YOUR VIBE. (Arón Piper)

33

Me desperté por un ruido de abrir y cerrar cajones. Abrí mis ojos levemente y visualice al ahora mi chico colocándose una camiseta.

Cerré los ojos de nuevo queriendo volver a conciliar el suelo pero se ve que Aron ya me había pillado y ahora se encontraba haciéndome cosquillas en los pies.

–Para.–Murmuré riendo. Le escuché reír y atacó el otro pie.–Aron, tío!

Me quejé de nuevo poniéndome boca arriba. No se escuchó un sonido más y mi mente se relajó por completo de nuevo. Para cuando estaba a punto de caer dormida sentí como agarró mi talón arrastrandome hacia la orilla de la cama con él.

–Venga dormilona, que tenemos que hacer muchas cosas hoy.

Agarró mi cuerpo acurrucandome en él. Instintivamente pasé mis brazos alrededor de su espalda y mi cara en su cuello.

–Dani...–Llamó de nuevo.

Anoche con la tonteria del baño nos quedamos hasta tarde hablando. Lo raro fue que no hicimos nada más que hablar y claro, al chico se le veía con ganas.

–Aron hemos venido a descansar, no quiero hacer cosas, quiero dormir.–Afirmé con voz adormilada.

–Y que te vas a quedar dentro de una casa en Tahití?

Asentí con un ruidito gutural. Aron resopló, podía sentir su molestia desde aquí. Decidí abrir levemente mis ojos para ver su reacción. El pobre no sabía que hacer para levantarme.

Le dí un suave beso en el cuello, que fue subiendo hasta su mandíbula. Quité mi agarré de su cuerpo y coloqué mis piernas a ambos lados de su cuerpo.

–Buenos días.–Sonreí inocente besando los labios de Aron castamente.

–Buenos días.–Respondió agarrando mis muslos. Pero entonces me separé de él y fui al baño escuchando sus quejas y haciéndome reír.

Salí a los cinco minutos y Aron ya no estaba en la habitación. Me puse ropa ligera y cuando estaba a punto de hacerme una coleta en el pelo, me fijé en una mancha marrón que había en el espejo de la habitación.

Yo no es que estuviera muy cerca pero tampoco estaba muy lejos de donde se encontraba. Me acerqué segura pero chillé tirando el coletero cuando "la mancha marrón" Empezó a volar. Era una cucaracha.

Por favor, valgame Dios.

Salí pitando de la habitación con la cucaracha detrás volando. Los chicos estaban desayunando felices en la mesa hasta que se dieron cuenta de mis gritos y enseguida estuvieron alerta.

Pasé corriendo por el lado de Jorge y éste al ver la cucaracha empezó a chillar también.

–Me cago en la puta madre!–Gritó agitando su mano para echarla al exterior, gracias a que la puerta que daba a la piscina estaba abierta de par en par. Pero nada, la cucaracha nos tiene que estar tomando el pelo.

–Ay no, aquí no!–Danna se levantó de la mesa y se escondió detrás de la puerta del baño.

–Donde coño esta el...?–Preguntó Aron haciendo señas con su mano.

Salí corriendo a la cocina donde estaba Aitana bebiendo agua.

–Que pasa?–Empezó a reír al ver toda la que había montada.

–Tía que hay una cucaracha gigante.

Estaba al borde de las lágrimas. No había algo que me diera más asco y más pánico en este mundo que las cucarachas. Las odiaba con toda mi alma y el solo hecho de verlas me acojonaba.