Capítulo 3

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Ese mismo día me compré un Ferrari 599 color negro, estaba indecisa en comprar porque también me llamó la atención un Audi RSQ, pero con eso llamaría la atención del barrio. No es que un Ferrari no lo hiciera ya, pero tampoco quería un auto que no corriera. Es increíble lo que el dinero podía hacer, estaba segura que si no tuviera siquiera para la entrega, no me darían el auto sino hasta dentro de unos años.

Llegado la media noche fui al centro mismo de NY, en donde sé, perfectamente, que se realizan las carreras ilegales. Soy una aficionada conocía todo sobre ella, tanto que sé que una chica no había competido nunca en ella pero eso era antes, ahora cambiaría ese programa  y ¿Por qué no? Sería también la primera en ganar a esos chicos presumidos y machistas.

Al llegar vi una hilera de autos que me cerraban el paso. Me había vestido con mi peculiar vestimenta tipo hombre, consistía en una remera holgada que había robado de entre la ropa de mi hermano y unos vaqueros rotos, tenía un quepis militar en la cabeza con el frente hacia atrás, en comparación a las demás chicas que logro ver, tenía más ropa que ellas. Venía a ganar una carrera no a buscar una noche de diversión.

Me bajé del auto y al instante todos pusieron la mirada en mí. Me sentí cohibida por unos momentos. Muchas chicas con poca ropa, murmuran a mi alrededor pero no me importaban, yo venía a darle competencia a los hombres no a ellas.

--- ¡Te perdiste preciosa! --- gritó un chico de no sé donde porque no me fije en él.

--- Hola.. vengo a correr --- le digo al chico con una hoja frente a mi.

--- ¿Disculpa? --- el chico acercó  su oído haciéndose del que no escuchó bien lo que le había dicho.

--- ¿Acaso eres sordo? --- dije irritada. Me crucé de brazos retándolo con la mirada.

--- Perdona, es que escuché que venias a correr --- se ríe junto con sus amigos y las chicas alrededor de ellos.

--- Escuchaste bien --- espeté entre dientes.

--- Bien, esta es la cuestión. --- dice acercándose a mi. --- Aquí las chicas solo sirven para complacer a los corredores. Si quieres jugar a las carreras, a unas cuantas calles de aquí está el parque de diversiones --- dice burlón con una sonrisa cínica.

--- Jódete --- escupí y regresé a mi auto.

Podía escuchar como estaban hablando acerca de mi locura. Pero, para ellos esto era una locura para mí, esto era todo. Tal vez no lograría hacerlo hoy pero iba a volver, y volver hasta lograrlo.

Me subí en mi auto bufando y resoplando. Idiota.

--- ¡Oye! --- gritó el mismo chico de ojos marrones.

Lo fulminé con la mirada cuando lo veo caminar hasta mí.

Arranqué mi hermoso Ferrari no iba a quedarme para que siguieran burlándose de mí. ¡Que les den! . El moreno tocó la ventanilla para que la abriera, resignada lo hice. Su sonrisa estaba haciéndome enfadar. Tenía ganas de romperle cada dentadura blanca solo por placer.

--- ¿Sabes? No quiero que pienses que esto es una discriminación. No. Tampoco quiero que me veas como el malvado. --- lo miré rodando los ojos, si venía a darme una charla de "No eres tu, sino las reglas" podía meterse aquello dónde sabia.  --- Bueno, una sola carrera.--- Entonces algo dentro mio revoloteo.---   Si ganas podrás entrar. Si pierdes, volverás a tu casa a jugar a los autos chocadores. ¿Entendido?.

Asentí con un brillo de emoción en los ojos. --- Entendido --- afirmé  queriendo ocultar mi felicidad pero fallé al instante. El chico sonrió y esta vez, no era una sonrisa falsa.

Tu Dueño(En Edición...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora