𝑀𝑌 𝐸𝑉𝐼𝐿 𝑄𝑈𝐸𝐸𝑁 | Evie Grimhilde© [ +21 ] (EDITANDO)

CHAPTER IX: Thunderstorms

Al llegar a la habitación de Audrey la dejé recostada en su cama, mientras que al mismo tiempo Mal buscaba algún hechizo en su libro que pudiera despertarla, pero cada intento fue en vano.

Sin embargo a los minutos comenzaron a escucharse pasos, más bien varios trotes al mismo tiempo, pero finalmente al abrirse las puertas de par en par dejaron al descubierto a los los piratas al igual que los vk's.

Harry fue el primero en correr hacia dónde me encontraba para poder abrazarme seguido de Uma y Gil, pero la mejor no fue sino hasta cuando Evie se acercó rodeando sus brazos en mi cuello, cerré mis ojos y suspiré por la calma que me transmitía el saber que se encontraba a salvo.

Evie: —¡Nos salvaste a todos! sabía que no me equivoqué con respecto a tí—.

Una sonrisa iluminó su rostro...al igual que el mío, no podía dejar de ver el hermoso brillo de sus ojos, pero a los segundos desapareció volviéndose la nada misma, bajó su mirada y fue ahí cuando notó lo que había pasado.

Evie: —Tu herida se abrió, tengo que suturarla antes de que vuelva a ocurrir lo mismo de hace rato—.

Tomó mi mano para poder guiarme pero fue interrumpida por nada más y nada menos que nuestra Reina, como siempre.

Mal: —¡Lo había olvidado! Ven conmigo, sé que podemos hacer para que eso ya no sea un problema para ti—.

Se acercó tomando mi otra mano la cuál tenía libre llevándome casi a rastras hasta la habitación de al lado, obligándome a soltar de un jalón la mano de Evie.

Ian: —¿Era realmente necesario que me sacaras de esa forma?—. Pregunté algo molesto mientras ella deslizaba las páginas de su libro.

Mal: —De hecho si, hay que hacer esto rápido si no quieres volver a estar medio muerto—. Quitó las cosas que había sobre un escritorio y me hizo una seña para que me sentara. —Quítate lo que traes y no te muevas—.

Rodé mis ojos mientras ella fue a buscar al baño las cosas que necesitaría, bajé el cierre de mi chaleco para después quitármelo despacio, ya que un poco de la tela se había adherido a la herida provocando que doliera a medida que la iba desprendiendo.

Al salir con las cosas Mal se me quedó viendo unos segundos en el marco de la puerta para después continuar su caminar hasta donde me encontraba, nuevamente repitió la seña para que me sentara lo cual terminé haciendo.

Mal: —¿Recuerdas que dijiste que nunca arriesgarías tu vida por mi? Pues creo que esta noche demostraste que tal vez sí te importo un poco, y...gracias, por salvarme—. Dijo mientras remojaba un trozo de tela con un líquido extraño para poder limpiar la herida.

Ian: —No te confundas Mal, debía hacerlo o de lo contrario todos habrían pensado que fuimos nosotros los que provocamos todo este desastre—.

Debí suponer que mi comentario le molestaría, ya que al instante usó un líquido diferente que al aplicarlo sobre mi piel me comenzó a quemar, parecía el fuego mismo, me quejé quitando su mano y ella sólo sonrió.

Mal: —Ups, botella equivocada—.

Colocó una de sus manos sobre mi abdomen por encima de la herida y la otra sobre una de mis mejillas. Cerró sus ojos comenzando a recitar palabras inaudibles, en ese instante un destello color verde salía de la lesión, podía sentir a la perfección cómo los tejidos volvían a unirse entre ellos sanando el corte casi por completo.

Ian: —Gracias, eso ya era una verdadera molestia—.

Comenzó a abrir sus ojos nuevamente de forma muy lenta para luego acercarse un poco hacia mí sin haber movido sus manos un centímetro.