Capítulo 45: Soleil.

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Geneviève

Es gracioso, ver a una persona tan alta y estilizada como mi hermana con un pequeño bulto sobresaliendo de ella, sé que para Adrienne es todo un asunto verse en ese estado, pero para mí, se ve mejor que nunca.

Para nada es porque mi futuro ahijado esté ahí dentro.

Últimamente Adri está obsesionada con planear exhaustivamente todo para la llegada del bebé, eso incluye comprar mucha ropa tamaño miniatura y muebles en colores suaves para la habitación, la cual está lejos de tener forma por ahora, solo es una habitación blanca llena de cajas y papeles, con una cuna a medio armar en una esquina y un clóset vacío, el cual ahora estamos llenando con las escasas pertenencias del bebé.

-¿Crees que me veo muy gorda Cielito? -Pregunta Adri girando delante del espejo de su habitación para luego fijar sus grandes ojos celestes en mi. -Me siento como una verdadera ballena.

-Para nada, ni siquiera aparentas 4 meses de embarazo Adrienne, luces muy bien. -Respondo con sinceridad, a penas es ahora perceptible que mi hermana espera un bebé. -No digas estupideces, estás lejos de parecer una ballena.

Adrienne toma un montoncito de ropa y se lo lleva a la habitación, mientras que yo la sigo cargando otro par de prendas del tamaño de un pitufo.

-Siento que esto está sucediendo demasiado rápido, por momentos creo que me quedo sin tiempo para organizarlo todo. -Dice poniendo una mano sobre la tenue curvatura en su vientre. -¿Puedes creer que Thomas no quiere saber el género de la calabacita?

Desde hace un mes que mi hermana traía un enfermizo antojo por calabaza en todas las presentaciones posibles, lo que estaba causando que a mi me diera un asco infernal y como si comer calabaza en exceso no fuese suficiente, su nuevo deseo también la había inspirado a llamar así a su bebé, al menos hasta saber su género y nombrarlo.

-Debes de dejar de comer tanto pastel de calabaza y dejar de llamar así a tu bebé, sino, no te sorprendas si nace con el rostro redondo y anaranjado. -Menciono aguantando la risa al imaginarme un bebé con cara de calabaza.

-Esto es en serio Ciel, ¡Sabes que yo me muero de ganas por empezar a preparar todo! ¡No puedo pasar 5 meses más comprando pequeña ropa en colores neutros! -Exclama haciendo volar por los aires 5 pares de calcetines que podrían quedarle a un gato.

-Bien bien, entiendo tu punto. -Contesto fingiendo levantarme molesta, pero solo me dedico a recoger los calcetines que mi hermana arrojó hace unos segundos. -Me parece que tendré una charla muy seria con tu esposo querida hermana, veré si puedo ayudarte con algo.

-La verdad no sé que es mejor, saberlo o no, Thomas me confunde. -Se cuestiona mirando hacia arriba mientras acaricia su estómago. -Una parte de mi lo desea demasiado y la otra no tanto.

-Niño o niña, como saberlo. -Comento doblando las pequeñas prendas de color amarillo, blanco y turquesa, tan tiernas. -Espera, si deciden no saberlo, ¿Cómo decidirán el nombre de la calabaza?

-¡Es lo mismo que me pregunto yo! -Dice ahorcando a un osito de peluche que ahora mismo debe estar deseando no haber quedado sobre el intento de cuna. -Thomas dice que cada uno elegirá un nombre de niña y niño y que cuando nazca sabremos cuál usar.

-Con todo respeto Adri, eso es una completa estupidez. -Respondo quitándole el pobre oso de las manos, ella asiente dándome la razón. -Eso es algo importante, deben estar muy de acuerdo al respecto.

-Lo sé, lo sé. -Dice exasperada.

-¿Tú ya tienes alguno en mente? -Pregunto sintiendo curiosidad, Adrienne es el tipo de persona que pensaba en los nombres de sus hijos desde que tenía 12 años, siempre jugaba a ser una mamá.

Tacto Dulzón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora