Capítulo 14: Sentimientos encontrados.

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Ella

Había terminado durmiendo a las 4 de la madrugada, básicamente hasta que logré que algo de esas páginas se grabara en mi cabezota y tenía muy claro que a penas me levantara tendría que volver a lanzarme en los libros, lo cual no me animaba a salir de mi cama.

Ya era bastante tarde pero no tenía interés ninguno en levantarme.

-Ella, ven a desayunar. -Dice Ale asomando su cabeza por el marco de la puerta, o eso supongo, porque estoy dándole la espalda.

-No tengo hambre. -Le respondo cortante, no quiero ser una estúpida con el así que es mejor que me deje sola.

-Vamos, siempre tienes hambre. -Insiste acercándose para picarme el hombro como un niño pequeño.

-Dije que no tengo hambre. -Respondo entre dientes comenzando a molestarme.

-¿Por qué estás de malhumor? ¿Ya te diste cuenta de que eres fea? -Dice divertido, provocando que mi molestia se potencie.

Que pesado carajo.

-Véte de aquí, Alessio. -Gruño cubriéndome más con mis mantas.

-Vaya Ella.. me llamaste por mi nombre. -Dice con lentitud, como si su cerebro no procesara que hizo mal. -Algo definitivamente está mal contigo, muy mal, tendré que pedir refuerzos.

Escucho como sus pisadas se alejan de mi habitación y aunque quería que se fuera me siento un poco mal por eso, no es culpa de él que la presión esté siendo demasiada para mi y mi humor apeste.

A los segundos siento más pisadas alrededor, luego el colchón se hunde detrás de mi, una pata se posa sobre mi y una lengua húmeda besa mi mejilla haciéndome reír al igual que a mis hermanos.

-Marcus siempre es un buen antídoto para el malhumor. -Dice Amelio quien acaricia mi cabeza con su mano, como si yo también fuera un perro. -¿No es así bola de pelos?

-Aww, mi pequeño bombón de caramelo. -Chillo jugueteando con sus orejas y el lejos de molestarse sigue lamiendo mi cara. -Eres un dulce hermoso.

-Ella, le estás hablando de forma ridícula al pobre perro. -Se burla Alessio pero yo lo ignoro.

-Ya déjala en paz. -Le dice Ame entre dientes, provocando que Ale cierre la boca de una vez.

-¿Quieres desayunar? hice panqueques. -Pregunta Ale sacudiendo mi brazo repetidas veces.

-Yo hice los panqueques. -Corrige Ame, para luego darle un zape a Ale lo que me hace soltar una carcajada.

-Ya, está bien, vamos a desayunar. -Cedo levantándome de la cama y a la vez deteniendo su disputa.

El desayuno es agradable en compañía de mis hermanos, mi papá no está en casa, lo que es extraño siendo sábado pero aún así no pregunto nada al respecto, no tengo muchas ganas de hablar mucho menos de discutir.

-¿Quieres que hagamos algo hoy Ella? tal vez podríamos ver una película de esas cursis que te gustan. -Me pregunta Ale mientras empuja mi cadera con la suya, ambos estamos lavando los platos mientras Ame limpia la mesa.

-Quizás más tarde, ahora quiero sacar a pasear a Marcus, hace un tiempo no estira las patas. -Digo observando a mi perro, el parece de acuerdo con esto, porque comienza a dar saltitos. -Iré a vestirme.

Subo la escalera hasta mi habitación y cierro la puerta detrás de mi, me apoyo en ella y bajo hasta el suelo suspirando, mi cabeza es un desastre, pero si me exijo demasiado quizás explote.

Tomo una corta ducha para despejarme un poco y de paso cepillo bien mis dientes, me pongo ropa cómoda, no estoy de humor para algo tan elegante, solo un jogger negro y un buzo rojo que le robé a alguno de mis hermanos, mi cabello parecía un nido de pájaros así que lo levanté en un pequeño rodete.

Tacto Dulzón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora