–Murmuré dandolé otro golpe a la mesa más fuerte que el anterior.

YOUR VIBE. (Arón Piper) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora