Capítulo 26

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CHELE SE TOMÓ UNA DOSIS DE SUEÑOS PROFÉTICOS Y PERCY SE PUSO ENCIMA UNOS MILLONES DE KILOS DE MÁS


Chele

Estaba alucinando, medio grogui, piripi, me había vuelto loca... Alguna de esas debía de ser la explicación de que tuviera varios retazos de sueños súper confusos.

En uno de ellos, vi a Percy corriendo de unos guerreros esqueleto. Se metió en un ascensor repleto de turistas.

-¿Esto no va al bar?-Preguntó desconcertado al oír la explicación de la guía.

Varios turistas reprimieron una risita. La guía le miró con sus increíbles ojos grises. Tenían una mirada afilada y analítica que solo había visto en los chicos de Hefesto cuando analizaban las piezas que necesitaban para construir o los de Atenea cuando trazaban algún plan en el captura la bandera.

-Va a las turbinas, joven. ¿No ha escuchado arriba mi fascinante presentación?

-Ah... sí, claro. ¿No habrá otra salida allá abajo?

-No hay ninguna salida-Terció un turista ahí-La única salida es el otro ascensor.

-Sigan adelante, amigos. Al final del pasillo hay otra guía esperándolos-Explicó cuando las puertas se abrieron y Percy siguió a los turistas hasta que la mujer volvió a hablar:-Por cierto, joven... Siempre hay una salida para esos lo suficientemente listos para encontrarla.

Y las puertas se cerraron, sumiéndolo todo en la oscuridad y cambiando la escena. Vi a Percy con los nervios a flor de piel, sosteniendo su bolígrafo con todas sus fuerzas. Parecía un pequeño Bambi asustado en medio de una jauría de lobos.

Entonces alguien se sonó la nariz. El muy tonto destapó a Anaklusmos y le lanzó un tajo a ciegas. La pobre tipa dio un chillido y dejó caer su pañuelo.

-¡Dios mío! ¿Es que matas a todo el que se suena la nariz?

-¡Eres mortal!-Fue la respuesta inteligente de mi buen amigo, el sesos de alga.

-¿Y eso qué significa? ¡Claro que soy mortal! ¿Cómo has podido pasar el control de seguridad con esa espada?

-No he pasado el control... Un momento, ¿tú la ves como una espada?

Ella puso sus ojos verdes en blanco.

-Una de dos: o es una espada, o es el cepillo de dientes más grande del mundo-Solté una carcajada y me sorprendió que ninguno de los dos me oyera mientras la pelirroja soltaba una sarta de preguntas.

-No ves una espada. Es sólo un bolígrafo-Percy chasqueó sus dedos delante de los ojos de la pelirroja y ella parpadeó.

-Qué va. Es una espada. Vaya tipo más raro...

Me revolqué en el piso agarrándome la panza mientras me descojonaba de la risa. Es que solo a Percy le pasaban estas cosas... Por los dioses...

-¿Y tú quién eres?

Ella resopló indignada y de repente todo su cuerpo se tensó como si se hubiera golpeado el dedo chiquito del pie. Bruscamente movió su rostro en mi dirección y sus ojos brillaron, literalmente, de un verde ultratumba.

-Rachel Elizabeth Dare-La voz que salió de su boca no parecía provenir de este mundo y eso me causaba escalofríos.

Una especie de neblina verde inundó mi campo de visión y el escenario volvió a cambiar. Volví a ver a la chica pelirroja, Rachel. Ella corría mientras yo la seguía por lo que parecía un oscuro pasillo subterráneo.

Chele y los dioses del Olimpo (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora