HAGO UNA PROMESA ARRIESGADA
Percy
—Basta ya—Dijo Beckendorf, que era muy corpulento y tenía una voz resonante. No hablaba mucho, pero la gente tendía a escucharlo cuando lo hacía—Empecemos por las cazadoras. ¿Quiénes seréis las tres?
Zoë se puso en pie.
—Yo iré, por supuesto, y me llevaré a Febe. Es nuestra mejor rastreadora.
—¿Es esa chica grandota, la que disfruta dando porrazos en la cabeza?—Preguntó Travis Stoll con cautela.
Zoë asintió.
—¿La que me clavó dos flechas en el casco?—Añadió Connor.
—Sí—Replicó Zoë—¿Por qué?
—No, por nada—Dijo Travis—Es que tenemos una camiseta del almacén para ella—Sacó una camiseta plateada donde se leía: «Artemisa, diosa de la luna-Tour de Caza de otoño 2002», y a continuación una larga lista de parques naturales—Es un artículo de coleccionista. Le gustó mucho cuando la vio. ¿Quieres dársela tú?
Yo sabía que los Stoll tramaban algo. Siempre están igual. Si Chele estuviera aquí, hubiera hecho cara de querer ir al baño y hubiera soltado algún comentario como: «A mí me huele que es otra de sus gamberradas...». Pero me figuro que Zoë no los conocía tanto como nosotros, porque dio un suspiro y se guardó la camiseta.
—Como iba diciendo, me llevaré a Febe conmigo. Y me gustaría que Bianca viniese también.
Bianca se quedó patidifusa.
—¿Yo? Pero… si soy nueva. No serviría para nada.
—Lo harás muy bien—Insistió Zoë—No hay senda más provechosa para probarse una a sí misma.
Bianca cerró la boca. Yo la compadecí. Me acordaba de mi primera búsqueda cuando tenía doce años. Había tenido todo el tiempo la sensación de no estar preparado. Quizá me sentía honrado, pero también algo resentido y muerto de miedo. Imaginé que esos mismos sentimientos eran los que le rondaban ahora a Bianca.
—¿Y del campamento?—Preguntó Quirón. Nuestras miradas se encontraron, pero yo no sabía qué estaba pensando.
—¡Yo!—Grover se puso en pie tan bruscamente que chocó con la mesa. Se sacudió del regazo las migas de las galletas y los restos de las pelotas de ping pong—¡Estoy dispuesto a todo con tal de ayudar a Celeste!
Zoë arrugó la nariz.
—Creo que no, sátiro. Tú ni siquiera eres un mestizo.
—Pero es un campista—Terció Thalía—Posee el instinto de un sátiro y también la magia de los bosques. ¿Ya sabes tocar una canción de rastreo, Grover?
—¡Por supuesto!
Zoë vaciló. Yo no sabía qué era una canción de rastreo, pero, por lo visto, ella lo consideraba algo útil.
—Muy bien. ¿Y el segundo campista?
—Iré yo—Thalía se levantó y miró alrededor, como desafiando cualquier objeción por anticipado, y nadie le objetó; ni siquiera Annabeth que se veía con muchas ganas de ir.
En fin, sé que mis dotes matemáticas no son óptimas, pero caí en la cuenta de que habíamos llegado a cinco y yo no estaba en el grupo.
—Eh, eh, alto ahí—Dije—Yo también quiero ir.
Thalía permaneció en silencio. Quirón seguía estudiándome con ojos tristes.
—¡Oh!—Exclamó Grover, advirtiendo de pronto el problema—¡Claro! Se me había olvidado. Percy tiene que ir. Yo no pretendía… Me quedaré aquí. Percy irá en mi lugar.
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Chele y los dioses del Olimpo (Percy Jackson)
De TodoDISCLAIMER: Aunque no creo que sea necesario... Pero, bueno. Evidentemente el mundo y muchos de los personajes que se presentan en la historia no son míos sino del tío Rick. WARNING: Tiene spoilers de absolutamente todos los libros en los que aparec...