Capítulo 1: G.D & B.V

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Ella

Pasé demasiados años siendo una chica aplicada en los estudios sin esperar nada a cambio de aquello, solo disfrutaba mucho aprender o quizás lo veía como una simple distracción de la realidad.

Pero este año, mi último año, conseguí una beca para terminar el instituto en el mejor de Inglaterra, todo gracias a mi presunta inteligencia.

¿Premio o castigo? aún no lo sé..

No puedo evitar pensar en el tipo de personas que me encontraré ahí y si lograré encajar entre esa gente.

Aunque lo más probable es que ese no sea el lugar al que pertenezco, estoy predispuesta a eso.

Ese tipo de pensamientos me invaden por completo en el auto, de camino a mi primer día de clases en el nuevo instituto. Mi papá conduce, ajeno al desastre que se produce en mi cabeza en este instante, mientras que mis hermanos están en la parte de atrás medio dormidos, igualmente ignorándome.

-Estoy muy nerviosa. -Digo como por tercera vez, a lo que mi papá rueda los ojos. -No me hagas esa cara papá, sabes que no me agradaba la idea de cambiarme de instituto tan cerca del final, es literalmente mi ultimo año.

-Lo sé ragazza, pero créeme, estudiar en un instituto privado será una buena oportunidad para ti, piensa en tus estudios y tu futuro. -Se encoge de hombros y posa la vista al frente, imitando su acción puedo ver las calles perderse.

Al parecer el nuevo instituto quedaba bastante lejos de mi casa.

El reloj de la pantalla de mi celular marca 7:30 AM y de solo pensar que a esta hora podría seguir en mi cama, me abandona por completo el deseo de seguir estudiando.

-Es demasiado temprano para pensar en mi futuro papá. -Me quejo luego de ver la hora. -Un ser humano necesita dormir para ser vagamente funcional.

-Debemos llegar a tiempo, créeme, no querrás dar la impresión de ser impuntual en tu primer día. -Ahoga un suspiro cansado. -No seas quejumbrosa mia figlia.

-Hey, yo no soy quejumbrosa. -Respondo fingiendo ofenderme.

-¿Podrían callarse? -Dice Alessio con un tono adormilado, en su hombro está apoyado Amelio.

-No. -Contestamos mi papá y yo al unísono, lo que nos saca una risa.

-Graciosos. -Se queja en bostezos.

-No nos callaremos porque ustedes también tienen clases, así que mueve a tu hermano que quedan pocas cuadras. -Ame levanta la cabeza y asiente como si entendiera absolutamente todo, pero lo dudo.

Luego de dejar a mis queridos hermanos en la universidad, mi papá se dispone a arrojarme a los tiburones asesinos.

Más bien, los tiburones asesinos con bolsas Gucci.

Evalúo la ropa que llevo hoy, traté de verme lo más arreglada posible, pero tampoco buscaba destacarme. Llevo pantalones blancos, una blusa negra de cuadros y unas zapatillas tipo converse.

-No te asustes pequeña, los adinerados huelen el miedo. -Hago una mueca a lo que él ríe. -Descuida Ella, estoy seguro de que tendrás un buen día, solo no te dejes rebajar, eres una chica brillante.

-Gracias papá, nos vemos en la cena. -Me despido de el con dos besos en la mejilla, mi abuela solía hacerlo así y se me pegó esa costumbre. -¡Buona giornata!

-¡Buona giornata!

No es mentira eso de que los Italianos somos ruidosos, además no se puede esperar mucho de una chica criada por tres hombres, la finura y delicadeza no eran una materia importante.

Tacto Dulzón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora