YOUR VIBE. (Arón Piper)

13

Salí de grabar temprano con Ester para dirigirnos a la Oficina de Lucía. Todavía no le había dicho absolutamente nada a Olga, y no quiero que sepa nada hasta que tenga la decisión totalmente clara de que voy a trabajar con la representante de mi mejor amiga.

–¿Que haces?–Pregunté cuando Ester me dió las llaves de su coche.

–Conduce tu tía que estoy muy cansada.–respondió la rubia sentándose en el asiento del copiloto.

Tócate los huevos.

–Ester, yo también estoy cansada.–Tenía la esperanza de que se rindiera y se cambiara de sitio. Pero lo único que hizo fue hacerme un puchero con sus labios.

Gruñí sentandome en el asiento del conductor y arrancando.

Ester me indicó por donde ir, y aunque nos perdimos varias veces, al final logramos llegar.

–¿Pero tú no sabías moverte por Madrid?–Se burló la chica de mi cuando ya estabamos andando.

–Calla, que llevas el mismo tiempo que yo aquí.

Entramos en el edificio y subimos por el ascensor.

–¿Has visto el grupo?

Miré hacia Ester que estaba muy entretenida mirando su móvil. Negué, haciendo que frunciera el ceño.

–Tia nunca ves los grupos, siempre te tengo que decir yo las cosas.–Se quejó mientras guardaba su móvil.

–Para algo me junto contigo.–Sonreí divertida mientras me pegó un pequeño toque.

Las puertas se abrieron mostrando ante nosotras una Oficina. Hablamos con la recepcionista que nos indicó que teníamos que esperar.

Mientras esperábamos agarre mi móvil, que tenía nada más y nada menos que 381 mensajes del mismo grupo.

No pienso leer todo esto.

–Ester.–La gallega me miró.–¿Que dice en el grupo?

Soltó una carcajada.–A Miguel se le ha ocurrido ir el fin de semana a una casita que tiene en no se donde, y pregunta que quien quiere ir. Así que contesta y dile que vas.

Me quedé pensando si contestar por el grupo o hablarle a el por privado. Decidí la segunda opción ya que en la primera estaban pasando fotos de Itzan durmiendo y de Álvaro cantando "me llamó Polo."

Una puerta se abrió y Lucía del Río salió sonriente abrazando a Ester y luego a mi.

–¡Pensé que nunca te tendría aquí Daniela! Que guapa estás.

Sonreí y murmuré un gracias. Lucía me pidió que entrara dentro de su despacho sola. Así que Ester tuvo que quedarse fuera. Hablamos durante una hora, me hizo una pequeña entrevista y yo también le pregunté varias cosas.

–Me sorprende que vengas aquí después de dos años, la verdad. ¿Que es lo que te ha hecho cambiar de opinión?–Preguntó risueña.

Me puso nerviosa esa pregunta, ¿Que le digo ahora, que vengo porque quiero seguir con alguien? Sin quererlo la respuesta se me formuló en un segundo.

Sonreí–Me gusta como llevas la carrera profesional de Ester, es conocida internacionalmente, y aunque yo también no creo que Olga pueda soportar ese peso.

Lucía asintió escribiendo algo en el ordenador.

–Pero Lucía.–La mujer me miró y me arrepentí al momento.–Nada, olvidalo.