Capítulo 21

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Esa mañana todo fue nuevo para mi, sí,  ciertamente antes ya había despertado con Troy en su cama pero a diferencia de aquel día éste me recibió con el desayuno ya servido a un lado de la cama, una ropa doblada en la esquina de la misma y el encantador caballero pasando sus pulgares por mi mejillas hasta lograr despertarme. Sus oscuros ojos fueron lo primero que mis ojos habían visto cuando éstos fueron abiertos y no podía dejar de preguntarme cómo es que este hombre podía ablandar en segundos mi corazón y dejar atrás a la chica duda, fría y marimacha a la que todos los hombres rechazaban por sus gustos no peculiares en una dama.

--- Buenos días, hermosa.--- éste me recibió con su ronca voz y una sonrisa de lado.

Aunque todo parecía maravilloso y romántico no podía ignorar la puntada de dolor que sentía producto de la borrachera y la leve confusión acerca de mi paradero y el punzante dolor en mis rodillas. No podía recordar nada o más o menos lo hacía pero eran imágenes borrosas y palabras al azar que no sabía si eran recuerdos o solo el producto de mi imaginación.

Un suspiro brota de mis labios antes de incorporarme y alejarme del cuerpo de Troy manteniendo una distancia considerable a mi espacio personal.

--- Buenos Días.--- mi voz sonó algo brusca pero no podía evitarlo, soy así y no podía hacer nada al respecto. --- ¿Puedo volver ya a mi casa?--- pregunté con rapidez.

Troy suspiró y negó con la cabeza antes de coger la bandeja del desayuno y dejarlo sobre sus piernas. Cogió unas tostadas y me lo entregó, dudosa la cogí entre mis manos, la verdad no tenía hambre sólo quería irme a mi casa y ver a mi precioso bebé, ya lo estaba extrañando. Como si fuera poco Troy cogió una cucharada del café y me lo acercó en la boca, fruncí el ceño ante su acto, no estaba discapacitada, podía hacerlo con mis propias manos.

--- Vamos Alice, dejame alimentarte.--- pidió Troy.

Negué con la cabeza antes de querer coger la cuchara pero él rápidamente la alejó de mi con cuidado de no derramar nada.

--- Estoy segura que puedo alimentarme yo sola Troy.--- dije tajante.

---  Alice deja de comportarte como una niña mimada.--- gruñe él en respuesta.

A decir verdad me estaba comportando como una niña caprichosa pero ciertamente otro rato más en este lugar y me estaría volviendo loca y el único motivo para ello era que cada minuto aquí me hacía recordar mi vida en Roma, todos los lujos no hacían más que hacerme pensar en mis padres y en como estarían tomando mi desaparición (aunque dudo mucho que se hayan dado cuenta siquiera) en mis hermanos, aunque para ellos yo no existía a mi me pasaba lo contrario, los extrañaba demasiado, añoraba las pequeñas peleas, las burlas y las payasadas que hacían sin incluirme pero aun así era genial verlos jugar el uno con el otro.

--- ¿Puedes llevarme a mi casa?--- volví a insistir.

Troy suspira con pesadez antes de dejar la bandeja nuevamente donde estaba. Su rostro reflejaba lo impaciente que se estaba volviendo a causa de mi comportamiento.

--- ¿Porque? --- fruncí el ceño ante su pregunta. --- ¿Porque me tratas de esa manera? Solo estoy ayudándole Alice.--- su voz suave y ronca hacían que mi corazón sintiera compasión por él.

--- Hazlo.--- respondo suavizando mi tono. Troy sonríe de lado victorioso. --- Pero en mi casa Troy.

Rodó los ojos antes de levantarse de la cama y dirigirse hacia el vestidor para luego de unos minutos llegar con una ropa -de mujer - en manos. Fruncí el ceño ante la elección de la ropa que consistía en una falda negra y una blusa a tiras blancas que estaba muy segura que no cubría nada de lo que una ropa normal cubriría. Tal vez debería enfurecerme o extrañarme que tenga ropa de mujer en su gran armario pero en cambio a eso me molestaba que sea una ropa de niña rosa.

Tu Dueño(En Edición...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora