𝑀𝑌 𝐸𝑉𝐼𝐿 𝑄𝑈𝐸𝐸𝑁 | Evie Grimhilde© [ +21 ] (EDITANDO)

CHAPTER XXV: Redeem.

Ian: —¡SÍ QUE ERES MALVADA GRIMHILDE! VOY A COBRARME ESTA TE LO PROMETO—.

Evie: —¡¡SE QUE LO SOY CARIÑO!!—.

No pude evitar reír bajando la mirada, esa villana me manipuló para conseguir lo que quería y lo hizo muy bien, BASTANTE bien a decir verdad, está volviendo a ser la que alguna vez fue en la Isla.

Esa es justo la chica que tanto me gusta, no debería de estar feliz por la forma en la que me dejó, pero aún así lo estoy.

No me queda de otra más que ir a las regaderas y darme una ducha, aunque sé perfectamente que por más que me duche con agua helada nada va a poder bajar esta sensación que tengo, sin más rodeos tomé mi bolso junto con mi ropa y fui directo a las regaderas.

Abrí el agua para que la temperatura fuera la ideal, mientras tanto comencé a desvestirme para hacer tiempo, una vez que el vapor comenzó a salir esparciéndose por todo el lugar fue que me adentré a la ducha, dejé que el agua cayera sobre mí cubriendo cada parte de mi cuerpo, solté un suave suspiro por la relajación que me dió pasando mis manos sobre mi cabello moviendolo hacia atrás.

Al bajar la vista confirmé lo que sabía desde mucho antes de entrar en la regadera, la erección que tenía no había disminuido en lo absoluto.

Simplemente pasé al plan B, era básicamente masturbarme para no alargar más el tiempo e irme de una vez. Sin más recosté mi espalda sobre la pared, tomé mi miembro y simplemente comencé a mover mi mano de arriba hacia abajo cerrando mis ojos.

Trataba de recordar las palabras de Evie, la imaginé con ese uniforme de porrista, con mi camiseta de equipo, hasta traje de nuevo a mi mente las veces que estuve con ella, fue en ese momento que mis músculos comenzaron a tensarse y me vi obligado a moverme.

Apoyé mi antebrazo sobre la pared y luego mi frente encima de él, no pude evitar soltar varios suspiros pesados y fuertes aumentando todavía más el movimiento de mi mano, sabía que podía hacerlo sin problema de que alguien pudiera escucharme, ya que estaba solo y todas las entradas se encontraban cerradas.

Mi mente estaba viajando de tal forma que juraba que sus gemidos estaban justo a un lado de mí siendo susurrados por ella misma, su voz en mi cabeza repitiendo mi nombre y  diciendo que fuera más rápido fue lo que terminó por darme el incentivo de hacerlo.